“Trabajo en la empresa de mi padre”

Recientemente, paseando por Barcelona, me encontré con Joan R., un exalumno de la universidad. A los profesores nos gusta que los exalumnos nos cuenten cómo les va su vida profesional. Joan me explicó que al acabar la carrera empezó a trabajar en la empresa de su padre. Estaba entusiasmado con el giro que le había conseguido dar en los últimos tres años, ya no se sentía menos que aquellos que habían empezado a trabajar en grandes compañías con nombres rimbom- bantes sino que, por el contrario, transmitía la sensación de que sus actuales responsabilidades y proyectos de futuro contribuían decisivamente a elevar su autoestima ¿Acaso no tiene mérito trabajar en la empresa de la familia y saber conducirla hacia el futuro?

En unos años en los que parece que sólo se habla de emprendeduría entendida como la creación de nuevas empresas, continuar el legado de una empresa familiar es tanto o más importante que esto, al fin y al cabo estas son las empresas que mantienen el tejido económico en Catalunya. Seguir el legado del padre, como el padre lo hizo con el del abuelo, no es tarea sencilla en un mundo tan competitivo como el de hoy. Muchas de estas empresas compiten globalmente con grandes multinacionales y han sabido y saben hacerse un hueco en el mercado gracias a la pericia y preparación de estos hijos y nietos. ¿Quién puede negar hoy que Joan sea emprendedor además de empresario?

Parecería que hoy en día es más reconocido haber empezado cinco start-ups, de las cuales cuatro no han funcionado, que haber mantenido en el mercado durante diez años la empresa familiar. Es fácil “heredar” la empresa de la familia, pero extraordinariamente difícil haberla mantenido competitivamente en el mercado durante los siguientes diez años, sea cual sea el sector del que estemos hablando. Para ello es crucial la formación recibida y, por tanto, la universidad debe tomar como misión prioritaria, además de promover intercambios internacionales y prácticas en empresas, conceder protagonismo a la gestión de la empresa familiar como materia capital en el plan de formación de sus estudiantes. Las cifras confirman esta necesidad: según el Instituto de Empresa Familiar este tipo de empresas tienen un gran peso en el tejido empresarial en España, ya que representan el 85% sobre el total de las empresas y en torno al 70% del PIB.