Filología procesal
Mañana se presenta en la librería Alibri de Barcelona el último libro —ya me disculparán por el hat-trick libresco de la frase— del lingüista Pau Vidal: Manual del procés (Angle Editorial), premio de ensayo Irla 2015. Es un vocabulario con 72 entradas, y la elección del número parece una profecía electoral soberanista. Van de Adoctrinar a Xiulada pasando por Desconnexió, Espolímetre, Fatxa, Margallada, Suflé o Urna. Cada entrada es un artículo de opinión, pero el cariz es filológico y los amantes del lenguaje hallarán muchas perlas. En el galicismo Suflé (soufflé), por ejemplo, tras los usos políticos del vocablo para describir el conflicto como algo pasajero, descubrimos que tiene parientes catalanes derivados del verbo insuflar; uno de ellos, de nombre extravagante, designa la acción de echar el aliento: exsuflació. Vidal, traductor finísimo del italiano y crucigramista conspicuo, explora con avidez los nuevos términos de estos últimos años de frenesí político. Cada época teje su vestido retórico, pero la terminología parecía adormecida por el cloroformo de la transición durante décadas, hasta que en el 2010 el atasco del Estatut agitó las aguas estancadas. También las del lenguaje. Vidal abre cada entrada con una cita que incluye el vocablo y luego lo analiza. Federalisme, por ejemplo, le lleva recuerdos de infancia: en las pelis del oeste los federales eran los buenos, los deportistas federados volvían a ser los buenos y entre las dos Alemanias, RFA y RDA, la de los buenos era la Federal. Tanta bondad acumulada le provoca desconfianza, sobre todo cuando observa que “congreso tras congreso y votación tras votación, para los partidos presuntamente más igualitarios federación a menudo es sinónimo de sucursal y federalismo un modo de decir que uno manda y otro obedece”. Al final, ve corroborada su percepción ideológica por la etimología de federación (unión por la alianza, “la alianza que el matrimonio simboliza con el anillo conservando la denominación latina original: fede, fe. Nada que ver, pues, con la razón, la igualdad y la justa distribución: resulta que el federalismo es una cuestión de fe”.
Una de las entradas más largas, como no podía ser de otro modo, es la de Procés ( prucés escriben en castellano sus detractores desdeñando el catalán de Ponent). Más allá de explorar la numerosísima familia léxica, que incluye otros vocablos de actualidad como secessió o processar, Vidal se concentra en el verbo latín del que proviene (o procede): cedere, ceder. ¿Y qué significa ceder? Pues tres cosas: “dar, transferir”, “cesar de resistir” y “aflojar”. Según Pau Vidal esta tercera es la que debe evitarse.
De Adoctrinar a Xiulada pasando por Desconnexió, Espolímetre, Fatxa, Margallada, Procés, Suflé o Urna