La hora de las decisiones
Los únicos precedentes con similares registros defensivos forzaron cambios de caras
REHACIENDO POSICIONES Luis Fernández no dudó en recuperar a Toni y Soldevilla y sacrificar a Lemmens y Pochettino
“Tenemos que estar preocupados porque estamos encajando goles con demasiada facilidad. Pasamos por un momento débil, delicado, y lo que personalmente más me preocupa es el aspecto anímico, antes incluso que la fortaleza como equipo, porque no estamos consiguiendo la sensación de bloque que éramos”. La reflexión de Sergio González tras la dolorosa derrota que sufrió su equipo el sábado ante un Sporting que se limitó a aprovechar los errores españolistas da cuenta de la situación de extrema fragilidad defensiva por la que pasa se equipo.
Tras haber encajado ante el Real Madrid la mayor goleada en contra en un partido en casa, los 16 goles que ha encajado el Espanyol en estas siete jornadas ligueras, con –9 de average, lo acercan peligrosamente a otro registro histórico negativo, el –10 de la campaña 1950-51. Ahora mismo, la estadística de goles realizados y encajados es idéntica a la de la temporada 2003-04, la última de Javier Clemente al frente del banquillo. Un dato que tampoco se antoja nada alentador. La diferencia es que en ambos casos, el equipo es- taba peor en la clasificación: tercero por la cola en la primera y colista en la segunda. Las tres victorias que ha cosechado el Espanyol de Sergio González salvan –o maquillan– una situación que no deja de ser preocupante.
El primero de los precedentes guarda un llamativo parecido con el arranque de esta campaña. Ese año debutaba bajo palos un joven Miguel Soler sin experiencia en Primera. En esas siete primeras jornadas ligueras ya había encajado 28 tantos; 31 en la octava, la última antes de que Juan José Nogués, el exjugador y entonces técnico españolista, apostase por recuperar al legendario Pepe Trias, el meta de la primera Copa, quien recuperó la titularidad esa temporada y la siguiente, entrado ya en la treintena. No por ello Soler interrumpió su carrera como blanquiazul, ya que el meta de Badalona completó ocho tempora- das como españolista, llegando a ser indiscutible en la campaña 1955-56, ya en plena madurez y a las órdenes de un más que autorizado Ricardo Zamora.
El precedente más reciente comparte similitudes con el actual por los ajustes que tuvo que realizar Clemente tras perder piezas importantes, aunque en defensa no fueron las bajas las que llevaron al técnico vizcaíno a llevar a cabo una revolución frustrada. Bajo pa- los apostó por el recién llegado Lemmens, relegando a Toni Jiménez al papel de suplente que había ocupado Argensó. En la línea defensiva reubicó al retornado Pochettino como pareja de Lopo en el eje, y al camerunés Wome, una curiosa apuesta que no tuvo continuidad. La jugada no le salió bien, ya que tras sumar dos puntos en las dos primeras jornadas, el equipo encadenó dolorosas derrotas, incluido un 0-4 en Montjuïc ante el Celta con Torricelli de portero –encajó dos goles– tras la expulsión del belga. Luis Fernández se hizo cargo del equipo a partir de la décima jornada y sus primeras decisiones fueron recuperar a Toni en la portería y a Soldevilla en el eje de la defensa, sacrificando para ello a Pochettino.
Sergio González también parece obligado a tomar decisiones, tanto por la estadística como por los sonoros silbidos que la afición dedicó el sábado a varios de sus hombres. Las bajas de Moreno, Colotto y Casilla están pesando más de lo que el técnico podía esperar, como su decisión de quitar de las bandas a Fuentes y Javi López. Y por ahora, ni Roco, ni Ciani, ni Raíllo, ni Róber, ni Pau –todos ellos debutantes– han conseguido formar un bloque defensivo de garantías.