Ni pies...
Menos goles marcados y más goles recibidos, la ineficacia del Barcelona en ataque y los desequilibrios en defensa condicionan los resultados de un equipo que no encuentra la continuidad
ESTRESANTE Seis de las siete victorias blaugrana se han producido por un solo gol de diferencia CIRCUNSTANCIAL Luis Enrique insiste en que la falta de gol es una situación transitoria con el potencial existente
Es una situación de sequía transitoria, extraña pero circunstancial. Con el potencial ofensivo de que dispone el Barcelona, tarde o temprano las oportunidades se convertirán en refrescantes chubascos de goles. Esa es la teoría que expone reiteradamente Luis Enrique, un partido después de otro. Lo preocupante, sostienen tópicamente tanto el entrenador como los jugadores, sería que no se crearan oportunidades. Aunque la estadística realizadora, que tiende a empeorar, resulta cada vez menos tranquilizadora en la medida en que incide en los resultados y en el nivel de esfuerzo y estrés del equipo, abonado a marcadores incómodos. Así, en un momento de bajas y prohibiciones en que el reparto de minutos parece más necesario que nunca, el técnico no ha agotado los cambios en 6 de los 12 encuentros disputados. Seis de las siete victorias blaugrana se han producido por un solo gol de diferencia. El triunfo 4-1 frente al Levante es la única excepción en lo que va de curso, si bien tampoco fue producto de una actuación ejemplar.
El pretexto de los palos del sábado en Sevilla es perfectamente asumible, pero no ahuyenta el riesgo de cronificación de la ineficacia. Messi no está y Neymar sólo pudo marcar de penalti, una especialidad (3 errores en 5 lanzamientos) que tampoco contribuye a maquillar el nivel de ineficacia. ¿Todo es casualidad como defiende Luis Enrique? El gol es producto de múltiples factores. Del talento individual, por supuesto, pero también de la condición física, del estado emocional, la clarividencia mental, la confianza o la frescura táctica a la hora de seleccionar posiciones de remate. Pásale una nevera a un tipo convencido y la mete por la escuadra. Déjale una pelota en la línea de gol a un jugador indeciso y se pierde en la reflexión. Tal vez la falta de gol sea, más que una circunstancia, una consecuencia de la situación física y anímica de un equipo que en la Liga es el segundo con más disparos a portería por detrás del Real Madrid. O quizá a partir del día 17, con motivo de la visita del Rayo al Camp Nou todos los intentos tendrán el efecto deseado.
Lo incuestionable es que el Barça acumula 21 goles, ocho menos que la pasada temporada en los primeros doce partidos. Y entonces no estaba el sancionado Luis Suárez, que ahora acumula cinco tantos. El peso anotador sigue recayendo lógicamente en la delantera titular, que suma 16 goles, cuatro menos que en la campaña anterior a pesar de la aportación del delantero uruguayo. Este curso completan la nómina de realizadores Rafinha, Vermaelen, Bartra y Sergi Roberto. En el anterior, a estas alturas habían marcado Munir, Sandro, Piqué, Rakitic, Pedro y Xavi además de Messi y Neymar.
Luis Enrique reconoce que el índice anotador es inusualmente bajo, pero no quiere convertirlo en tragedia: “Por el perfil de los jugadores y todas las ocasiones que generamos seguro que vamos a hacer goles. Habrá algún partido que estemos espesos a lo largo de la temporada, pero el perfil técnico y físico de los jugadores garantiza que vayan a hacer goles”.