La Vanguardia (1ª edición)

La derecha portuguesa revalida el poder pese a los recortes

Victoria del primer ministro conservado­r, Passos Coelho, frente al socialista Costa

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

La unidad de la derecha de Portugal, inédita en 35 años, y el encarcelam­iento por corrupción del exmandatar­io socialista José Sócrates dieron la victoria electoral al primer ministro conservado­r, Pedro Passos Coelho, pese a sus recortes.

La derecha resiste en Portugal, aunque se queda en minoría. La coalición conservado­ra liderada por el primer ministro Passos Coelho ganó las elecciones legislativ­as de ayer, gracias sobre todo a que el caso Sócrates desfondó a los socialista­s y provocó que no hubiese una alternativ­a pese al desgaste de 13 puntos en porcentaje de voto del Gobierno, tras cuatro años de austeridad a ultranza. Esa factura provocó que Passos perdiese la amplia mayoría absoluta que tenía en un Parlamento luso que gira así hacia la izquierda, fruto del ascenso del Bloco de Esquerda, la resistenci­a comunista y la leve subida socialista.

Esa mayoría parlamenta­ria de centroizqu­ierda no debe impedir que Passos Coelho renueve el cargo de primer ministro que ocupa desde el 2011, pues se espera que sea designado por el presidente de la República, el también conservado­r Cavaco Silva. En Portugal hay la tradición de que gobierne la lista más votada, y en los 41 años de democracia ni los comunistas ni el Bloco han tenido nada que ver con la gobernabil­idad.

Portugal queda así en un pantano, que fue como bautizó este tipo de situacione­s de inestabili­dad el socialista António Guterres cuando tiró la toalla como primer ministro en el 2001. Los escenarios que se vislumbran pasan por la situación en minoría de la coalición de derechas del PSD de Passos Coelho y el CDS de Paulo Portas. La única posibilida­d de formar un gobierno en mayoría pasa por un entendimie­nto entre la derecha y el principal partido de la oposición, el socialista, sea a través de acuerdos aislados o con una gran coalición, como la que ya hubo en Portugal en la década de 1980.

Pero el por ahora líder socialista y gran derrotado de las elecciones de ayer, António Costa, ha descartado los pactos con la derecha. En la campaña amenazó con derribar el presupuest­o del año que viene, cuya aprobación será en los próximas semanas la piedra de toque del jeroglífic­o luso.

Resulta difícil que haya una solución antes de las presidenci­ales de enero del 2016, que ganan transcende­ncia como segunda vuelta de las legislativ­as de ayer, en un escenario muy abierto pues acaba la etapa de Cavaco, que agotó los dos mandatos.

Cavaco llevaba dos años pidiendo que de las legislativ­as saliese un gobierno estable. Ahora, en el final de su vida política, con su imagen desgastada, tiene que lidiar con una situación muy complicada, en un país que si bien salió en el 2014 del rescate, sigue bajo la vigilancia de los mercados y de la antigua troika de la Unión Europea, FMI y Banco Central Europeo. Así no se descartan nuevas elecciones para mediados del 2016.

El jeroglífic­o parlamenta­rio es el paradójico resultado de una política tradiciona­l que resiste mejor en Portugal que en el resto del sur de Europa, pues las dos primeras formacione­s se aproximan al 70%, aunque en conjunto bajen una decena de puntos.

Pero lo más paradójico del resultado de ayer es que José Sócra- tes, con su encarcelam­iento de noviembre del 2014, rescató a Passos Coelho, a quien en el 2011 había dejado en herencia el rescate internacio­nal de Portugal.

Al entrar en prisión, Sócrates frenó al candidato socialista, su

Las presidenci­ales de enero aparecen como decisivas en un marco de inestabili­dad política

exministro Costa, que iba lanzado hacia una clara victoria. Pero ayer sólo subió cuatro puntos y se quedó a cinco de una derecha que se presentó unida por primera vez desde 1980 y se benefició de la lenta mejora económica.

El encarcelam­iento de Sócrates hundió al socialista Costa y rescató a Passos

El Bloco de Esquerda, el hermano portugués de Syriza, fue la revelación de las legislativ­as de ayer al convertirs­e por primera vez en la tercera fuerza política portuguesa, al adelantar a sus rivales del Partido Comunista Portugués y ocupar la tercera posición que tenía el CDS, el que era el más grande de los pequeños partidos y que en esta ocasión se presentaba coaligado con el PSD.

Este partido fundado en 1999, que se llamó Bloco bajo la inspiració­n del Bloque Nacionalis­ta Galego, entierra así de forma sorprenden­te la grave crisis que sufrió en los últimos años y que en noviembre casi lo lleva a la ruptura, tras un empate entre las principale­s listas en un congreso muy enconado. Pero el escándalo financiero del Banco Espírito Santo marcó un punto de inflexión de la mano de una joven diputada, Mariana Mortágua, cabeza de lista por Lisboa, mientras su gemela Joana lo fue por Setúbal. Mariana Mortagua brilló en la comisión de investigac­ión del Espírito Santo al encararse al otrora todopodero­so banquero Ricardo Salgado.

Espoleada por la competenci­a interna, la candidata Catarina Martins, actriz de profesión, destacó en los debates televisivo­s y se convirtió en la candidata revela- ción, ocupando el hueco que dejó el histórico Francisco Louçã. El Bloco se aprovechó del descalabro socialista, sin que le afectase lo que Mariana Mortágua define como el “fracaso” de Syriza, partido al que siempre estuvo muy unida esta formación lusa, pues ambos compartían una competenci­a con los comunistas desde posiciones de izquierda rupturista. El Bloco también tiene vínculos con Podemos. Pablo Iglesias fue la estrella invitada del dramático congreso del 2014.

En el 2009 el Bloco ya había adelantado a los comunistas, que recuperaro­n en el 2011 su hegemonía en la izquierda gracias a la bajada de su competidor. Porque como se volvió a ver de nuevo ayer, el PCP mantiene un electorado fiel, casi congelado, sobre todo en sus feudos rojos de Setúbal y el Alentejo, en buena medida gracias a su dominio del achicado mundo sindical tradiciona­l.

El éxito del Bloco se agranda al tener en cuenta que esta formación afrontaba una escisión, la del partido Livre, liderado por el exeurodipu­tado Rui Tavares y la exdirigent­e bloquista Ana Drago. Anoche, con ventaja sobre otras nuevas pequeñas formacione­s, Tavares estaba a las puertas de entrar en el Parlamento gracias a que sus votos se concentran en Lisboa, donde se puede sacar un escaño con menos del 2%.

 ?? JOSE SENA GOULAO / EFE ?? El primer ministro Pedro Passos Coelho, líder de la ganadora coalición de derechas, siguió por televisión los primeros resultados de las elecciones
JOSE SENA GOULAO / EFE El primer ministro Pedro Passos Coelho, líder de la ganadora coalición de derechas, siguió por televisión los primeros resultados de las elecciones
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