Sócrates votó para los telediarios
En su primera comparecencia pública tras su detención, el exgobernante proclamó que hacía un “ejercicio libre”
Mónica Ribeiro, una lisboeta de 47 años empleada de un hotel, se hallaba al mediodía de ayer con su hija en la cola de la mesa electoral del concesionario de Seat de la zona del Marqués de Pombal. Vio que tenía delante a un hombre que le pareció elegante, sin percatarse de quién era, a pesar de que había un enjambre de cámaras alrededor. Después se dio cuenta de que ese señor de pelo blanco, aspecto atlético, chaqueta gris y corbata azulada era el ex primer ministro José Sócrates, que salió por primera vez de su prisión domicilia- ria para votar en las elecciones.
Con sus maneras de candidato seductor, Sócrates saludó a Mónica Ribeiro, y ella hizo lo mismo. Después la mujer le confesó al diario Público: “Lamentablemente voté a Sócrates en el pasado. Hoy, pese a ser socialista por ideología, no lo hice, y él influyó mucho en eso”. Sobre los presuntos delitos de corrupción, fraude fiscal y blanqueo de capitales que se atribuyen al exgobernante, Mónica Ribeiro opinó: “Quizá no sea tan culpable como dicen, pero inocente tampoco será”.
En ese momento, a la hora de comer, no se sabía en qué medida se había dejado sentir en las urnas el efecto Sócrates, como factor de descuento para los socialistas, pero su impacto se manifestó justo en el momento en el que ex primer ministro estaba haciendo lo que él mismo definió como “un ejercicio libre”. Sin embargo, también hubo personas que le animaron, como un antiguo militante socialista que le dio la bienvenida o una señora que le confesó lo mucho que le gusta, mientras otros electores se quejaban de tanta desvergüenza.
Reivindicando los buenos tiempos en los que fomentaba la imagen del “animal feroz” que era el amo y señor de los platós televisivos portugueses, Sócrates se plantó en la mesa electoral justo a la hora de los telediarios del mediodía, de manera que las tres cadenas generalistas portuguesas conectaron con el concesionario de Seat. Pero se dio la circunstan- cia de que el ex primer ministro competía con el que fue uno de sus más encarnizados enemigos políticos, el presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva.
Las televisiones se enfrentaron al dilema de emitir en directo las palabras de Cavaco o las de Sócrates y optaron más bien por dar prioridad al presidente. Aun así, el segundo pudo dirigirse a la audiencia por primera vez desde que el 21 de noviembre fue detenido en el aeropuerto de Lisboa. Después ingresó en la cárcel de Évora, hasta que el 4 de septiembre pasó a prisión domiciliaria, en un piso de su exmujer en Lisboa.
Sócrates se hizo famoso como tertuliano televisivo y fue el primer político luso en usar el teleprompter, la pantalla en la que se lee el texto. Cuando fue detenido, había vuelto a sus tiempos de comentarista en el canal público. Por eso su mensaje de ayer era vital para él, aunque estuviese constreñido por las normas de la jornada electoral.
No podía explicar a quién votó, pero no hacía falta, porque antes de salir de la cárcel, en una de sus frecuentes cartas a los medios de comunicación, proclamó su apoyo a su amigo, compañero socialista y exministro suyo António Costa. Pero ayer la prioridad de Sócrates era otra, la de señalar que, aunque fuese por unos minutos, volvía a estar en libertad, a la espera de acontecimientos. Así, aseguró que, pese a la intensa polémica de los últimos días, pudo ejercer su derecho al sufragio sin una autorización especial y sin vigilancia, por lo menos visible.
“Hay un tiempo para todo. Yo tengo tiempo, porque hace mucho que aprendí a tener confianza y a esperar”, afirmó, para agregar que respetaba las normas de la jornada electoral y que ya hablará con la prensa más adelante.
Al que fue el preso más famoso de Portugal se le veía recuperado en relación con su aspecto más demacrado de hace un mes, aunque también mostraba que acusa el golpe del proceso en el que la Fiscalía y el juez le acusan de amasar, a través de un testaferro, una fortuna de más de 20 millones en Suiza, obtenidos a través de presuntas prácticas corruptas.
En el colegio electoral se oyeron críticas al ex primer ministro y también algún elogio “Hay un tiempo para todo”, afirmó Sócrates, que compitió en las pantallas con Cavaco