Paula y Júlia, en la Via
Magistrados del TS y del TC asisten a la celebración de la Diada en Madrid
Yo soy abuelo desde hace cuatro años, y soy un abuelo responsable”, confesó anoche Jordi Vilajoana, que después de nueve años en Madrid –como diputado y senador– volvió a casa como secretario general de Presidència, a la vera de Artur Mas.
Las nietas de Vilajoana se llaman Paula y Júlia y, según su abuelo, “lo último que querría es que les pasara algo”. Todo esto lo explicó para desmentir la “ficción” que, según denunció previamente Josep Martí –secretario de comunicación del Govern–, muchos medios de comunicación de Madrid construyen de una Catalunya dominada por “iluminados, totalitarios o nazis”.
No, Vilajoana es un abuelo responsable y llevó de las manitas a sus nietas a la manifestación de la Diada del pasado viernes –la llamada Via Lliure–, con sus hijos y yernos. En la Meridiana, explicó, no se reunieron un millón y medio de salvajes exaltados: “No, es la fiesta de la gente. Y ni siquiera caminamos. Como hay tanta gente, estamos en el mismo sitio dos o tres horas y cuando nos dicen que se ha acabado, pues nos vamos tranquilamente a casa”.
En este tono didáctico y pacífico, sin exaltaciones, Vilajoana quiso explicar en la capital del reino qué es lo que está pasando en Catalunya. Y lo hizo aprovechando la celebración de la Diada ayer en el centro cultural Blanquerna, sede de
“Si un día nos tenemos que separar, España será nuestro primer colega”, asegura Jordi Vilajoana
la delegación de la Generalitat en Madrid que acaba de cumplir sus primeros diez años en la esquina de la calle Alcalá 44. Toda esa gente que se apretujó el pasado viernes en la Meridiana, aseguró, “querían ejercer el derecho a decidir y poder decidir qué nación quieren y qué Estado quieren para Catalunya”.
Sin acritudes, Vilajoana insistió en lanzar un mensaje de amistad a España. “Queremos una solución que permita que tengamos unas magníficas relaciones con España. Buscaremos las mejores fórmulas de cooperación, para que la relación sea lo más fructífera y potente posible con España. No renunciaremos a los lazos con España”, reiteró.
Lo hizo ante un escaso –lloviznaba en la calle y el Barça jugaba la Champions– pero selecto auditorio, entre el que se encontraban los magistrados Fernando Salinas y Jordi Agustí, del Tribunal Supremo, o Yolanda Bardají, del Tribunal Constitucional. También el diplomático Carles Casajuana y representantes de las embajadas de Alemania y la República Checa, actores como Pepe Martín, Assumpta Serna o Francesc Albiol, y la exdiputada del PSC Rocío Martínez Sampere, recién instalada en Madrid. También el último delegado de la Generalitat en Madrid, Josep Maria Bosch, que dimitió del cargo el pasado julio tras la ruptura de CiU.
Ante todos ellos, Vilajoana zanjó: “Si un día nos tenemos que separar, España será nuestro primer colega”. El violonchelista Diego Flores, de la Esmuc, cerró el acto interpretando a Pau Casals.