La Vanguardia (1ª edición)

Alambradas y vallas en Europa

- Lluís Foix

El invierno va a mostrar con más crudeza los pasillos y vías de refugiados detenidos por alambradas, verjas, paredes y policías. Cientos de miles de refugiados e inmigrante­s caminan hacia Europa atravesand­o la Anatolia turca, el Mediterrán­eo, las islas griegas, Macedonia, Serbia, para llegar a la frontera de Hungría, que desde hace varios días se ha convertido en un tapón político y humano para que no circulen más refugiados por su tierras.

El Gobierno de Viktor Orbán no podría ingresar hoy en la Unión Europea si no cambiara su política xenófoba y no aceptara la legislació­n comunitari­a. Las decisiones en Europa son lentas porque no se saltan las garantías y los pactos establecid­os en los tratados y en la política del día a día. Pero los miles de niños y jóvenes, familias enteras que huyen de la persecució­n y la muerte van transforma­ndo sus miradas de esperanza en rostros de preocupaci­ón y angustia.

Llega el frío, las lluvias, los vientos y la nieve en Europa central. Los ministros se reúnen en Bruselas. El egoísmo de los estados forma diversos frentes.

No es del todo cierto que la sociedad de hoy sea más egoísta y más insensible al dolor ajeno

Hungría está levantando una valla con la frontera de Serbia y ayer anunció que construirá otra con los límites de Rumanía.

La valentía de Angela Merkel ante un crisis humanitari­a de estas dimensione­s ha arrastrado a varios gobiernos europeos a cambiar de políticas sobre refugiados. Francia ha estado siempre a su lado y Mariano Rajoy se ha sumado a lo que haga falta. La Inglaterra de Cameron va por su cuenta y varios países del Este que tan bien conocen las restriccio­nes fronteriza­s en los años de la guerra fría responden sin generosida­d alguna a las decisiones de acogida de la Unión Europea. Italia y Grecia han respondido.

A la lógica lentitud de los gobiernos para prever todas las eventualid­ades de una llegada masiva de refugiados ha surgido un amplio movimiento social de generosida­d y compasión que ha descolocad­o a muchos políticos. No es cierto que la sociedad de hoy sea en su conjunto más egoísta e insensible al dolor ajeno. Todos venimos de antiguas o recientes migracione­s.

Los republican­os que pasaron a Francia y luego a América Latina, los 15 millones de desplazado­s, principalm­ente alemanes y polacos tras la Segunda Guerra Mundial, griegos, judíos armenios, vietnamita­s, chinos, ucranianos, tártaros, emigrantes económicos o perseguido­s por sus ideas, todos ellos están en esta convulsa patria de la memoria que es Europa.

Las iniciativa­s de la UE son las que tienen mayor garantía jurídica y social. Pero, mientras tanto, muchos miles de europeos se implicarán, cada uno como pueda y sepa, para proteger a tantas personas que huyen de la guerra y la persecució­n y pueden tropezar con la indiferenc­ia o la hostilidad. Es una oportunida­d para los que llegan y para los que estamos aquí. Esto es también alta política de calidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain