La Vanguardia (1ª edición)

Asamblea en la fábrica.

Martorell podría mantener provisiona­lmente el Q3 si se aplaza la llegada del A1

- DOLORS ÁLVAREZ Barcelona

Miles de trabajador­es de la alemana Volkswagen escuchan, en la sede de Wolfsburgo, al presidente del comité de empresa, tras el anuncio del grupo de revisar todas sus inversione­s para atender los costes económicos del fraude en los motores diésel de 11 millones de coches.

Se acabaron los paños calientes y las optimistas declaracio­nes de altos cargos del Gobierno acerca de las inversione­s del grupo Volkswagen en España. El nuevo presidente del grupo, Matthias Müller, anunció ayer que el grupo tomará medidas dolorosas y revisará su plan de inversione­s para hacer frente a las consecuenc­ias financiera­s del escándalo de la manipulaci­ón de emisiones de sus motores diésel. Todas las alarmas se han encendido en Seat y también en el Gobierno español, pues deja en el aire el plan para invertir 4.200 millones en España, 3.300 millones de ellos en Seat.

Müller hizo el anuncio en una puesta en escena espectacul­ar. Arropado por casi todo el comité de dirección, intervino ante una asamblea de 20.000 trabajador­es alemanes en la sede central de Wolfsburgo, que sindicalis­tas de otros países pudieron seguir por pantalla ante el palacio de Congresos próximo. “Seré muy claro: esto va a ser doloroso”, dijo tras explicar que se reajustará el plan de eficiencia diseñado por su predecesor, Martin Winterkorn, quien se ha visto obligado a dimitir por el escándalo de los motores dié- sel trucados con un software que falsificab­a los datos de emisiones de NOx (óxido de nitrógeno, un elemento muy nocivo para el medioambie­nte y hasta cancerígen­o)

Müller aseguró que son necesarios “ahorros drásticos” y prometió que “hará todo lo posible” por mantener los puestos de trabajo. Una promesa que, sin embargo, se entendió en clave alemana, lo que no contribuye precisamen­te a calmar los ánimos en Seat, la filial generalist­a más pequeña y la que tiene ma- yores problemas de rentabilid­ad. Además, Winterkorn, marcado ahora el por el escándalo, ha sido en definitiva un buen aliado de Seat, paciente con su retraso en salir de pérdidas, tanto cuando era presidente de Audi como después en el grupo VW. Müller, procedente de Porsche, es por ahora una incógnita para la filial española.

El consorcio alemán, que en el primer semestre de este año consiguió encaramars­e al primer puesto mundial, anunció en el 2014 un plan de inversione­s de 85.600 millones en todo el mundo en el periodo 2015-2019. Irónicamen­te, deberían destinarse a desarrolla­r nuevos modelos y tecnología­s más eficientes y respetuosa­s con el medioambie­nte.

Según un comunicado del grupo, Müller dijo en la asamblea que todavía no se pueden cuantifica­r “los inmensos daños financiero­s” y prometió una aclaración “rápida y sin miramiento­s” de lo sucedido con la manipulaci­ón de los motores diésel. Dejó claro, no obstante, que no bas- tan recortes salariales ni la supresión de los generosos bonus que cobran sus empleados alemanes a cuenta de los resultados para costear esta crisis sin precedente­s. El grupo ha provisiona­do ya 6.000 millones de euros (el beneficio de todo un año), aunque algunos bancos de inversión ya avanzan que el coste podría llegar hasta 78.000 millones. Bernd Osterloh, presidente del comité de empresa del grupo, respaldó en todo momento a Müller y am- bos coincidier­on en señalar que el gran objetivo es recuperar la confianza de clientes e inversores.

Osterloh consideró una “buena noticia” que de momento no se prevean recortes de plantilla, aunque admitió que es pronto para saber si a medio a largo plazo afectará a los 600.000 puestos de trabajo.

El grupo no aclaró qué se entiende por inversione­s necesarias o inversione­s prescindib­les. “Ahora se plantean muchas dudas y aquí hay intranquil­idad por el empleo”, dijo Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, que estará toda esta semana en Wolfsburgo en las reuniones de los comités mundial y europeo. El viernes se verán con la dirección para tratar sobre la plantifica­ción de modelos y produccion­es. Una de las primeras medidas que podría adoptarse sería el aplazamien­to de la adjudicaci­ón a la planta de Martorell de la fabricació­n del Audi A1. Eso en principio no sería perjudicia­l para Martorell, si así mantiene la producción del Q3, un vehículo con mucho mayor margen que el A1. La intención del grupo era trasladar lo a Bruselas o a una planta alemana, una medida que según Carnero podría tener un coste de 300 millones de euros. “Este gasto es prescindib­le”, dijo.

 ?? ROLAND NIPAUL / EFE ??
ROLAND NIPAUL / EFE
 ?? JULIAN STRATENSCH­ULTE / AP ?? Un ciclista descansa en el parque con vistas a la fábrica principal de Volkswagen en Wolfsburgo
JULIAN STRATENSCH­ULTE / AP Un ciclista descansa en el parque con vistas a la fábrica principal de Volkswagen en Wolfsburgo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain