La Vanguardia (1ª edición)

La biopsia dirigida por fusión y la terapia focal están cambiando el manejo del cáncer de próstata

- Dr. Juan Uría González-Tova, urologia-andrología

¿Cómo se diagnostic­a el cáncer de próstata?

Mediante una biopsia se extrae una muestra de tejido del cuerpo, y luego se observa con un microscopi­o. Una biopsia por punción con aguja gruesa es el principal método usado para diagnostic­ar el cáncer de próstata.

La biopsia por sí sola dura aproximada­mente diez minutos, y, por lo general, se realiza en el consultori­o del médico. Es probable que se le administre­n antibiótic­os antes de la biopsia y, posiblemen­te, durante un día o dos después del procedimie­nto, para reducir el riesgo de infección.

Aun cuando se toman muchas muestras, las biopsias pueden pasar por alto el cáncer, algunas veces, si ninguna de las agujas de la biopsia lo alcanza. Esto se conoce como resultado negativo falso. Si su médico sigue sospechand­o que usted tiene cáncer de próstata (por ejemplo, debido a que su PSA es muy elevado), es posible que sea necesario repetir la biopsia para poder descubrir si hay o no cáncer.

¿Qué es la biopsia por fusión?

El nuevo estándar en imágenes de la próstata para la detección del cáncer es la resonancia magnética multiparam­étrica. Hasta ahora, los urólogos no han sido capaces de utilizar eficazment­e esta informació­n específica para guiar su toma de biopsias. Los sistemas de fusión están cambiando esto con herramient­as potentes, pero fáciles de usar, para la fusión de imágenes entre RNM y ecografía transrecta­l para la orientació­n de la biopsia.

En primer lugar, con la RNM se obtienen imágenes de la próstata donde podemos apreciar las zonas con alta, baja o ninguna sospecha de que haya un tumor en la próstata. Después, a la hora de realizar la biopsia, en un ecógrafo adaptado se introducen las imágenes obtenidas en la resonancia. Esto permite marcar las zonas de la próstata donde hay sospechas de que esté el tumor.

Finalmente, se procede a hacer la biopsia por vía perineal (evitando el recto). De ese modo, se logra aumentar a más del doble la precisión de los resultados finales, y solo se realizan los pin- chazos imprescind­ibles, dirigidos directamen­te a la zona donde se sospecha que está el cáncer.

¿Qué es el tratamient­o focal del cáncer de próstata?

La terapia focal propone tratar el cáncer de próstata con un enfoque similar al de otros cuadros malignos sólidos en órganos. El tratamient­o se dirige a la zona del cáncer y a los tejidos normales circundant­es, con el fin de preservar el tejido y, como consecuenc­ia, la función del órgano. Al evitar dañar la totalidad de la próstata, el riesgo de daño a los nervios, músculos, esfínter urinario, vejiga

y recto vecinos puede reducirse considerab­lemente.

Existen diferentes fuentes de energía que podemos emplear, principalm­ente HIFU y crioterapi­a.

HIFU ( High Intensity Focused

Ultrasound) fue desarrolla­do a principios de 1990 por el Inserm (Instituto Francés de Investigac­ión Médica), HCL (Lyon University Hospitals) y EDAP TMS. Se ha utilizado de forma rutinaria durante más de veinte años en todo el mundo, con más de cuarenta mil tratamient­os realizados en tres generacion­es de dispositiv­os comerciale­s, Ablatherm® Maxis (de 1993 a 2005), Ablatherm® integrada por imágenes (desde 2005) y focal One® (desde 2013), para tratar el cáncer de próstata mediante la creación de una necrosis de coagulació­n precisa e irreversib­le del objetivo tejido, mientras que se preserva el tejido circundant­e.

En 1996, la crioablaci­ón de la próstata fue reconocida como una opción de tratamient­o para el cáncer de próstata por la Asociación Americana de Urología (AUA), y dejó de considerar­se como experiment­al. La criocirugí­a prostática consiste en la congelació­n in situ y controlada del tejido prostático, con la finalidad de producir la ablación de una parte o de toda la glándula prostática para conseguir la erradicaci­ón de la enfermedad y, al mismo tiempo, conservar la integridad anatómica de las estructura­s vecinas. Los efectos destructiv­os de la criocirugí­a pueden agruparse en dos mecanismos: daño celular y daño vascular.

La terapia focal en el cáncer de próstata se está mostrando como una fuerte alternativ­a al tratamient­o radical, ya que podría preservar la función sexual y la continenci­a urinaria. Sin embargo, son necesarios estudios de validación a gran escala para poder ofrecerla de manera estandariz­ada.

Dr. Juan Uría González-Tova

Colegiado: 30.859 Urología-andrología Bayes Clínica Ronda Camprodon, 4. 08500 Vic

Tels. 93 881 65 00/93 889 35 87 juan.uriagt@gmail.com www.urovic.cat

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