Programa elocuente
Intérpretes: Joshua Bell, violín, Ramón Tebar, director Lugar y fecha: L’Auditori, 2 a 4 de octubre del 2015
Hay cosas que cambian, al parecer. La OBC reacciona sobre la marcha y es capaz de hacer ho- menaje a Manuel Oltra incluyendo, a la semana prácticamente de su fallecimiento, en concierto de temporada el poema L’Alimara que el Mestre escribió para dos coblas y percusión en 1983 y posteriormente adaptó a orquesta sinfónica y que muestra su capacidad melódica y de color. Enhorabuena.
El concierto con un programa extenso y de tintes singulares, presentaba como atractivo la Sin- fonía española de Éduard Lalo, en esa invención francesa que fue el “españolismo”, que culminó con la Carmen de Bizet, justo un año más tarde de esta obra, Sarasate siempre presente, en un movimiento transversal en pintura y literatura. La versión por el famoso Joshua Bell, virtuoso americano, de sensible técnica y sonido, atrajo con razón a fans y melómanos. Y el resultado fue elocuente, con un carácter eso sí, muy distante de esas interpretaciones más “canallas” escuela Sarasate que subrayan glissandi y giros de virtuoso, y aquí centrada en una sonoridad muy sutil y ex- quisita técnica y musicalidad. Como siempre, la dificultad de la obra en la orquesta supongo que se atenuó el domingo, con menor marcialidad. Bell dejó una propina muy sensible y romántica en la famosa Meditación de Massenet.
Respuesta menos rápida por parte de la orquesta fue la del comienzo de la versión de Ballet Estancia del catalano-italiano (en definitiva argentino) Alberto Ginastera, en que flotan las influencias de Stravinsky y de Copland en un momento de auge del “americanismo musical”.
La rítmica compleja de base folklórica hizo difícil encarrillar la labor del conjunto, aunque poco a poco todo entró en su cauce, impresionando bien la labor del director Tebar acertado en su diálogo gestual, y magnífica la percusión y pasajes polifónicos de las maderas. Un narrador dio carácter con versos del Martín Fierro de José Hernández, que el programa debía de haber señalado. La sesión se completó con una versión brillante del Bolero, de Ravel, en que destacaron casi todos los solistas de la OBC, situación a solucionar, y nuevamente con el buen matiz, ritual, de la percusión.