El ‘Obs’ visita a los Bonet
Por las mañanas, a la hora del aperitivo, suelo ir al paseo de Gràcia a comprar la prensa extranjera. ¿Qué busco? Pues tres periódicos franceses, dos italianos, uno inglés y otro irlandés. Y los viernes, el Obs. De los periódicos, los más “entrañables” son The Guardian –empecé a leerlo por culpa del Arsenal: mis compañeros de colegio eran del Barça y del Español, pero yo, jodido esnob, tenía que ser distinto y escogí el Arsenal–, y el Corriere della Sera, que descubrí antes que The Guardian y donde aprendí el italiano siguiendo el Giro y las peleas entre los partidarios de Coppi y de Bartali (yo era de los de Coppi). Los otros periódicos son Le Monde, Le Figaro, Libération, La Repubblica y el Irish Times.
En cuando al Obs no me atrevería a calificarlo de “entrañable”, entre comillas, pues cuando lo descubrí ya no era ningún crío. Esto ocurrió el 19 de noviembre de 1964, el día en que apareció en París el primer ejemplar de Le Nouvel Observateur, semanario hijo de L’Observateur (luego France Observateur), creado en 1950 por tres miembros de la Resistencia francesa: Claude Bourdet, Gilles Martinet y Roger Stéphane. Nace apadrinado por Jean Paul Sartre y Pierre Mendès France. Su director es Jean Daniel, quien en su primer editorial escribe: “La gauche est une patrie”, una frase que entonces –yo tenía 26 años– me impresionó (hoy, transcurridos más de cincuenta años, sigo siendo de izquierda, “malgré elle et malgré moi”, que decía Camus, pero lo de la patria…).
Desde aquel 19 de noviembre de 1964, el semanario de Jean Daniel ha sido para mí una fuente importante de información y de reflexión. Yo disfrutaba cada semana con el Nouvel Obs y no me perdía ningún editorial de Jean Daniel –aunque a veces me sacase de casillas, como cuando dijo que era preferible “equivocarse con Sartre que tener razón con Raymond Aron”– ni de la mayoría de los colaboradores del semanario, empezando por la crónica de Bernard Frank, que durante años marcó mis “hormas” y mis “terrazas”.
Hoy, el Obs tiene muy poco que ver con aquel Nouvel Obs que yo descubrí cuando frecuentaba las clases de Vladimir Jankelevitch en la vieja Sorbona, pero Jean Daniel sigue allí, no todas las semanas, pero su editorial sigue allí. Y eso tiene mucho mérito, porque Jean Daniel, a sus 95 años –los cumplió el pasado 21 de julio–, sigue allí, al pie del cañón. El día en que desaparezca Jean Daniel es probable que deje de leer el Obs, pero mientras siga firmando su editorial, que escribe él, de eso no me cabe ninguna duda, yo seguiré comprando el Obs en mi quiosco del paseo de Gràcia.
Pues bien, el jueves pillé un ejemplar del Obs y me encontré con un reportaje firmado por Sarah Halifa-Legrand, “notre envoyée spéciale en Espagne”, sobre unas catalanas que “en vísperas de las elecciones regionales (27 de septiembre) sueñan con una Catalogne autonome”. Más que autonome, que ya lo es, en lo que soñaban las mujeres era en una Catalunya independiente. En una fotografía, toda una página, se veía a las cuatro generaciones de esas mujeres. La abuela, rodeada de su hija (con una estelada en la mano derecha) y de su nieta, despliega una senyera en el interior de su casa en la que aparecen tumbados dos niñas y un niño: los bisnietos. Una foto “entrañable”. Me miro a la abuela, a la bisabuela, y me digo: “A esa señora yo la conozco”. Claro que la conozco: es Mariona, la hija de Conxita Badia, la soprano catalana, casada con el arquitecto Jordi Bonet, y la foto ha sido tomada en la preciosa casa que los Bonet tienen en Sant Gervasi.
Los Bonet se preparan para asistir a la Via Lliure, en la Meridiana, el 11 de septiembre. Mariona, por problemas de edad, no irá, pero los demás sí: Jordi, su hija Mercè, su nieta Eulàlia y una de sus hijas. Los cuatro aparecen fotografiados con sus camisetas de rigor y sus es- teladas en la Meridiana. Periodísticamente hablando, la idea es tentadora. Escoger una familia catalana –y no una cualquiera– en la que las mujeres, de abuela a nieta, narran su lucha por la independencia. Mariona, católica y de derechas, ha vivido el exilio y el franquismo. Ella fue una de los que colgaron la enorme senyera en Montserrat, “au passage de Franco”. Mercè, la hija, vivió la dictadura siendo adolescente, se educó en un colegio catalanista y jamás se sintió española. La nieta, Eulàlia, nace en 1979, vive en La Jonquera, vive entre el catalán y el francés, impregnada de los combates catalanistas de sus abuelos y de los desengaños de sus padres. Hoy es atea y de izquierdas y declaradamente independentista. La abuela (y el abuelo), la madre y la nieta describen, con la ayuda de un par de politólogos,
Descubrí antes el ‘Corriere della Sera’ que ‘The Guardian’ y siguiendo el Giro aprendí el italiano Jean Daniel sigue hablando de Putin, de Obama y de los ‘migrants’. ¿Hablará algún día de Catalunya?
Ferran Requejo y Judith Carrera, la situación que se vive en Catalunya frente a España, la España “que nos roba”, etcétera, etcétera. Todo está muy bien contado, emotivamente muy bien contado; todo es políticamente correcto, incluso se llega a decir que la sociedad catalana se halla dividida… Pero, a mi modo de ver, falta algo, ese algo que yo siempre leí y agradecí al Nouvel Obs. Faltan los otros. Sólo aparece en el escrito de la enviada especial una voz discrepante: la de Siscu Baiges, “journaliste catalan antiséparatiste”, que dice que todo es propaganda, que los catalanes “no ven la tele española, que son la tele y las emisoras de radio catalanas, controladas por el Gobierno catalán, las que forman la opinión”. Toma castaña.
Jean Daniel sigue hablando de Putin, de Obama y de los migrants “que huyen de la guerra”. ¿Hablará algún día de Catalunya, mi querido, admirado y viejo periodista, galardonado en su día con el premio Príncipe de Asturias?