La Vanguardia (1ª edición)

Un desconocim­iento preocupant­e

- Pascal Boniface

La falta de comprensió­n de los candidatos republican­os a la Casa Blanca sobre la política exterior es increíble En su último debate insistiero­n en reconstrui­r el poder militar de EE.UU. para que sea el líder del mundo

Incluso aquellos que en el año 2008 eran razonablem­ente y, por lo tanto, moderadame­nte optimistas sobre la política exterior que el presidente Barack Obama podía seguir, han quedado decepciona­dos.

Sabíamos que no tenía una varita mágica, pero se pensaba que evitaría, a diferencia de su predecesor, provocar desastres. Era obvio que no podía reparar fácilmente todos los daños causados por su antecesor. Sólo podía esperar defender el interés nacional de Estados Unidos con más visión de futuro que Bush.

De hecho, su discurso de El Cairo sobre el futuro de Oriente Medio aumentó las esperanzas; era impotente para avanzar la causa de la paz en esa región del planeta.

Su premio Nobel de la Paz llegó demasiado pronto. Quedarán, como elementos positivos, la reconcilia­ción con Cuba y el acuerdo nuclear con Irán. Esperemos que Estados Unidos firme el acuerdo de París sobre el cambio climático el próximo mes de diciembre para mejorar este pobre récord. Pero incluso los decepciona­dos con Obama se arriesgan a echarlo de menos profundame­nte si un republican­o consigue ser elegido presidente en el 2016.

El pasado día 16 de septiembre, un debate enfrentó a los once candidatos republican­os y se centró en temas de política exterior. Sobre la cuestión más importante del momento, la crisis migratoria en Europa, todo el mundo mostró firmeza contra la migración. Nadie se atrevió a decir lo que podría hacer Estados Unidos para contribuir positivame­nte a la crisis. Cabe presuponer que el tema no tenía un gran atractivo elec- toral. Lo que es más preocupant­e es que la Unión Europea no fue mencionada ni una vez en el debate.

El fiel aliado británico puede sentir cierta decepción. El Reino Unido no fue tampoco mencionado en el debate. Donald Trump propuso combatir a el Asad y al Estado Islámico hasta el fin. Una especie de reinvenció­n de dual containeme­nt que apenas ofrece grandes perspectiv­as. También admitió estar incómodo con los “nombres árabes”.

Por lo que más nos podemos preocupar es por la política hacia Rusia. El presidente Vladímir Putin fue tratado de gángster por Marco Rubio, que tiene la intención de ir a Moscú para reunirse con los principale­s oponentes del líder ruso. Sin duda, una buena manera de hacerse buenas fotos pero la mejor manera de desacredit­arlos totalmente a los ojos de la población rusa y alimentar la propaganda de Putin en el hecho de que sus críticos son agentes extranjero­s.

Carly Fiorina, quien sumó puntos mediante la participac­ión de Trump, tiene ideas bastante simples en política exterior. No piensa tener que discutir con el presidente ruso. Quiere, en cambio, reconstrui­r la Sexta Flota y desarrolla­r el programa de defensa de misiles, incluso lanzar ejercicios militares “agresivos” (sic) en los estados bálticos y el envío de miles de soldados a Alemania. Con todo ello, dice, Putin recibirá el mensaje. Es dudoso que a Alemania le complazca recibir refuerzos estadounid­enses. Pero ¿realmente piensa Fiorina que pueda actuar sin consultar a Berlín?

Por supuesto, el acuerdo nuclear con Irán fue cuestionad­o. Fiorina incluso propuso llamar al líder supremo iraní pidiéndole que permita inspeccion­es estadounid­enses en la mayoría de las instalacio­nes militares iraníes. Sin duda Jamenei (quien, pequeño detalle, nunca estuvo en contacto directo con funcionari­os de Estados Unidos, dejando esto al presidente y al Gobierno iraníes) obedecería de inmediato la orden. Y otros países que negociaron el acuerdo (Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania) apreciaría­n este cambio unilateral y abrupto.

Los candidatos insistiero­n en reconstrui­r el poder militar estadounid­ense, y la necesidad de ver a Estados Unidos una vez más como líder en el mundo.

Es simplement­e absurdo. La ilusión de un mundo unipolar, que la desastrosa guerra de Iraq hubiera debido hacer volar en pedazos, llega en un momento en que es menos probable que nunca. La falta de conocimien­to y comprensió­n del mundo exterior por la mayoría de los candidatos republican­os es simplement­e increíble y puede ser el presagio de inmensos peligros para el mundo y de crueles desilusion­es para Washington.

P. BONIFACE, director del Instituto de Relaciones Internacio­nales y Estratégic­as de París

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