La red Asil teme agravios en la acogida a refugiados
La plataforma lamenta que todos los focos se centren en los asilados que han de venir y no en los que ya están aquí en condiciones precarias
La plataforma Asil.cat, integrada por siete oenegés y de la que también forman parte como observadores la Cruz Roja y el comité catalán del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), pide a la Generalitat y al Ayuntamiento de Barcelona una mayor coordinación en los planes de acogida. Asil.cat fue una de las primeras puertas a las que llamó la alcaldesa Ada Colau cuando lanzó su propuesta de ciudades refugio. Ahora estas entidades exigen a las autoridades municipales y autonómicas que “eviten duplicidades y permitan que las actuaciones se rijan por criterios de eficiencia y eficacia”.
Uno de los dos principales peligros es el riesgo de los agravios comparativos que supondría “la coexistencia de dos procesos de acogida paralelos y diferenciados”. Por un lado, el que se ultima con todo detalle para los 1.200 sirios, afganos y eritreos que, según el Ayuntamiento, pueden llegar a partir de noviembre. Y, por otro, el que se ha dispensado a los centenares de refugiados –en su mayoría ucranianos– que ya llevan meses en Barcelona y donde han sido atendidos en condiciones “muy precarias”. Un grupo de estos re- fugiados se ha movilizado para defender sus derechos (véase el recuadro) y para exigir “transparencia e implicación” a las oenegés, con alguna de las cuales son muy críticos. “No somos –dicen– un expediente, sino personas obliga- das a abandonar el país, las familias y los trabajos. Queremos reconstruir nuestras vidas con dignidad”.
La realidad apremia, máxime cuando las cifras sobre este drama podrían ser muy superiores a las que manejan las instituciones comunitarias. El último consejo de ministros de Interior de la Unión Europea habló de reubicar 120.000 refugiados que ahora se hallan en Italia, Grecia y Croacia, entre otros países. Pero, según Acnur, hasta el pasado día 22 un total de 477.906 personas han llegado a Europa, y no sólo huyendo de la guerra, como los sirios, “sino de otros motivos de persecución y a quienes también hay que atender”. Durante el 2014 más de 3.400 personas murieron intentando cruzar el Mediterráneo
Asil.cat aplaude que Barcelona haya destinado 10,5 millones de euros adicionales a la acogida de refugiados y emplaza a la Generalitat para que comparta el esfuerzo presupuestario y cumpla sus promesas, en especial las medidas aprobadas por el Departament de Benestar Social en enero del 2014 en el Pla de Protecció Internacio- nal, que de momento no tienen “los recursos económicos necesarios”. Las entidades que trabajan en el derecho al asilo también hacen referencia a un problema menor, pero que convendría cortar de raíz antes de que devenga algo mucho más grave. Las redes sociales van cargadas de comentarios chabacanos –algunos rozan la indecencia y la inhumanidad– sobre el aparente contrasentido de que se ayude a recién llegados cuando aquí hay tantos necesitados.
En primer lugar, la ayuda a los refugiados no es una opción, sino una obligación y un deber impuesto por el cumplimiento de convenios y tratados internacionales. Tampoco es caridad, “sino derechos humanos”, como ha recalcado Ada Colau. Asil.cat considera necesario desfacer entuertos con “acciones de sensibilización ciudadana que aborden la acogida en positivo” y evidencien “las valiosísimas aportaciones que han hecho a lo largo de la historia las personas refugiadas a sus sociedades de adopción”. Conviene aclarar, aconsejan con afán pedagógico las asociaciones humanitarias, que estas medidas no irán en detrimento de los programas sociales ya existentes para la población autóctona que también padece la crisis económica.
Acnur asegura que en lo que va de año casi medio millón de personas han llegado a territorio europeo