“No tiene sentido negarse al cambio tecnológico”
Tom Goodman-Hill presenta ‘Humans’, la serie que Isaac Asimov querría ver
Quienes no se imaginen la vida sin la Thermomix, mejor que echen un vistazo a Humans, el drama que se estrena esta noche en el canal AMC a las 23 h. Puede que su realidad aparente ser la actual, pero da un paso más allá: no tienen una máquina que procese alimentos sino robots que tanto cocinan como reparten publicidad por la calle, recogen fruta o ejercen la prostitución. Los creadores Sam Vincent y Jonathan Brackley adaptaron un concepto desarrollado en la serie sueca Äkta människor y lo trasladaron al mercado anglosajón, donde ya han reci- bido un encargo para una segunda temporada. ¿Su obsesión? Hablar del comportamiento humano, del inhumano y del humanoide a través de seres con inteligencia artificial que desarrollan una conciencia propia más allá de las leyes de la robótica de Isaac Asimov. Aquí es donde entra el actor Tom Goodman-Hill, que comparte protagonismo con William Hurt y que se mete en la piel de Joe, un padre de familia que decide adquirir un sintético para ayudarle con las labores del hogar.
Hay infinitas obras inspiradas en la obra de Asimov. ¿Qué aporta Humans al género?
El punto diferencial es que es un drama doméstico entre dos familias: los Hawking y los Synth o Sintéticos. Es una idea tan simple como radical porque, al introducir la inteligencia artificial en hogares como el nuestro, nos obliga a reflexionar sobre cómo interactuamos los humanos.
Si Humans es un drama doméstico, es uno muy inquietante.
Lo que hace que la serie sea inquietante es que los sintéticos están muy cerca de ser humanos pero a la vez hay algo ligeramente distinto en ellos. Son reflejos del comportamiento humano: ellos reaccionan según aquello que ven en los humanos. Esto obliga a los personajes a reflexionar sobre sus propias actitudes, y resulta incómodo ver a personas cuestionándose constantemente cada movimiento.
“No creo que los humanos quedemos obsoletos: otra cosa es si seremos aniquilados”
En el caso de Joe, la llegada de Anita, más que ayudarle, hace todo lo contrario...
Él es un hombre simple y directo al que le cuesta criar a sus hijos con una esposa ausente por culpa de un trabajo absorbente. Por esto toma la decisión precipitada de comprar un humanoide para que le ayude, y así poder centrarse en reparar su relación matrimonial. Pero no piensa las consecuencias de tomar una decisión sin consultarlo antes con su familia.
La presencia de Anita en el hogar resulta aterradora, pero como espectador es inevitable sentir empatía por ella.
Resulta siniestra porque los humanos no somos tan calmados como ella. Es paradójico que lo más amenazador sea precisamente su tranquilidad. Es tan terrorífica como fascinante.
“Obliga a replantearse cómo tratamos a los que trabajan en el sector servicios”
Hay una escena especialmente perturbadora donde se argumenta que no hay que tratar bien a los sintéticos porque son esclavos. Es inevitable pensar en los episodios más lamentables de la historia.
Humans plantea varias cuestiones morales y una de ellas es cómo la clase media trata a las personas que trabajan en el sector servicios y a la población inmigrante. Puede que Anita sea una máquina con inteligencia artificial, pero no deja de ser un humanoide que te puede entender y hablar contigo, y deberías tratarla con respeto y no como a una esclava.
¿Participar en la serie le ha cambiado la forma de ver la tecnología? En el set de rodaje, nos sorprendíamos constantemente con nuestra dependencia. Cada vez que nos aburríamos, cogíamos el móvil para mandar correos electrónicos o lo que fuera. En el fondo, Humans ha
bla de esta dependencia, sólo que coge esta idea tecnológica y la con- vierte en algo de carne y hueso. Pero lo trágico es que no cambia tu conducta. La tecnología seguirá avanzando, nos guste o no, y no tiene sentido negarse al cambio. Lo importante es tomar decisiones morales sobre cómo queremos trabajar con ella.
¿Cree en la teoría de la singularidad tecnológica que mencionan en la serie? Si la ciencia es correcta, no es tanto una hipótesis como una realidad potencial: las máquinas serán capaces de regenerarse y mejorar sin la intervención humana. La pregunta no es si creemos en ella sino qué papel queremos tener. ¿Cómo debemos enfrentarnos a la situación cuando la inteligencia artificial desarrolle algún tipo de conciencia?
¿Significa esto que estamos a punto de quedar obsoletos? No creo que los humanos vayamos a quedar nunca obsoletos, pero otra cosa es si seremos aniquilados ( ri
sas).
Y, si pudiera tener en sintético, ¿para qué lo utilizaría? Seguro que para sexo no, eso lo tengo claro. Lo utilizaría para que me enseñase todo aquello que se me da mal. Como tendrían una paciencia infinita, serían una buena forma de aprender.