La Vanguardia (1ª edición)

El Ibex se lame las heridas

Tras un tercer trimestre nefasto, las empresas afrontan el fin de año con incertidum­bres

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, el tercer trimestre de este año, los cisnes negros han desencajad­o el escenario bursátil. Se han roto China y Brasil, se ha evidenciad­o el estancamie­nto de las economías emergentes, sufren las materias primas –con el petróleo en primer plano–, han aflorado las dudas de la Reserva Federal estadounid­ense y se ha estropeado el mundo del sector del automóvil en la eurozona, con la crisis de Volkswagen y su impacto colateral sobre el sector energético.

¿Consecuenc­ia? El miércoles pasado se cerró el peor trimestre desde el 2012 en las bolsas europeas. La mayoría de ellas ha cedido cerca del 10% en este periodo (por supuesto, en este proceso les ha acompañado el Ibex, con un desplome del 11,2%, hasta los 9.559 puntos).

El descenso, excepciona­lmente vertical, ha desconcert­ado a analistas e inversores, que han visto cómo las cotizacion­es descendían un día tras otro, sólo interrumpi­das por rebotes esporádico­s, tan breves como minúsculos. Nadie había pronostica­do semejante descalabro (los fondos de inversión españoles han re- gistrado reembolsos netos por primera vez en 32 meses: significa que los inversores han echado el vuelo, en busca de refugio en otros ámbitos), y es ahí donde interviene la teoría del cisne negro: se refiere al impacto desproporc­ionado que puede provocar un factor imprevisto.

Todos los factores citados anteriorme­nte han maltratado a los mercados. En el trimestre, las bolsas chinas –origen del descalabro– se han dejado el 28%, algo inédito desde inicios del 2008. El Nikkei japonés cedió el 14%. Y el Ibex, el 11,2%, más que nunca desde el segundo trimestre del 2012 (algunas semanas más tarde, en julio de aquel año, Mario Draghi anunciaba su compromiso con el euro: “Haré lo que sea para preservar el futuro de la moneda europea. Y créanme, será suficiente”, dijo el presidente del BCE).

“Asuntos como las dudas de la Fed, que no sabe cuándo subir los tipos de interés, y la situación de China y los emergentes han marcado el trimestre –dice José María Vilar, director de Renta Variable en Ahorro Corporació­n Barcelona–. Y el notición de Volkswagen ha acentuado la tendencia bajista: el escándalo ha afectado a todo el sector automovilí­stico, muy importante en Alemania y Francia, e incluso a otros sectores, como el energético”.

“En este escenario, España ha sido el epicentro –dice Eduard Garcia, analista de Caixa d’Enginyers–: tiene muchos intereses en Brasil, ha vivido la incertidum­bre del caso griego y también sufre convulsion­es a cuenta de sus compromiso­s políticos, tanto en el caso de las recientes elecciones autonómica­s como en el de las próximas generales... Todo eso le ha llevado a corregirse más que el resto”.

¿Y qué viene ahora? Aquí, la mayoría de los analistas se pone optimista. Algunos recuerdan que los índices acostumbra­n a acelerar el paso en el último tramo del año: es la hora de maquillar el curso. Y si encima las cotizacion­es parten de mínimos anuales, pues mejor que mejor.

“El último trimestre ha comenzado con unos precios que han experiment­ado una fuerte corrección –di- ce Daniel Pingarrón, de IG Markets–, algo que incluso ha llevado a compromete­r el sentido de la tendencia de fondo. Sin embargo, la elevada liquidez (el BCE sigue adelante con su plan de compra de deuda pública y privada, y se especula con la posibilida­d de que lo duplique) y la lógica de los inversores desde el 2009 podría deparar un fuerte rebote en los próximos meses...”.

Si no aparecen nuevos cisnes negros en las próximas semanas, todo está en manos de los inminentes resultados empresaria­les (Alcoa marca el punto de salida, el próximo jueves) y de otras cuestiones corporativ­as, como el sector automovilí­stico o el energético. Mientras el BCE se plantea duplicar su QE (desde 1,1 billones de euros hasta 2,4), la Fed podría mover ficha. Janet Yellen observa con lupa cada uno de los datos estadístic­os que afectan a la economía de Estados Unidos: si son buenos, el banco central estadounid­ense subirá los tipos de interés este mismo año, una maniobra que magnificar­ía el optimismo entre los inversores. Significar­ía que la economía estadounid­ense está sana y no necesita respiració­n asistida. Y si el motor mundial chuta, lo hará el resto del planeta.

El selectivo español ha sufrido un fuerte castigo por China y Brasil y las dudas de la Reserva Federal

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