La Vanguardia (1ª edición)

La clave de las manos es la voluntarie­dad

- XAVIER G. LUQUE Barcelona

¿Cuántos penaltis se comió Mateu Lahoz en el partido del Calderón? Hasta cuatro manos en las áreas se reclamaron durante el partido: Giménez corta un centro de Rakitic (minuto 3), otra vez Giménez tras un remate de Neymar (m. 35), Mascherano ante un centro de Fernando Torres (m. 49) y finalmente Godín al desviar un remate a puerta de Neymar (m. 67).

El reglamento de la FIFA es muy conciso: la sanción debe existir si el jugador “toca el balón deliberada­mente con las manos”. No hay más. Y se aclara que para determinar si hay o no voluntarie­dad el árbitro debe analizar dos factores: si existe movimiento de la mano hacia el balón (no del balón a la mano) y, atención, la distancia entre el adversario y la mano.

Se trata en definitiva de que, si el infractor desplaza claramente su brazo para golpear el esférico se señale la falta. Pero que, si no es así, si el balón va a la mano, el árbitro decida si el presunto infractor tenía tiempo de reacción, si podía retirar la mano antes de que llegara el balón o no.

Es evidente que, en los cuatro casos citados, no hay un movimiento flagrante de la mano para golpear el balón. Y que por consiguien­te las cuatro jugadas polémicas entran en el mismo apartado: cuando el árbitro debe analizar –en décimas de segundo– si el defensor podía, o no, apartar la mano. Si la distancia entre el golpeo del atacante y el choque con el brazo o la mano era suficiente para que el defensor pudiera apartar el miembro.

Mateu Lahoz decidió, en los cuatro casos, que no existió voluntarie­dad. Y no pitó nada. En cambio, Gil Manzano, en el Madrid-Barça de la pasada temporada, sí castigó a Piqué en una jugada similar. “Jugar el balón con el brazo, cortando la posibilida­d de ser jugado por un adversario”, explicó en el acta.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain