Sócrates, el rescate de Passos
El ex primer ministro socialista sale de su arresto para votar hoy, con la derecha por delante en los sondeos
Ye+n el último día de campaña habló el fadista, que señaló aquello que los partidos y los analistas apenas contaban. Lo hizo rodeado de azulejos, en la histórica cervecería de A Trinidade del barrio Alto de Lisboa. Allí, el viernes al mediodía, el cantante Carlos do Carmo se saltó el guión y puso a hervir el bistec que los socialistas degustan en su clásico banquete de fin de la carrera electoral, antes de pasear por el Chiado y la Baixa. “Fue muy duro para António Costa hacer campaña con un ex primer ministro preso”, soltó en su discurso el fadista, que metió el dedo en la herida de la situación judicial del antiguo líder socialista, José Sócrates, la clave de las elecciones legislativas de hoy que, según las encuestas, puede ganar la gobernante coalición conservadora de Passos Coelho, pese a las penurias del rescate.
La noticia de la jornada no está en las votaciones de los dos candidatos, el primer ministro Passos y el exalcalde de Lisboa António Costa. La atención se centra en un céntrico concesionario de Seat. Allí depositará su sufragio Sócrates, que saldrá del piso de su exmujer, en el que permanece en arresto domiciliario desde que el 4 de septiembre dejó la cárcel de Évora, tras más de ocho meses preso por los presuntos delitos de corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal.
“No diré nada de la campaña del Partido Socialista (PS), porque Carlos do Carmo ya lo dijo todo”, afirmó el viernes en Oporto el economista Francisco Louçã en el cierre de campaña del partido que lideró hasta el 2012, el Bloco de Esquerda. Su frase resulta reveladora porque hace un año el lúcido Louçã era de los que creían que el socialista Costa iba lanzado hacia la victoria, que temía lograse con la mayoría absoluta tras fagocitar a la izquierda.
Pero en la noche del viernes 21 de noviembre todo cambió. Sócrates fue detenido en el aeropuerto de Lisboa al volver de París, justo cuando Costa se disponía a hacerse con el liderazgo del PS en sustitución del débil António José Seguro, cuya casi única virtud residía en que no tuvo nada que ver con los gobiernos de Sócrates, justo al revés de Costa.
Después este se fue cociendo en su salsa, sin que la gobernante coalición de derechas necesitase atacarle con Sócrates, aunque Passos sí lo usó como escudo en el debate televisivo. Ya en campaña Costa fue concatenando errores, presa del nerviosismo, mientras los siempre pétreos comunistas resistían y el Bloco recuperaba el pulso con la actriz Catarina Martins de candidata revelación. Las encuestas dictaminaron que el voto útil de izquierdas se estaba haciendo algo inútil, para desgracia socialista.
La duda está en si los sondeos aciertan ahora al anunciar como media una clara victoria de la coalición de derechas, por 4 puntos. Es la primera vez desde 1980 que el PSD de Passos y el CDS de su viceprimer ministro, Paulo Portas, se presentan juntos a unas legislativas, aunque sí se han aliado a menudo en las presidenciales y en algunos municipios.
La derecha va a las legislativas unida por primera vez desde 1980, para tratar de asegurarse el triunfo
La coalición fue una medida defensiva, para optar a una victoria que por separado el PSD difícilmente obtendría. Sucede, además, que el último triunfo socialista, el del 2009, fue posible porque la derecha fue desunida, pues junta habría ganado y Sócrates ya no hubiese tenido su segundo mandato. Ahora las encuestas señalan que la coalición conservadora puede bajar unos 12 puntos en porcentaje, lo que indica que si gana, lo hará sobre todo por la ausencia de una alternativa viable, en plena fragmentación del centroizquierda, en el que hay varios pequeños partidos nuevos peleando por un escaño.
A Passos también le benefició la evolución de Grecia, que usó para revindicar que no hay alternativa a la ortodoxia neoliberal. En los últimos meses el paro bajó con fuerza, hasta el 12%, lejos del 17% al que se llegó en el 2013. La economía crece al 1,6%, pero las heridas de la austeridad son lacerantes, con una emigración al extranjero que regresó a los niveles de mediados del siglo XX tras el rescate internacional que pidió Sócrates pero ya gestionó Passos. Hoy es Sócrates quien puede ser el rescate de Passos,