“Este Papa es un animal político que está haciendo algo revolucionario”
DARÍO GRANDINETTI, ACTOR
La película que protagoniza y aún se puede ver en los cines españoles, Francisco: el padre Jorge, está dando la vuelta al mundo ayudada por la fascinación que genera la revolución que viene realizando en la Iglesia el Papa argentino. Pero además de mostrar el camino tomado por el cardenal Bergoglio desde el descubrimiento de su vocación hasta convertirse en Su Santidad, el film ha servido para que muchos redescubrieran a Darío Grandinetti (56 años), un actor con una vasta trayectoria que ha incluido numerosos éxitos en el cine de su país y una colaboración con Pedro Almodóvar en Hable con ella. Quien también protagonizó el primer episodio de la nominada al Oscar Relatos salvajes mantiene su racha con un papel para el director manchego en la inminente Silencio.
¿Tener que interpretar a una persona a la que conoce todo el mundo, hizo el papel más atractivo o le provocó dudas? A mí el papel me resultó mucho más atractivo porque este Papa está siempre haciendo lo que dice. La dirección de su postura política a mí me atrae mucho, ade- más del halago para el ego que significa que te convoquen para hacer a un Papa. En este caso, personalmente, a mí me gusta este Papa, no sólo por ser argentino, sino principalmente por la dirección de su tarea pastoral. Es un hombre con gran conciencia política y que está llevando a cabo algo que va a ser revolucionario.
¿Conocerle como cardenal en Argentina le permitió encarar el otro papel con más familiaridad? No, porque no lo tenía observado de antes.
¿Cómo fue su trabajo para representarle lo mejor posible en
la pantalla? Estudié mucho. A él lo vi bastante, leí muchas cosas, también hablé con gente muy cercana a él, que lo conocía de antes. Además tuve la posibilidad de ir a verlo y observarlo un poco. Verlo personalmente me quitó algunos fantasmas. Me sirvió ver el comportamiento físico que tiene, porque yo tenía algunas dudas sobre cómo encarar el papel. Y después uno toma la decisión junto con el director, en este caso también con el maquillador, de ver qué tipo de maquillaje se usaba. Pero fundamentalmente, lo observé y lo escuché mucho, me sirvió oírlo sin mirarlo. No porque fuera a imitar su voz, porque no lo hice, pero más por la manía que tengo de sacar su forma de hablar.
No se parece a Bergoglio... Es cierto. A mí me ha tocado muchas veces hacer personajes reales, y la verdad que no me parezco a ninguno, pero siento que uno cuenta con la complicidad del espectador. La gente sabe que yo no soy parecido a Bergoglio igual que ve a Robin Hood y sabe que es Russel Crowe. Si lo que estamos contando es atractivo, y la gente se mete en la historia, el parecido no importa.
¿Qué le preguntaría a Fran- cisco si tuviera la oportunidad de hablar con él?
La preguntaría en qué momento él quiso por primera vez ser Papa. Porque yo creo que él es un hombre político, y casi cometo la grosería de decir “animal político”, pero me refiero a su instinto. Es un hombre con un instinto político muy fuerte. Me parece que en algún momento, esta posibilidad de ascender políticamente en el estado eclesiástico se le tiene que haber cruzado, y no me parece mal, porque visto lo que está haciendo jamás hubiera llegado antes.
Además hay que tener ganas,
a su edad, de meterse en semejante baile... Es verdad. Pero es una prueba más de su condición de político, porque a su edad, no es fácil hacerse cargo de lo que está haciendo; porque es un jefe de Estado. El del Estado más poderoso de la Tierra desde siempre.
¿Le entiende mejor después de haber filmado la película? Sí, pero más que por lo que filmé, por haber leído muchas cosas de él, por haber escuchado comentarios y haber estado en lugares en los que él estuvo y ver cómo lo recuerda la gente, el cariño que le tiene. Todo eso me hizo descubrir a un hombre de una coherencia poco habitual. Uno no está muy acostumbrado a ver gente que hace lo que dice; no ha habido muchos casos en la historia de la humanidad, al menos al nivel de jefes de Estado. Se me ocurren Gandhi, el Che, Jesús, y no cuento más.
¿Le prestó más atención al viaje que hizo por Estados Unidos y por Cuba? Sí, ahora soy un fan. Pero por otro lado, yo consumo política, y el Papa ahora está haciendo cosas que son muy conmocionantes políticamente.
Se le nota muy cómodo en el cine argentino. ¿Nunca pensó en probar suerte en otros horizontes? Sí, claro. Yo estuve a punto de irme a vivir a España, pero no lo hice. También pasó que durante el tiempo en que podía haberme quedado viajaba bastante y en algún momento tuve menos ofertas, algunas no tan interesantes, y además me puse a hacer teatro en Buenos Aires y las temporadas eran largas, no podía irme. De todos modos nunca me lo planteé como algo que me quedó pendiente. Probablemente si me hubiera ido a vivir a España algo habría cambiado, o hubiera tenido más ofertas, hubiese podido tener el acento español y eso me hubiese dado más trabajo... Viajaba a España contento pero me iba de Argentina con mucho dolor, porque dejaba un país que estaba muy mal, con muchísima gente que huía, que se iba a cualquier cosa, veía escenas desgarradoras.
¿De qué año habla? Cuando fui a filmar Hable con ella en el 2001. Después del 2004 las cosas en Argentina empezaron a acomodarse un poco, hasta que se revirtió esa situación. Pero esos años que yo iba a filmar mucho a España eran los peores en Argentina. Era muy triste.
¿De vez en cuando se conecta con ese muchacho de pueblo al que le gustaba jugar al fútbol y al que no le interesaba demasiado ni el cine ni el teatro y se pregunta cómo diablos ha terminado en esto? Todo el tiempo me conecto, porque yo sigo teniendo muchos amigos de mi niñez, de mi juventud y de mi adolescencia. De hecho ahora, este fin de semana, me encontré con amigos míos a los que conozco desde que teníamos 14 años, y yo soñaba con ser jugador de fútbol. Soy de Rosario, y sigo yendo allí, donde sigue estando mi familia. Sí, yo tengo conciencia plena de dónde vengo.
¿Eso ayuda a que no se sienta una estrella de cine? Eso me ayuda mucho. Por eso yo nunca fui un tipo con grandes ambiciones en el trabajo, de decir yo quiero hacer tal personaje, tal película… Sí, siempre quise vivir de mi oficio, ese fue mi primer sueño, pero a mí ni se me cruzaba por la cabeza todo esto. Imagínate, cuando yo tenía 17 años empecé a hacer teatro en Rosario, en la época de la dictadura. ¡Cómo iba a imaginarme todo esto! Por eso lo tengo que tomar tranquilamente y estoy todo el tiempo en contacto conmigo.
¿En algún lugar quedó la frustración de no haber sido jugador profesional de fútbol? No sé qué habría pasado si hubiese aceptado cuando me propusieron firmar para un club... Pero después me di muchos gustos con el fútbol. Por ser actor jugué con ex futbolistas y con futbolistas en actividad. Participé de eventos con ídolos míos, así que me saqué el gusto de alguna manera.
Hablando de ídolos, ¿con qué figura de Hollywood le gustaría trabajar? A mí me gusta mucho Daniel Day-Lewis, pero claro, no es de Hollywood. Hay grandes actores en Estados Unidos con los que me gustaría y sería fantástico trabajar, Pacino, De Niro. Son esos actores que uno ha admirado siempre, pero hay otros un poco más cercanos que también me atraen. Es que, a ver: ¿Yo qué puedo hacer con Daniel Day-Lewis? Pero en cambio puedo fantasear con hacer algo en España con Javier Bardem, que es un gran actor. Siempre puedo estar más cerca de hacer una participación en una película suya.
“Uno no está acostumbrado a ver gente que hace lo que dice y menos a jefes de Estado “No me parezco físicamente a Francisco pero tengo la manía de sacar su forma de hablar”