El Ibex se lame las heridas
Tras un tercer trimestre nefasto, las empresas afrontan el fin de año con incertidumbres
Entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, el tercer trimestre de este año, los cisnes negros han desencajado el escenario bursátil. Se han roto China y Brasil, se ha evidenciado el estancamiento de las economías emergentes, sufren las materias primas –con el petróleo en primer plano–, han aflorado las dudas de la Reserva Federal estadounidense y se ha estropeado el mundo del sector del automóvil en la eurozona, con la crisis de Volkswagen y su impacto colateral sobre el sector energético.
¿Consecuencia? El miércoles pasado se cerró el peor trimestre desde el 2012 en las bolsas europeas. La mayoría de ellas ha cedido cerca del 10% en este periodo (por supuesto, en este proceso les ha acompañado el Ibex, con un desplome del 11,2%, hasta los 9.559 puntos).
El descenso, excepcionalmente vertical, ha desconcertado a analistas e inversores, que han visto cómo las cotizaciones descendían un día tras otro, sólo interrumpidas por rebotes esporádicos, tan breves como minúsculos. Nadie había pronosticado semejante descalabro (los fondos de inversión españoles han re- gistrado reembolsos netos por primera vez en 32 meses: significa que los inversores han echado el vuelo, en busca de refugio en otros ámbitos), y es ahí donde interviene la teoría del cisne negro: se refiere al impacto desproporcionado que puede provocar un factor imprevisto.
Todos los factores citados anteriormente han maltratado a los mercados. En el trimestre, las bolsas chinas –origen del descalabro– se han dejado el 28%, algo inédito desde inicios del 2008. El Nikkei japonés cedió el 14%. Y el Ibex, el 11,2%, más que nunca desde el segundo trimestre del 2012 (algunas semanas más tarde, en julio de aquel año, Mario Draghi anunciaba su compromiso con el euro: “Haré lo que sea para preservar el futuro de la moneda europea. Y créanme, será suficiente”, dijo el presidente del BCE).
“Asuntos como las dudas de la Fed, que no sabe cuándo subir los tipos de interés, y la situación de China y los emergentes han marcado el trimestre –dice José María Vilar, director de Renta Variable en Ahorro Corporación Barcelona–. Y el notición de Volkswagen ha acentuado la tendencia bajista: el escándalo ha afectado a todo el sector automovilístico, muy importante en Alemania y Francia, e incluso a otros sectores, como el energético”.
“En este escenario, España ha sido el epicentro –dice Eduard Garcia, analista de Caixa d’Enginyers–: tiene muchos intereses en Brasil, ha vivido la incertidumbre del caso griego y también sufre convulsiones a cuenta de sus compromisos políticos, tanto en el caso de las recientes elecciones autonómicas como en el de las próximas generales... Todo eso le ha llevado a corregirse más que el resto”.
¿Y qué viene ahora? Aquí, la mayoría de los analistas se pone optimista. Algunos recuerdan que los índices acostumbran a acelerar el paso en el último tramo del año: es la hora de maquillar el curso. Y si encima las cotizaciones parten de mínimos anuales, pues mejor que mejor.
“El último trimestre ha comenzado con unos precios que han experimentado una fuerte corrección –di- ce Daniel Pingarrón, de IG Markets–, algo que incluso ha llevado a comprometer el sentido de la tendencia de fondo. Sin embargo, la elevada liquidez (el BCE sigue adelante con su plan de compra de deuda pública y privada, y se especula con la posibilidad de que lo duplique) y la lógica de los inversores desde el 2009 podría deparar un fuerte rebote en los próximos meses...”.
Si no aparecen nuevos cisnes negros en las próximas semanas, todo está en manos de los inminentes resultados empresariales (Alcoa marca el punto de salida, el próximo jueves) y de otras cuestiones corporativas, como el sector automovilístico o el energético. Mientras el BCE se plantea duplicar su QE (desde 1,1 billones de euros hasta 2,4), la Fed podría mover ficha. Janet Yellen observa con lupa cada uno de los datos estadísticos que afectan a la economía de Estados Unidos: si son buenos, el banco central estadounidense subirá los tipos de interés este mismo año, una maniobra que magnificaría el optimismo entre los inversores. Significaría que la economía estadounidense está sana y no necesita respiración asistida. Y si el motor mundial chuta, lo hará el resto del planeta.
El selectivo español ha sufrido un fuerte castigo por China y Brasil y las dudas de la Reserva Federal