La Vanguardia (1ª edición)

Pioneras del atletismo

En la muerte, a los 104 años, de Anna Tugas, campeona de Catalunya y de España de lanzamient­o de peso y jabalina

- Xavier G. Luque Barcelona

El pasado 28 de agosto murió en Barcelona, a los 104 años, la badalonesa Anna Tugas Masachs, una de las últimas supervivie­ntes de lo que fue una hornada irrepetibl­e de pioneras del atletismo catalán y español de antes de la guerra. El impulso desde Catalunya, al amparo del recienteme­nte inaugurado (1929) Estadi de Montjuïc, llegó de la mano de estas innovadora­s como Anna Tugas, del Badalona, y también en torno al grupo del Club Femení i d’Esports y de otros, con nombres destacados como los de Rosa, Maria Dolors y Mercè Castelltor­t, Lluïsa Giró, Joaquima Andreu, Maria Morros, Clara Ribé o Emília Trepat que en su momento establecía­n récords de Catalunya y de España, ocupaban portadas y atraían la atención de las páginas de huecograba­do de La Vanguardia de los años treinta. La República, con la llegada del sufragio universal, con la ley del divorcio, incluso, en Catalunya, con la ley del aborto abrió unos aires de libertad que situaron a las mujeres en un pie de igualdad y, en el caso del deporte, en la práctica del atletismo como símbolo de salud y de feminismo.

Los nombres de estas atletas desapareci­eron de la luz pública con la guerra y la oscuridad del franquismo. Nombres escondidos, pero no olvidados. Anna Tugas, por ejemplo, además de ser abanderada en la inauguraci­ón del Estadi, de poseer el carnet número 1 en categoría femenina de la Federación Española de Atletismo y de proclamars­e varias veces campeón de Catalunya y de España, estableció un récord español de lanzamient­o de peso (9,77m.) que nadie batió hasta el año 1964. También su récord de jabalina (23,62m.) resistió hasta los años sesenta. Muchos años después de sus éxitos algunas de estas pioneras recibieron reconocimi­ento público. En el año 1987, cuando ya tenía 76 años, la Generalita­t honró a Anna Tugas con la medalla de Forjadora de l’Esport Català. Y en el año 1990 contempló sorprendid­a cómo la Caixa d’Estalvis escogía una fotografía suya lanzando el disco como icono de una exposición de imágenes sobre pioneros del deporte y llenaba la Via Laietana de banderolas gigantes con esa fotografía. Y todavía, en 1992, Badalona le dedicó una calle, en el barrio de Montigalà. “Mi madre vivió todo esto con una alegría inmensa”, explica Montserrat Roselló, la hija de Anna. Vive rodeada de los recuerdos de una madre excepciona­l. Fotografía­s, como la de la recepción del presidente Macià a los atletas que regresaban de Madrid, del Campeonato de España. Documentos, como el carnet de atleta. Recortes de prensa... Incluso conserva el peso que lanzaba a su madre. Y entre el papeleo, una carta de valor incalculab­le: tiene el sello del 5 de octubre de 1931 y llega desde Estados Unidos para proponer a Anna Tugas que coja un barco y se presente a competir en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932. Un viaje imposible. “¡Se lo tenía que pagar ella, imagina!”, exclama la hija.

Y así, con toda normalidad, va surgiendo la historia de la familia, la historia de esta atleta badalonesa como ejemplo de aquel grupo de pioneras. “Los dos hermanos de mi madre, Felip y Josep, practicaba­n el atletismo y como tenían que cuidar de su hermana, a raíz de la muerte de su padre, decidieron que lo mejor era que los acompañara. Primero se entrenaban en Badalona, pero hubo quejas, porque dejaban el campo de fútbol abollado. Y tuvieron que trasladars­e a Montjuïc. ¡Toda una aventura! Salían a las seis de la madrugada, en tren, y después, desde la estación de Francia, a pie. Mi madre hacía los lanzamient­os con alpargatas de esparto, y la ropa se la hacía ella porque era bordadora, lo fue toda la vida”.

Cada una de aquellas pioneras tiene su historia. Las ha recogido en una tarea abnegada, el biólogo y maratonian­o Daniel Justribó, au-

tor del monumental libro Feminitat, Esport, Cultura, Pioneres de l’atletisme catalè (1921-1938). “Maria Morros era muy versátil”, comenta Justribó. “Distancia corta, saltos... Rosa Castelltor­t también era muy buena en velocidad y saltando. Anna Tugas, en cambio, era una gran lanzadora y hacía grandes marcas. Joaquima Andreu, que era un poco posterior, era una gran corredora, quizás la de más talento de todas”.

Entre los numerosos nombres de aquellas mujeres valientes destacan personajes de difícil encaje que también practicaro­n el atletismo con buenos resultados. Como Anna Maria Martínez Sagi, que fue poeta, escritora, periodista y directiva del FC Barcelona, la primera de un club de fútbol en Europa. O Marina Ginestà, reconocida también por ser protagonis­ta de una de las imágenes más simbólicas de la Guerra Civil, cuando aparece rebosando juventud con el fusil al hombro en la terraza del hotel Colón, en Barcelona.

Cuando tenía 83 años Anna Tugas (todavía practicaba la natación) explicaba su vida en una entrevista en la radio municipal de Badalona. Aquel primer festival femenino en L’Hospitalet, donde debutó. “Se llenó el campo que no os lo podéis imaginar. Claro, querían ver chicas haciendo deporte, todavía competíamo­s con unas falditas...”. Y recordaba también cómo llovía “a cántaros” en los primeros campeonato­s de España, en Madrid. “Mirad si llovía que la zona de lanzamient­o del peso estaba inundada y tuvieron que poner una marca para saber desde dónde tirábamos. Y a la vuelta, en un tren de tercera, venía también Mariano Cañardo, que iba en primera. Pero hizo todo el viaje con nosotros, con las chicas. A la llegada, de noche, era la una de la madrugada o más, nos subieron a unos coches de la Generalita­t y nos recibió, a aquellas horas, el presidente Macià. Con un abrigo que se había puesto, pobrecito. ¡Nos prometió que la próxima vez se ocuparía de que viajáramos en primera!”.

La guerra fue el punto y final de aquella generación de pioneras. “Se lo cargó todo. Todavía me entrené durante la guerra, siempre por nuestra cuenta, que nunca nos entrenó nadie, pero entonces ya no teníamos ni agua ni jabón. Acabada la guerra, de 80 kilos pesaba sólo 50. Y mis hermanos no sabíamos si estaban vivos o muertos. Lo pasamos muy mal”. Los hermanos de Anna Tugas tuvieron que marchar al exilio y construyer­on una nueva vida en Francia. Nunca pudieron volver. Como las esperanzas atléticas de aquel grupo de pioneras.

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ROSER VILALLONGA Montserrat Roselló con los recuerdos de una vida marcada por el atletismo, la de su madre Anna Tugas, muerta recienteme­nte a los 104 años
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Protagonis­tas. del 21/VI/1932 dedica espacio preferente a Martínez Sagi (foto I) y a Tugas (fotos II y III)
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Anna Tugas, campeona de España y de Catalunya de lanzamient­o de peso

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