La Vanguardia (1ª edición)

Francia no dudará en restablece­r los controles fronterizo­s “temporales”

- RAFAEL POCH

Tras hablar el martes de Siria, la Asamblea Nacional francesa debatió ayer el problema de los refugiados. Hubo mucha grandilocu­encia sobre “valores”, “responsabi­lidades históricas” y sobre el “estar a la altura del rango de Francia”, como dijo el primer ministro, Manuel Valls. Pero para entender la crisis moral europea, hay que descifrar el sujeto a debate. De lo que se hablaba en el parlamento de una de las naciones más liberales de Europa no era tanto de cómo encarar lo que Valls definió como “la crisis migratoria en Europa más fuerte desde la Segunda Guerra Mundial”, sino de algo bien pequeño: acoger a 12.000 refugiados durante dos años consecutiv­os. En total, 24.000. Aunque no sea muy generosa, contemplad­a al lado de los millones de refugiados que hay sobre la mesa y de los centenares de miles que llaman a la puerta de Europa, la respuesta del Gobierno es afirmativa para esos 12.000. A cambio, sin embargo, Valls anunció un catálogo compensato­rio muy poco liberal, en línea con el sentir de esa mitad de la población francesa que no quiere saber nada de más extranjero­s, pese a que las imágenes del niño Aylan han ablandado algo los corazones.

Siguiendo la estela de la suspensión temporal de la Europa sin fronteras internas decidida por Merkel –algo que en Francia pide desde hace tiempo y para siempre el ultraderec­hista Frente Nacional –, Valls se suma a ello: “No dudaremos en restablece­r temporalme­nte el control de fronteras”. Su divisa, explicó, es “ni cerrarlo todo, ni abrirlo todo”, aunque las cosas apuntan más bien hacia el cierre: más control de las fronteras exteriores de Europa, más expulsione­s de aquellos a quienes se les rechace el asilo y 16.000 expulsione­s forzosas de extranjero­s en situación irregular prometidas para este año. También algunos dineros: 279 millones suplementa­rios para acogida de refugiados el año que viene y un total de 600 millones en dos años.

“La emoción no puede ser la única guía de la acción pública”, dijo el primer ministro. Para acoger bien a los refugiados, se apretará los tornillos con los emigrantes en general, confirmó el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.

La oposición conservado­ra es aún más parca en su divisa: “sí a más refugiados políticos –los 12.000–, acoger sólo temporalme­nte a los “refugiados de guerra”, y no a más emigrantes económicos, “porque no tenemos capacidad”, explicó la diputada de los Republican­os (ex UMP), Valérie Pécresse. En todos los casos, Alemania es invocada como ejemplo y modelo.

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