La Vanguardia (1ª edición)

Una corredora adicta a la montaña

- ROSA M. BOSCH

LA ATLETA SUECA DE 28 AÑOS, LICENCIADA EN BIOLOGÍA EN LA ESPECIALID­AD DE MEDIO AMBIENTE, DISFRUTA CULMINANDO CARRERAS DE 50, 60 O 100 KILÓMETROS, ESQUIANDO O ESCALANDO PAREDES DE VÉRTIGO Y TAMBIÉN HORNEANDO PANES Y BOLLOS EN SU CASA DE LOS ALPES FRANCESES. COMPARTE SUS RECETAS CON UNA LEGIÓN DE SEGUIDORES EN LAS REDES SOCIALES. CON KILIAN JORNET, CONSIDERAD­O EL MEJOR CORREDOR DE MONTAÑA DEL MUNDO, FORMA UNA PAREJA DE VÉRTIGO: AMBOS GANARON LA ÚLTIMA ULTRAPIRIN­EU, EN EL PARC NATURAL DEL CADÍMOIXER­Ó, Y ALIMENTAN SU GRAN PASIÓN POR LAS CIMAS Y LA NATURALEZA

“Soy salvaje, crecí en Härnösand, un pueblo al norte de Suecia donde en invierno solo tenemos dos horas de sol”, suelta una sonriente Emelie Forsberg, reciente vencedora de la Ultrapirin­eu, una supercarre­ra de 110 kilómetros en el parque natural del Cadí-Moixeró. Su pareja, Kilian Jornet, ganó la prueba masculina en unas montañas que conoce muy bien, entre el Berguedà y la Cerdanya. Con esta última victoria, Forsberg, de 28 años, consigue su tercera Copa del Mundo de larga distancia y se consolida como una de las mejores corredoras de esta especialid­ad.

La montaña es su hábitat natural. Subiendo y bajando picos, haciendo travesías o escalando se crece y es feliz. La naturaleza le da ese plus de energía que la hace ir más rápido, ser la más veloz. “Este año he corrido unas 20 carreras, entre ellas seis de larga distancia, más o menos las mismas que en el 2014, pero ahora me siento mucho mejor. En este deporte, lo más importante es tener la mente fresca y encontrar el equilibrio entre entreno, descanso y actos promociona­les. Ahora, antes de empezar la temporada de esquí, el próximo noviembre, me tomaré unas vacaciones”, cuenta la atleta que ha instalado su campo base en los Alpes franceses, cerca de Chamonix, pero con un pie en su querido Tromso, localidad en el norte de Noruega, donde vivió una temporada y a la que regresa siempre que puede. Con Jornet este verano han organizado la segunda edición de la Tromso Sky Race, una exigente prueba de 45 kilómetros y 4.400 metros de cuestas que ella, cómo no, ganó. Jornet, que este mes cumple 28 años, se puso en esta ocasión al otro lado de la barrera para ejercer de director.

A las victorias en la Ultrapirin­eu y la Tromso Sky Race, se han sumado este 2015 la Transvulca­nia (74 kilómetros, en la isla de la Palma), la Glen Coe (50 km y 4.300 metros de subidas, en Escocia), la Ice Trail Tarentaise (65 km, en Francia) y The Rut (50 km, en Montana, EE.UU.). También manda en carreras de otro formato: en la Mount Marathon de Alaska, con un vertiginos­o y extremadam­ente técnico recorrido de cinco kilómetros y un desnivel de casi mil metros, tanto ella como Kilian consiguier­on récords con tiempos de 47’47’’ y 41’48’’, respectiva­mente. Extremadam­ente discretos, amantes de la soledad y tranquilid­ad que les procura la naturaleza más agreste, ya se les conoce como la ultraparej­a. Cuenta Emelie que cuando salen a entrenar juntos “Kilian baja su ritmo para adaptarse al mío, también hacemos series. Es bonito compartir la misma pasión”. En los Alpes o en Noruega, fieles a su estilo minimalist­a, emprenden travesías, practican el esquí extremo y escalan paredes escondidas. La montaña es su vida.

Forsberg era una auténtica desconocid­a hasta que en 2012 irrumpió a lo grande en este mundo consiguien­do la tercera posición en el Zegama-Aizkorri, en el País Vasco, considerad­o uno de los maratones más duros del mundo y que al año siguiente ganó. También acabó tercera en la Cavalls del Vent, la actual Ultrapirin­eu. Desde su primera Zegama-Aizcorri su progresión ha sido ascendente. A sus privilegia­das condicione­s físicas hay que sumar un feroz entusiasmo y una cabeza muy bien amueblada.

“Siempre he sido una chica muy activa; de pequeña, en Suecia, hacía de todo, baloncesto, fútbol, esquí de montaña... A los 14 años empecé a escalar, aunque en Suecia el pico más alto no llega a los 2.200 metros (el Kednekaise, de 2.103 metros, que forma parte de los Alpes escandinav­os). Fue a los 21 cuando me di cuenta

En la temporada de invierno, compite en esquí de montaña con la selección nacional de Suecia

que me encantaba correr. En invierno también hago esquí de montaña con el equipo de la selección nacional de mi país”, sigue explicando en un hostal en el centro de Bagà, en el Berguedà, un día antes de su Ultrapirin­eu. A pocos metros, Jornet encadena entrevista tras entrevista.

Muy competitiv­a, le gusta marcarse desafíos, como el récord de velocidad subiendo y bajando el citado Kebnekaise, el año pasado. Tardó una hora y 25 minutos en salvar los siete kilómetros y 1.400 metros de desnivel positivo para llegar a la cima. En el descenso empleó 35 minutos. En diciembre de 2014 intentó ser la más rápida en el Aconcagua (6.962 metros), por las mismas fechas que Jornet lograba su marca de 12 horas y 49 minutos, que apenas dos meses después rompería el suizo-ecuatorian­o Karl Egloff, con un tiempo de 11h52’. En esta ocasión, Forsberg no consiguió su objetivo.

La Ultrapirin­eu, que a sus 110 kilómetros suma 6.800 metros de cuestas, era su gran examen, el recorrido más largo que emprendía desde 2013, cuando finalizó segunda en la Diagonal des Fous de la Isla Reunión, una seductora salvajada de 162 kilómetros. Cruzó la meta de Bagà tras 13 horas y 39 minutos corriendo; en los puntos de avituallam­iento apenas se detenía unos segundos para ingerir algún alimento. La nepalí Mira Rai llegaba cuatro minutos más tarde y la catalana Núria Picas, media hora después.

Cuando está en casa entrena entre 25 y 30 horas a la semana y cultiva una de sus grandes aficio- nes, la cocina, y en especial la repostería y la panadería. “Trabajé como pastelera en Suecia, no soy una chef pero me encanta preparar platos, hornear diferentes tipos de galletas y de panes”. Algunos de los ingredient­es que utiliza en sus platos los obtiene en el jardín de su casa de los Alpes, donde cuida un huerto ecológico, o en el bosque, donde recolecta todo tipo de frutos y setas. Periódicam­ente alimenta su blog Reci

pes from a mountain lover con nuevas recetas que también comparte con sus seguidores en las redes sociales. Su última creación son unos bollos con harina de centeno, albaricoqu­es, bayas de Goji, avellanas y nueces.

Licenciada en Biología en la especialid­ad de medio ambiente, dice que este es un campo que le interesa muchísimo, “pero ahora mismo estoy inmersa en tantas actividade­s que tengo que ver cómo evoluciona cada una de ellas para poder decidir mi futuro. También me gustaría estudiar Fisiología”.

Con la Ultrapirin­eu, ambos han cerrado su temporada de ultracarre­ras. Pero la actividad alpina no cesa. Están enganchado­s a la montaña. “¿Mis vacaciones? Estoy buscando un sitio para hacer un retiro de yoga”, apunta Emelie, practicant­e de esta disciplina ancestral que le ayuda a compensar el gran esfuerzo físico y mental que comportan recorridos interminab­les. Kilian comenta que tras un próximo viaje para atender a medios de comunicaci­ón en Malasia y Hong Kong, regresará a Nepal, en solitario, sin planes concretos, para disfrutar durante dos semanas de sus cimas. No será hasta otoño del 2016 cuando buscará un récord de velocidad en el Everest, por la cara norte, por el corredor Hornbein o el Norton, en territorio tibetano.

“Me fascina el Himalaya –indica Emelie–. El año pasado estuve en el valle del Khumbu, subí dos seismiles, pero ahora me gusta ir rápido y a 8.000 metros de altitud no puedes correr...”.

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La atleta sueca con su pareja, Kilian Jornet, entrenando juntos
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QUIM FARRERO Forsberg en la Ultrapirin­eu, el pasado día 19, en el Cadí-Moixeró
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