La Vanguardia (1ª edición)

“Esas hordas salvajes”

Embestida de la Iglesia católica polaca más integrista contra la oleada de refugiados

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

La oposición nacionalis­ta polaca no comparte el giro del Gobierno polaco –que finalmente acepta el número de refugiados acordado con la Comisión Europea– y continúa rechazando a refugiados e inmigrante­s en una campaña de odio y desprecio que adquiere una virulencia asombrosa y que horroriza a aquellos que recuerdan como hace muy poco los propios polacos pedían y recibían el trato solidario de refugiados e inmigrante­s en países de Europa occidental, cuando huían de represalia­s comunistas o viajaban en busca de una vida mejor.

Cabalgando sobre la ola de temores y la ignorancia de polacos de a pie, un pueblo étnica y religiosam­ente homogéneo desde la Segunda Guerra Mundial, el líder del partido nacionalca­tólico, Jaroslaw Kaczynski, encabezó la semana pasada una auténtica cruzada en el Parlamento contra la aceptación de los refugiados que dejó desconcert­ados al Gobierno y gran parte de la opinión pública.

Kaczynski negó al Ejecutivo todo derecho a tomar la decisión en hombre del pueblo polaco y rechazó acoger a refugiados “porque pondrían en peligro, de una manera violenta y agresiva, nuestra seguridad, vida cotidiana, vida pública y nuestra libertad e identidad”... “¿Queremos que, como en Italia, los templos se conviertan en urinarios? ¿O como pasa en Suecia, donde hay zonas en que se impone la charia?”, preguntaba el líder de la oposición.

Otros acólitos nacionalca­tólicos arremetier­on contra el Gobierno y contra el “dictado de Alemania”, poniendo la voz de alarma ante lo que califican de importació­n no sólo de una fe hostil al catolicism­o, sino de terrorista­s declarados que volarían bebes polacos. La portada del principal órgano de propaganda nacionalis­ta, la revista wSieci, publicó en portada la foto de la jefa de Gobierno vestida con un hiyab y empuñando cartuchos de dinamita con el título: “Ewa Kopacz nos trae el infierno por orden de Berlín”.

La jefa del Ejecutivo no pudo contener su indignació­n: “Quiero preguntar al primer católico y defensor de la vida: ¿qué precio fija usted para la vida de un hombre?”, exclamó. “Los defensores de la vida no nacida, ¿no sabéis mostrar solidarida­d con quienes están muriendo? ¿Estáis viendo a terrorista­s en cada esquina? ¿Alguien pone en peligro la vida de los polacos? ¿Acaso un pueblo de casi 40 millones de habitantes no es capaz de un gesto de solidarida­d hacia quienes huyen de la muerte y piden socorro?”.

Al coro de nacionalca­tólicos decididos a cosechar el voto del miedo en las próximas elecciones parlamenta­rias en octubre, a las que acudirán como favoritos, se van sumando algunos sacerdotes, desafiando exhortacio­nes a la solidarida­d y caridad cristiana formuladas recienteme­nte por el Papa y algunos obispos polacos.

“Es difícil ver a refugiados en esas hordas salvajes que asaltan la policía en Hungría, Austria y Grecia”, escribe el padre Jacek Jan Pawłowicz, doctor de Teología. “Estos salvajes no tienen nada que ver, quieren llegar a Occidente seducidos por el Estado de bienestar”.

“No voy a aceptar a refugiados en mi parroquia –escribe el padre Ryszard Winiarski, párroco de Dorohusk, en la popular revista católica militante Fronda–. No quiero que nadie invite a mi casa a quienes son peligrosos”. Y acto seguido explica: “El Corán insulta mis sentimient­os religiosos porque niega la divinidad a Cristo –añade–. En los países musulmanes no hay democracia, no hay derechos del hombre, no hay libertad, sobre todo para nuestros hermanos cristianos, que sufren represalia­s”.

En una homilía del pasado domingo, el obispo Piotr Libera refutó las acusacione­s de la prensa europea recurriend­o a la historia de las relaciones entre Polonia y la orden de los Caballeros Teutónicos invitados a Polonia en el siglo XIV y que se convirtier­on en una potencia militar rival y futuro Reino de Prusia. “Los polacos no somos xenófobos ni poco hospitalar­ios. Somos sabios que sabemos escarmenta­r. La lección que sacamos de las luchas contra

“¿Queremos que, como en Italia, los templos se conviertan en urinarios?”, dice el líder opositor polaco “El Corán insulta mis sentimient­os religiosos porque niega la divinidad a Cristo”, afirma un sacerdote

los Caballeros Teutónicos la tenemos para siempre: si dejas entrar al extraño en una casa en construcci­ón, pequeña y pobre, tendrás problemas muy gordos. Ya sabemos los problemas que se buscaron en Francia, Alemania y Austria, si bien sus casas son más grandes y más ricas. Y todo en nombre de una ideología morbosa, ¡el pluralismo que considera buenas todas las culturas y religiones, salvo la suya propia, la cristiana, de la que abjuran y contra la que luchan!”.

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NIKOLAY DOYCHINOV / AFP Migrantes y refugiados haciendo ayer cola en un campo para ser registrado­s tras entrar en Macedonia desde Grecia

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