Inyección de confianza en España
EL aumento de la nota financiera de España que ha hecho la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s, a la que seguramente se sumarán el resto de sus colegas, es un espaldarazo a la confianza en el país y a la política económica llevada a cabo por el Gobierno.
El informe de Standard & Poor’s no se limita a certificar que la economía española muestra señales de solidez y equilibrio, tras la aplicación de la reforma laboral y del resto de reformas estructurales, sino que apuesta también por el hecho de que la política económica del próximo gobierno que salga de las urnas en diciembre será continuista.
El análisis de Standard & Poor’s no se basa en que esta agencia considere segura una eventual victoria del Partido Popular sino en el hecho de que gobierne quien gobierne tendrá escaso margen de maniobra, bajo el dictado de los mercados financieros, dado el elevado nivel de deuda que todavía tiene el país. El ejemplo de lo sucedido en Grecia es paradigmático en este sentido. En cualquier caso, dos días más tarde de publicarse el citado informe, el triunfo de los conservadores en Portugal, después de haber pilotado durante cuatro años un duro ajuste, y de haber sentado las bases de la recuperación en dicho país, es un claro balón de oxígeno para el Partido Popular en España.
Las buenas perspectivas que augura para España la citada agencia de calificación financiera, que pronostica que la economía registrará un crecimiento real del 2,7 % de media en el periodo 2015-2017, unido a su convencimiento de que se podrán reconducir las tensas relaciones entre el Gobierno y Catalunya, han supuesto una inyección de confianza para la bolsa española.
Hay que reconocer, sin embargo, que el buen comportamiento de la bolsa española registrado ayer se debe en gran parte al efecto contagio del conjunto de mercados internacionales que, paradójicamente, subieron globalmente ante indicadores negativos. Uno de estos indicadores fue la evolución del empleo, peor de lo esperado, en Estados Unidos. Este hecho obligará a la Reserva Federal a mantener su política monetaria expansiva, sin tocar los tipos de interés. Otro indicador es el índice que mide la actividad manufacturera y de servicios en Europa, que refleja una cierta ralentización en el tercer trimestre, lo que permite confiar en que eso influirá en un aumento de los planes de estímulo del Banco Central Europeo, al igual que ya ha anunciado que hará el Banco de Japón. Todas esas nuevas medidas de expansión monetaria que se esperan deberían contribuir a que la economía mundial –y también la española– puedan superar el impacto negativo producido por el menor crecimiento de China.
La buena senda económica de España, sin embargo, y de acuerdo también con el informe de Stantard & Poor’s, dependerá de que no haya una excesiva fragmentación política en las próximas elecciones generales, ya que debilitaría el gobierno del país, de que se mantengan con firmeza las políticas de reducción del déficit público, así como la agenda de las reformas estructurales pendientes, incluida una mayor inversión en educación y en investigación e innovación, y de que continúe el ritmo de creación de empleo. Todo ello posibilitará unas condiciones de financiación más favorables de la elevada deuda pública que, a su vez, facilitará a España una recuperación más dinámica que la del resto de los países de la eurozona.