La Vanguardia (1ª edición)

Cruce de reproches entre Mas y la cúpula judicial

El titular de la Generalita­t alerta contra el partidismo en la justicia El presidente del TS replica que “no es una afrenta” hacer cumplir la ley

- Santiago Tarín Barcelona

La cita hacía presagiar esgrima verbal y la hubo. La coincidenc­ia de Artur Mas, president de la Generalita­t en funciones; Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, y Rafael Catalá, ministro de Justicia, en un acto público por primera vez después de que el primero fuera imputado por la consulta del 9-N anunciaba que habría reproches públicos y así fue. Mas dijo que “el uso partidista de la justicia puede mermar el sustento democrátic­o”; Lesmes respondió que “hacer respetar la ley no debe considerar­se una afrenta” y Català recordó que el Rey había definido que “respetar la ley es fuente de legitimida­d democrátic­a”.

El terreno de juego fue el auditorio de Caixafòrum, en Barcelona, con motivo de la inauguraci­ón de la 58 reunión anual de la Unión Internacio­nal de Magistrado­s (UIM); preparada en esta ocasión por la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra, mayoritari­a en España. Los organizado­res ya suponían que su iniciativa quedaría en segundo plano ante la composició­n de la mesa que abría el simposio: el president de la Generalita­t en funciones, Artur Mas; el presidente del CGPJ y del TS, Carlos Lesmes; el ministro de Justicia, Rafael Catalá; la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal; la delegada del Gobierno en Catalunya; María de los Llanos de Luna, y tres miembros de la UIM. También se había invitado al Rey, que no pudo acudir por motivos de agenda. Era la primera ocasión en que todos estaban en el mismo lugar tras la imputación de Mas por la consulta del 9-N, y, en efecto, las diferencia­s entre ellos marcaron el desarrollo del acto.

Artur Mas se dirigió a los presentes en los tres idiomas oficiales de la reunión: inglés, francés y castellano, y dejó sentado al principio su ideario: “Bienvenido­s a la capital de una de las más viejas naciones de Europa: Catalunya”. Ahora bien, como buen orador, esperó al final para su reconvenci­ón: elogió que uno de los asun- tos que tratar en la reunión fuera la autonomía de la jueces para señalar que “cualquier utilizació­n partidista de la justicia puede mermar la democracia en cualquier lugar del mundo”; una evidente alusión a posibles injerencia­s políticas en la querella del 9-N. Mas hizo suyo el lema de las jornadas, promoviend­o una justicia independie­nte a escala mundial, a la que él añadiría “como sustento fundamenta­l de la democracia”.

Lesmes recogió el guante, y en su intervenci­ón proclamó que “hacer respetar la ley nunca debe considerar­se una afrenta”. Además, el presidente del CGPJ defendió a los miembros de la carrera judicial para agregar que las decisiones de los magistrado­s “ni están ni deben estar condiciona­das por intervenci­ones caprichosa­s y oportunist­as de los intereses de otros poderes públicos”, en

LA RÉPLICA JUDICIAL El presidente del Supremo sostiene que hacer respetar la ley “no es una afrenta”

LA POSICIÓN DEL EJECUTIVO Catalá citó al Rey para recordar que la ley es fuente de legitimida­d democrátic­a

VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR clara referencia a la polémica por la citación de Artur Mas y de la exvicepres­identa de la Generalita­t Joana Ortega y la consellera d’Ensenyamen­t, Irene Rigau.

Previament­e a Artur Mas intervino el ministro de Justicia, Rafael Catalá, que tampoco perdió su turno y recordó las palabras pronunciad­as por el Rey, Felipe VI, también en Barcelona el pasado 23 de julio durante la entrega de despachos de la Escuela Judicial: “El respeto a la ley es fuente de legitimida­d y de convivenci­a en paz”. También señaló que el respeto a la ley por parte de los poderes públicos “no es ni debe ser un puro trámite, una mera formalidad o una alternativ­a”.

Por su parte, Consuelo Madrigal y Pablo Llarena, presidente de la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra, esquivaron esta polémica. Mientras la fiscal general del Estado mantuvo un discurso técnico sobre el papel del ministerio público en los procesos, el segundo avisó del peligro del papel de determinad­os magistrado­s (los conocidos popularmen­te como jueces estrella) en los procesos.

Los integrante­s de la mesa que abría las sesiones entraron cada uno por su lado en la sala, y se fueron de igual manera. Durante la sesión su actitud fue fría respecto al resto. No hubo con- versacione­s de pasillo al concluir, ni declaracio­nes públicas de relevancia. Los organizado­res temían que su reunión se transforma­ra en un choque de trenes a cuenta del 9-N. Los tres principale­s intervinie­ntes aprovechar­on la ocasión para dejar constancia de sus puyas, y el silencio hubiera sido más estruendos­o que la palabra, pero ocurrió de forma poco vehemente. Y los miembros de la Unión Internacio­nal de Magistrado­s se quedaron satisfecho­s, porque temían un incendio y se quedó en un fuego controlado, en la prevista esgrima verbal.

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CÉSAR RANGEL Artur Mas, Carlos Lesmes y Rafael Catalá compartier­on mesa pero nada más
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