Un escalador versátil que apunta al Tour
Fabio Aru nació hace 25 años en San Gavino Monreale, una población sarda de unos 8.000 habitantes situada a 45 kilómetros de Cagliari. Hijo de un agricultor y de una maestra, recibió una educación basada en las lenguas clásicas y a los 18 años dejó su Cerdeña natal para instalarse en las afueras de Bérgamo. Para ser ciclista. “Fue como si me arrancaran” explica. No le gusta definirse como un escalador puro. Su rendimiento en la contrarreloj de Burgos demuestra que es más versátil. Pero ya ha sido tercero y segundo en el Giro (2014 y 2015) y quinto y campeón en la Vuelta (en los mismo años), éxitos y plazas de honor que sólo están al alcance de los ciclistas completos . Se proclama antes sardo que italiano y no tuvo problemas en lucir ‘sos bator moros’ (los cuatro moros) de una gran bandera de Cerdeña en el podio final del sábado, cuando conquistó el liderato de la carrera, y de nuevo ayer en la ceremonia final de la Vuelta, en Madrid. Religioso (“tengo fe y soy de ir a misa los domingos”), muy cercano a los aficionados, de lágrima fácil, le gusta destacar que el éxito no le ha cambiado: “Soy el mismo, la fama no me ha hecho distinto. Sólo que mi vida privada ahora lo es menos”. Acaba de hacer realidad “un sueño que tenía desde que empecé”, según sus propias palabras. Ahora el próximo reto es evidente: debutar en el Tour de Francia. Pero en su equipo también corre un tal Vincenzo Nibali...