“Sí, creo que puedo ganar el día 20 de diciembre”
¿Silencio administrativo? Silencio. No sólo me pasa a mí, siendo el líder de la oposición. Con otros muchos actores políticos, presidentes autonómicos o líderes de grupos parlamentarios, tampoco habla. Rajoy ha pasado de la mayoría absoluta a la soledad absoluta por méritos propios. La última vez que hablé con Rajoy fue cuando su candidato en Catalunya, Xavier García Albiol, viajó a Madrid, dijo que “se acabó la broma” y anunció la modificación de la ley del Tribunal Constitucional. Hace unos días se ha imputado a Mas por desobediencia. Si algo indica esa imputación es que las resoluciones del TC se hacen cumplir. No hace falta modificar el funcionamiento del Alto Tribunal. Aquí el PP deja claro su interés por un uso partidista de las instituciones. Tuve una conversación muy dura con Rajoy sobre este punto. Le reproché que sobre una cuestión tan esencial como es el funcionamiento del Tribunal Constitucional no contara con la opinión del principal partido de la oposición. Una opinión que es del todo contraria a la modificación de la ley.
Propone usted una reforma constitucional que acabe de transformar España en un Estado federal. ¿Cuál es el alcance exacto de la reforma que planteará el PSOE en su programa? Hay que hacer mucha pedagogía sobre este punto. ¿En qué me afecta a mí, en el día a día, esta reforma constitucional?, puede pensar cualquiera. ¿Va a mejorar mi vida, o esto es un invento de los políticos? Esta reforma es necesaria, porque la España del 2015 nada tiene que ver con la de 1978 y es necesario actualizar nuestro marco de convivencia. Es el gran desafío que tenemos. Si queremos cerrar la brecha de confianza entre los ciudadanos y el sistema político, mejorando los cauces de participación, tenemos que reformar la Constitución. La sanidad no está reconocida como derecho fundamental. Tenemos que introducir en ella un mayor europeísmo. Tenemos que repensar la ley electoral. Y tenemos que resolver las deficiencias del sistema autonómico.
¿Exactamente qué quiere decir el PSOE cuando habla de una España federal? Cuando hablamos de una España federal no hablamos de romper con la España autonómica, sino que pensamos en su desarrollo natural. En los últimos cuatro años ha habido una clara involución del Estado autonómico, porque el Gobierno –y en esto tiene razón la Generalitat de Catalunya– ha recentralizado muchas competencias y ha puesto en cuestión el autogobierno en un aspecto clave para la identidad catalana como es la educación. El Senado tendría que ser una verdadera cámara territorial y no una institución prescindible. Esas son las reformas que tenemos que hacer.
¿Puede concretar más? Se dice que el PSOE no concreta la propuesta. La concretamos en la declaración de Granada, el 6 de julio del 2013. Nuestra propuesta figura en ese documento, que incluiremos en el programa electoral. No es una propuesta cerrada. No lo es, ni debería serlo. Hay que estar abiertos a la discusión, sin olvidar nunca que la Constitu- ción es un marco de convivencia.
Vamos a preguntarle sobre un asunto de cierto voltaje en el actual momento político y no quisiéramos malentendidos. (Hay cuatro grabadoras sobre la mesa) ¿Su reforma constitucional reconocería Catalunya como nación? La nuestra, insisto, es una posición abierta al diálogo. La declaración de Granada dice claramente que el artículo 2 de la Constitución no se toca. Lo que hacemos es reconocer la singularidad de Catalunya.
¿Por qué le da tanto miedo al PSOE hablar de Catalunya como nación? No es eso. La cuestión es otra. Desde el independentismo se utiliza el término nación de manera excluyente. Dicen que Catalunya es una nación para construir un Estado y romper la soberanía nacional y reconocer el derecho a la autodeterminación de Catalunya. A eso, los socialistas decimos que no. Esa posición ya la mantuvimos ante el plan de Ibarretxe. La convivencia entre españoles tiene que ser resuelta entre todos los españoles. La Constitución nos da cauces para poder reformarla y alcanzar un nuevo pacto. Nosotros hablamos de singularidades, pero estoy convencido de quenal encontraremosen esa reforma la constitucio- definición que ritario encuentrede la sociedadun respaldo catalana. mayo
Se lo repreguntamos, esperando que quede bien grabado.
(Sonrisas).
¿Estaría usted de acuerdo en que la reforma constitucional reconociese de manera explícita la identidad nacional de Catalunya? Yo reconozco la singularidad. En el artículo 2 de la Constitución están definidas perfectamente las identidades que existen en España. Pero en Catalunya no hay un problema de nominalismos, sino un desafío a la convivencia.
¿Hay un veto del PSOE de Andalucía a esta cuestión?
No.
Si el Estatuto de Andalucía habla de realidad nacional no pasa nada, no es un desafío; si se emplea el término nación o na
cional referido a Catalunya, se dice que estamos ante una amenaza. He ahí una asimetría. En la declaración de Granada defendemos reconocer los derechos históricos de Catalunya, según el artículo 5 del Estatut. El PSOE está a favor de un mayor autogobierno, de resolver la financiación y de no sólo reconocer, sino de respetar, las singula- ridades de Catalunya. No es que lo vayamos a hacer, es que ya lo estamos haciendo. En Aragón, se ha derogado el disparate del lapao. En Baleares, el catalán vuelve a tener el rango que le quitaron. Baleares ha vuelto al Institut Ramon Llull. En Valencia hay un presidente no beligerante con la sociedad catalana, que se ofrece como puente de diálogo. Esa sensibilidad y esa unidad emocional a la que apelamos los socialistas no es un futurible, ya la estamos construyendo. Y será más intensa cuando lleguemos al Gobierno de España. Cada vez hay más españoles, y catalanes, que sólo ven posible resolver la actual situación con un gobierno socialista al frente de España.
Rajoy ha fijado las elecciones generales para el 20 de diciembre. La emergencia de Ciudadanos divide al centroderecha y, por la izquierda, Podemos podría haber tocado techo. ¿Doble beneficio para el PSOE? El ascenso de Ciudadanos tiene mucho que ver con la demanda de renovación no resuelta por el PP. Hay un electorado que quiere un PP renovado y no lo encuentra. Y ha encontrado a Ciudadanos, un partido de centroderecha renovado. Esa falta de renovación del PP es lo que hace aumentar en votos y apoyo social a Ciudadanos. Respecto a Podemos, yo respeto muchísimo a sus votantes porque comparto con ellos muchos de sus anhelos de regeneración y de no dejar a nadie atrás en esta crisis. Pero Podemos tiene faltas programáticas. Podemos todavía tiene que articular un proyecto de país. No lo tiene, porque en Andalucía dice una cosa, en Navarra pacta con Bildu y en Catalunya ofrece el derecho a la autodeterminación. Tienen que resolver sus contradicciones.
¿Podemos ha perdido la batalla para sustituir al PSOE? Siempre vi a Podemos como sustituto de Izquierda Unida. Siempre que se le pregunta a Pablo Iglesias por su referente político, habla de Julio Anguita. Hay una competición por el espacio político a la izquierda del PSOE. Y hay personas que salen de IU para renovar el espacio de IU. Eso es Podemos. El tercer rescate en Grecia les ha dejado sin argumentos. Syriza y Podemos, lo digo con todos los respetos, representan a la izquierda del siglo XX, no a la del siglo XXI, donde no hay que renunciar a los objetivos de igualdad, justicia social y libertad, pero hay que adecuar los instrumentos.
¿Cabe deducir de sus palabras que usted sería más favorable a un pacto con Ciudadanos para formar una nueva mayoría parlamentaria? Ciudadanos es un partido de derechas, conservador, ultraliberal en lo económico, que defiende un Estado minúsculo, y yo defiendo un Estado eficiente. Tanto con Podemos como con Ciudadanos me unen objetivos de regeneración democrática, cambio político, modernización de la estructura económica e institucional y lucha contra la corrupción. Pero discrepo en algunos de los instrumentos que ellos plantean.
¿Ya se ve en la Moncloa? Veo que hay una opción real de ganar al PP en diciembre.
Lo primero que hizo José Luis Rodríguez Zapatero al llegar a la Moncloa fue retirar las tropas de Iraq. ¿Cuál sería su primera gran decisión? Me gustaría liderar unos pactos de la Moncloa que modernicen nuestra economía y nuestro marco constitucional y democrático.
¿Ya tiene en la cabeza la composición de su Gobierno? Un nombre parece ya indiscutible: Jordi Sevilla como ministro de Economía. La verdad es que tiene cara de ministro de Economía, sí. Tengo una idea bastante asentada de las personas que incluiría en el Gobierno.
¿Los socialistas deberían entrar, tras las elecciones generales, en los gobiernos municipales de Madrid y Barcelona?
No tiene por qué.
Rajoy no logró ser presidente del Gobierno hasta el tercer intento electoral. Si usted no lo consigue a la primera, en diciembre, ¿se siente legitimado para seguir al frente del PSOE y volver a intentarlo dentro de cuatro años? Sí, humildemente sí. Las circunstancias históricas siempre condicionan las oportunidades que uno tiene en términos políticos. Pero hoy por hoy hay una oportunidad real de poner fin al Gobierno de Mariano Rajoy.
EL CENTRODERECHA “El PP es en estos momentos un partido incapaz de vertebrar y cohesionar España”
INACCIÓN POLÍTICA “Rajoy es el tapón que bloquea la solución en Catalunya y la reforma de la Constitución”
RUMBO A LA MONCLOA “Mi primera decisión sería liderar unos nuevos pactos de la Moncloa”
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EL GOBIERNO EN MENTE “La verdad es que Jordi Sevilla tiene cara de ministro de Economía, sí”