Un sacerdote y teólogo del Vaticano se declara gay y presenta a su compañero
El polaco Krzysztof Charamsa causa un seísmo la víspera del sínodo de la familia
En la Santa Sede se han habituado ya, en los últimos años, a noticias que son pequeños seísmos, por inesperadas o por escandalosas. Ayer volvió a producirse una fuerte sacudida, justo la víspera de iniciarse el sínodo sobre la familia, que reunirá a obispos de todo el planeta. Un sacerdote polaco, teólogo y funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Krzysztof Charamsa, se declaró gay, presentó públicamente a su compañero –un catalán, Eduard– y anunció la próxima publicación de un libro.
La salida del armario de Charamsa fue espectacular. Concedió entrevistas al Corriere della Sera y a medios polacos. Ayer ofreció una rueda de prensa, en presencia de Eduard. El cura vestía todavía como tal, con alzacuello, y no evitaba los gestos de cariño y complicidad hacia su compañero.
Charamsa, de 43 años, trabaja en la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), guardiana de la doctrina católica, desde el 2003. Es autor de libros de teología y profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana y el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, en Roma, además de ejercer de vicesecretario de la Comisión Teológica Internacional.
El cura gay habló claro. “Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quien soy –dijo–: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su propia identidad. Estoy dispuesto a pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos ante los creyentes gais y entienda que la solución que les propone, la abstinencia total de la vida de amor, es inhumana”. Según Charamsa, ha dado un paso tan drástico porque “llega un día en que hay algo que se rompe dentro de ti y ya no se puede más”. El sacerdote temía perderse “en la pesadilla de mi homosexualidad negada, pero Dios no nos deja nunca solos”.
El objetivo del sacerdote polaco es que su ejemplo ayude a “sacudir un poco la conciencia de mi Iglesia”. Charamsa pidió a Francisco –sobre el cual vertió comentarios muy elogiosos– que modifique el catecismo. Según su particular interpretación del Evangelio, en este no se condena explícitamente la homosexualidad sino que se habla de actos “homogenitales” realizados por heterosexuales. La relación homosexual, a juicio del teólogo gay, sería una expresión de su verdadera naturaleza y, por tanto, no pecaminosa.
Charamsa dedicó su revelación “a muchísimos sacerdotes homosexuales que no tienen la fuerza pa-
La pareja del alto funcionario de la Congregación para la Doctrina de la fe es Eduard, un catalán
ra salir del armario”, y confirmó que son muchos los gais en el Vaticano porque “en cualquier sociedad de hombres solos hay más gais que en el resto del mundo”. Para Charamsa, la Congregación para la Doctrina de la Fe “es el corazón de la homofobia en la Iglesia católica, de una homofobia exasperada y paranoica”.
El caso Charamsa cayó como una bomba, el día antes de un sínodo que debe abordar la actitud de la Iglesia ante los homosexuales y ante los divorciados vueltos a casar. El temor es que el libro de próxima publicación desenmascare a gais en las altas instancias de la Iglesia.
El portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, mostró “respeto por las situaciones personales”, pero criticó el momento escogido por Charamsa para “una manifestación tan clamorosa”. Lombardi calificó su actitud como “muy grave e irresponsable, ya que intenta colocar la asamblea sinodal ante una indebida presión mediática”. El portavoz dio por hecho que el cura tendrá que abandonar sus actuales funciones, a la espera de otras decisiones –la suspensión del sacerdocio– que debe tomar el obispo polaco del que depende. El Papa, que se refirió en una ocasión al lobby gay en el Vaticano, presidió anoche las vísperas del sínodo en una ceremonia en la plaza de San Pedro, pero no hizo alusión alguna al último escándalo.