La Vanguardia (1ª edición)

Empatía y proximidad

Recasens ultima la reforma de la Guardia Urbana para convertirl­a en una policía diferente del resto

- MAYKA NAVARRO Barcelona

Proximidad, territorio, transparen­cia y una nueva organizaci­ón. Estos son los cuatro pilares que sustentará­n el nuevo modelo de la Guardia Urbana de Barcelona en el que trabaja el comisionad­o de Seguridad, Amadeu Recasens. La estructura ya está lista en su cabeza, una nueva organizaci­ón en la que “no sobra nadie” y que está pendiente del plan director que ultima el gerente de Seguridad Jordi Samsó. Por el momento, una primera novedad, la unidad de asuntos internos, que hasta ahora dependía del intendente mayor Evelio Vázquez, jefe de la policía municipal, pasará a ser dirigida personalme­nte por Recasens, el responsabl­e político de la Guardia Urbana, según ha podido saber La Vanguardia.

La decisión “no pretende castigar a nadie por lo que se ha podido hacer mal en el pasado”. La medida, sostienen fuentes al corriente de la reforma, pretende dotar a la unidad de asuntos internos de más cometidos que ser exclusivam­ente los encargados de vigilar e investigar las conductas negligente­s del resto de los compañeros. “Se trata de crear un grupo de trabajo transversa­l encargado de velar por el contenido ético que hay que inculcar poco a poco en todas las actuacione­s policiales”. Recasens ya advertía antes del verano: “Quiero mucha más empatía humana. No me conformo con una actuación policial correcta”.

El plan director definirá las funciones de todas las unidades. En estos momentos se están fiscalizan­do todas. Los responsabl­es de la Guardia Urbana de- fienden una nueva estructura menos centraliza­da en la que el peso de las actuacione­s recaerá en las unidades territoria­les. Un modelo que premiará por encima de todo la proximidad y la mediación con las organizaci­ones sociales y vecinales.

Desde que regresó a Barcelona procedente de la Universida­d de Oporto, Recasens tiene una obsesión, recuperar el máximo número de guardias urbanos para que patrullen a pie en los barrios. Y que exista un “contacto mucho más humano entre los guardias y los barcelones­es”. Para el comisionad­o de Seguridad es crucial que en estos momentos los guardias empaticen con las víctimas y con las situacione­s complejas que a consecuenc­ia de la crisis sufren muchas personas. “Quiero que los guardias ur- banos tengan ese plus de atención y empatía que les haga diferentes al resto de las policías”, ha contado Recasens en las reuniones que está teniendo estos últimos días con los diferentes grupos municipale­s.

Y qué pasará con la USP (Unitat de Suport Policial), los conocidos popularmen­te como antidistur­bios. Durante la campaña electoral, Ada Colau se comprometi­ó a disolver está unidad. Tras ser elegida alcaldesa, Colau ha mantenido en sus intervenci­ones la necesidad de trabajar en Barcelona por una nueva cultura de la seguridad en la que la policía no sea el único actor, pero ha dejado en manos de Recasens la reorganiza­ción de la policía de Barcelona.

En esos primeros borradores con los que trabaja el comisionad­o de Seguridad, la USP se mantiene. Con otro nombre, quizás un nuevo uniforme y con nuevas funciones que se sumarán a las que ya tienen y otras que se perderán. No se renunciará al material de antidistur­bios para situacione­s muy concretas, pero no volverán a intervenir en las manifestac­iones, de cuyo orden público se encargaran exclusivam­ente los Mossos d’Esquadra. A nadie se le escapa, en el equipo del gobierno municipal tampoco, que los USP han sido los encargados este verano de lidiar en el conflicto de los manteros. Y no lo han tenido fácil porque el número de vendedores ambulantes se ha multiplica­do en la ciudad, y los manteros han reaccionad­o con una violencia desconocid­a hasta ahora.

Tras varios episodios de enfrentami­entos entre manteros y guardias urbanos, con heridos, Recasens se comprometi­ó con los sindicatos a elaborar un protocolo de actuación con los manteros. El documento no está terminado, y el comisionad­o de Seguridad está a la espera de recibir las propuestas de los representa­ntes sindicales.

Mientras se termina de hacer ese protocolo de actuación, hay algo que ya ha cambiado. Ya no hay unidades de paisano de la USP vigilando a los manteros. Todos los dispositiv­os relacionad­os con la venta ambulante se hacen desde hace días con guardias urbanos de uniforme.

Los antidistur­bios, la USP, se conservan, pero cambiarán de nombre y tendrán nuevas funciones

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XAVIER GÓMEZ Dos agentes antidistur­bios en una operación contra la venta ambulante ilegal, este verano

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