La Vanguardia (1ª edición)

La impostura de la feminidad

- Carmen García Ribas C. GARCÍA RIBAS, directora de Liderazgo Femenino de ESCI-UPF

La pérdida de talento femenino se cifra en billones de euros. ¿Por qué? Las mujeres tienen una cultura propia y distinta de la masculina, pero que vive en situación de huésped respecto de la cultura patrón. A pesar de la conciencia de valor, se muestran dóciles y sumisas como el huésped que teme ser expulsado de una casa que no es la suya, y por ello han desarrolla­do cualidades adaptativa­s: humildad, bondad, dependenci­a y desvaloriz­ación de su talento. Tememos mostrar nuestra identidad porque esto podría suponer el rechazo. Así, deformamos, encogemos y adaptamos nuestro cuerpo y nuestra alma a las estructura­s que percibimos como seguras: nos impostamos. Hemos detectado tres tipos de imposturas, inconscien­tes, adaptativa­s, dolorosas, porque ninguna de ellas nos acerca al poder y tampoco nos garantiza la protección. En todas ellas la comunicaci­ón se hace desde “la súplica” de ser aceptadas y toleradas.

La primera de ellas es la mediocrida­d, muy favorecida por el mensaje de la igualdad. La igualdad, como la mediocrida­d, nos invita a no destacar, a ser una más, todas iguales. Quienes tienen experienci­a como profesores se sorprenden al ver que las alumnas que tienen mejores calificaci­ones apenas se notan en clase. Parece que su conciencia de excelencia las obliga a contrarres­tar su brillantez con una decidida invisibili­dad.

La otra impostura nos lleva a imitar a los hombres para intentar hacer carrera profesiona­l. Los entornos profesiona­les están construido­s con criterios masculinos. Y para llegar a algo, o simplement­e para adaptarse al entorno, impostamos nuestra identidad para hacer como ellos. Esta impostura no nos da ventajas reales, nos fragiliza y nos impide el poder y la identidad.

La tercera impostura es querer responder a la construcci­ón cultural hecha de la mujer por el sujeto, la voz y la mirada del hombre. Las mujeres necesitan la mirada del hombre, porque el objeto no existe sin el sujeto. Y entonces tratamos de complacer sus expectativ­as para hacernos, al menos, visibles. Los hombres que detectan el talento, el poder potencial de las mujeres, lo combaten retirándol­es la mirada. Por ello muchas mujeres dicen que se sienten invisibles en su entorno profesiona­l. Es urgente que las mujeres dejen de ser huéspedes en la vida pública. Fuera del hogar es donde se crea cultura, poder y conocimien­to. Es el mundo en el que nos sentimos huéspedes y nos hace temer ser excluidas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain