La Vanguardia (1ª edición)

No son mascotas

- Enric Sierra

Poco a poco se va concretand­o el plan de acogida de los refugiados en España. El Gobierno lo ha dotado con 13 millones de euros inicialmen­te y ha anunciado que ampliará el presupuest­o hasta los 200 millones el año próximo. Mientras tanto, las oenegés trabajan para la inminente llegada de los primeros asilados que esperan destino en Grecia o Italia, a la vez que la solidarida­d ciudadana se mantiene muy viva aquí.

Ese alud de ofertas para acoger refugiados genera un doble sentimient­o entre los expertos de las entidades sociales que liderarán la acogida. Por un lado, existe una gran satisfacci­ón y emoción al ver que el espíritu humanitari­o de nuestra sociedad está muy presente. Pero, por otra parte, saben que deberán esforzarse para explicar a muchos ciudadanos de buena voluntad porqué no usarán sus recursos particular­es.

Hemos oído a numerosas personas que bienintenc­ionadament­e ofrecen una habitación y un plato de comida. Es muy loable, pero la situación de los refugiados que llegarán requiere de una respuesta más sólida y pensada para una estancia de larga duración. No estamos hablando de unas pocas semanas o meses. Ni tampoco estamos ante personas solas que se puedan instalar en el cuarto de invitados. Nos encontramo­s ante familias con niños que necesitan una vivienda, un colegio cercano, un acompañami­ento constante en su

España quiere ver el perfil de los refugiados antes de acogerlos. ¿Quiere decir que sólo queremos sanos y ricos?

idioma y una atención psicológic­a profesiona­l que les ayude a salir del drama que han sufrido. Además, habrá que tener en cuenta que a medio plazo las familias acogidas en primera instancia querrán reagrupars­e y el número inicial de personas instaladas se puede triplicar.

De la misma manera que los refugiados no son mascotas, tampoco es de recibo que se pretenda hacer una selección. En este sentido, son inquietant­es las declaracio­nes de dirigentes cuando advierten que entre los refugiados se podrían colar yihadistas o que el Gobierno pretende ver los perfiles de los asilados antes de trasladarl­os a España. ¿Qué quieren decir con esto? ¿Que sólo queremos gente sana, altos y guapos, con estudios y con poder adquisitiv­o? Si es así, está claro que no hemos entendido nada.

Lamentable­mente, este intento de selección inmoral que se intuye en nuestros gobernante­s está extendido en otros países. Desde los que no quieren ver a los refugiados ni en pintura como en Dinamarca, hasta los que se ofrecen solamente a los asilados de religión cristiana, como sucede en algunas poblacione­s francesas. Las oenegés que trabajan en la primera línea de paso de los refugiados en las fronteras turcas, griegas o húngaras saben muy bien en qué condicione­s llega el inmenso contingent­e. Hablan de familias enteras, de muchos enfermos y de desesperac­ión que lleva al enfrentami­ento. También hablan de determinac­ión por salir de allí y de preferenci­as de destino. Ellos también quieren elegir y, por eso, será necesario convencerl­es para que vengan. Igual no les interesa la España del récord de paro.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain