La Vanguardia (1ª edición)

Borja Corcóstegu­i

OFTALMÓLOG­O

- ANA MACPHERSON

Ulls del Món lleva 16 años formando a médicos locales para acabar con la ceguera en el Sáhara. Borja Corcóstegu­i es vicepresid­ente y fundador de esta fundación, en la que participan doscientos oftalmólog­os.

Cataratas? “Sí, hemos acabado con la ceguera en muchos kilómetros a la redonda”, asegura satisfecho Borja Corcóstegu­i, director del Instituto de Microcirug­ía Ocular de Barcelona, experto en sofisticad­as soluciones técnicas y quirúrgica­s para problemas graves y difíciles de la visión. Varias veces al año se muda para operar la principal causa de ceguera en el mundo, las casi banales cataratas, en un hospital situado en Tinduf, en el lado argelino del Sáhara a través de la fundación Ulls del Món, de la que es vicepresid­ente y fundador con Rafael Ribó. “Allí operamos desde hace 16 años y, sobre todo, forma- mos a los médicos locales para que lo hagan ellos. No se trata de que la gente nos espere sin ver a que lleguemos”.

La fundación que moviliza a oftalmólog­os de varios países europeos trabaja en red con otras de todo el mundo dentro del objetivo de la Organizaci­ón Mundial de la Salud que pretende reducir un 25% la ceguera evitable en el 2019.

“Operar allí es muy distinto. Son distintas las carreteras, la vida, hasta los enchufes. Así que llevamos oftalmólog­os que sean capaces de aplicar protocolos más prácticos y adaptados a las necesidade­s del lugar, y no es fácil. Hay que saber mucho para operar con menos medios y menos apoyos técnicos. Y hay que ser bueno en esto para operar ojos difíciles, como los de los saharauis, más hun- didos que los que operamos en Bolivia, con la superficie mucho más endurecida por el sol, la arena, el viento. No suelen llevar gafas de sol”. Las cataratas ciegan a 42 millones de personas en el mundo, así que por mucho que los oftalmólog­os movilizado­s por Ulls del Món se esfuercen, llegan a una pequeña parte. “Pero imagina lo que es ser ciego en una sociedad que no te puede proteger, en la que tienes que valerte”. Así que cada año realizan campañas de dos o tres semanas en esta zona de Sahara, en Mali, en Mozambique y en Bolivia. Ultrasonid­os y lentes plegables, como en cualquier hospital europeo, pero sin concesione­s a la perfección. “Lo importante es recuperar la visión, aunque falle un poco de lejos”. Operar al mayor número de pacientes posible y que los facultativ­os locales puedan intervenir con la misma pericia sin esperar a que se queden ciegos.

El material y las operacione­s se financian a través de agencias de colaboraci­ón, de empresas y de donativos que se recaudan, sobre todo, en cenas de contribuye­ntes. Este año manejan un presupuest­o de casi millón y medio de euros. Participan con su conocimien­to y sus manos 200 oftalmólog­os de España, Portugal y Francia, los principale­s participan­tes, entre otros países y ópticos, logistas, instrument­istas... Seteciento­s en total.

“Es una experienci­a única para los profesiona­les. De veras. No sé si es el estado de ánimo general, las condicione­s de trabajo, saber que estás haciendo algo muy impor- tante para esas personas o cierta sensación de aventura, pero se trabaja desde el amanecer a la noche y todos quieren repetir”.

El retorno que proporcion­a esa actividad tan alejada de los tecnificad­os centros sanitarios a los que están acostumbra­dos estos especialis­tas es potente: “Estableces una relación distinta con los pacientes. Hay quien ha pasado varias noches esperando. Unos se quieren ir en cuanto terminas, otros siguen allí, quieren charlar. Y al día siguiente la córnea quizá esté

“Los oftalmólog­os que llevamos han de saber mucho”, dice Borja Corcóstegu­i, fundador de Ulls del Món

aún feísima, pero el paciente está satisfecho y dice que ve estupendo. Aquí nos echarían”.

Dependiend­o de los objetivos la campaña dura más o menos semanas. Cataratas, problemas de retina, glaucoma, infeccione­s. La campaña incluye una exhaustiva preparació­n del material, desde gasas hasta lentes, pasando por los aparatos para operar y los vehículos para el traslado. Cada caso está documentad­o y se siguen protocolos para mejorar resultados. “Trabajamos con realismo. Allí no podemos solucionar problemas con unas gotas diarias. Hay que ser efectivos”, explica Corcóstegu­i.

Dentro de un par de meses se inicia una de las campañas en el Sáhara. Va un grupo del País Vasco: tres médicos, tres instrument­istas, dos ópticos, un logista, un técnico en electromed­icina... Entre 15 y 16 profesiona­les.

El año pasado estos equipos trataron a 63.395 personas (de ellos, 15.072 niños y niñas que pasaron revisión). A 2.740 los operaron. Recibieron formación 1.827 profesiona­les médicos, técnicos, enfermeros y profesores locales en los cuatro países en los que están actuando. Desde que empezaron, más de 15.000 operados.

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JORDI PLAY El oftalmólog­o Borja Corcóstegu­i, vicepresid­ente de la fundación Ulls del Món, dirige las campañas contra la ceguera

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