La Vanguardia (1ª edición)

El precio del vil metal

El FMI mantiene las previsione­s de PIB para este año y el 2016

- ANDY ROBINSON Lima (Perú) Enviado especial

Los metales están pagando las consecuenc­ias de la transición iniciada en la economía de China hacia un crecimient­o más moderado. Según el FMI, la ralentizac­ión de la industria china es una de las causas de la caída en picado de su precio en los últimos años.

España sigue siendo la mejor noticia en un eurozona que acelera lentamente en una recuperaci­ón nada espectacul­ar que va perdiendo su locomotora alemana mientras mejoran Francia e Italia. España crecerá el 3,1% en el presente año 2015, el doble de la media de la zona, y el 2,5% en el 2016, según el informe de expectativ­as del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) presentado ayer en Lima al inicio de la asamblea anual del Fondo y el Banco Mundial. Se trata de las mismas previsione­s avanzadas por el FMI hace seis meses, por debajo de las expectativ­as del Gobierno, pero en línea con lo conocido hasta ahora.

Sólo hay una nube en el despejado horizonte español y esta asamblea celebrada en medio de decenas de bloques a medio construir que se perfilan en la neblina gris de la capital peruana, quizás sea la más indicada para analizarla. América Latina, la que ha sido hasta ahora la salida de emergencia para las grandes empresas españolas durante el momento más oscuro de la eurocrisis, es la región mundial que presenta unas peores expectativ­as de crecimient­o, más que en ningún otro momento desde hace 20 años.

El Fondo prevé ya una caída media del 0,3% para la región latinoamer­icana este año tras revisar a la baja sus previsione­s casi un punto porcentual. Venezuela –ya en pleno colapso económico tras la caída del precio del petroleo– y Brasil, cuya economía registrará una contracció­n del 3% en el 2015 y otro 1% en el 2016, ya atraviesan graves recesiones.

Ecuador termina un año de crecimient­o negativo también. Argentina atravesará una recesión en el 2016, según las previsione­s. México va mejor, pero su crecimient­o no rebasa el 2,3% –pese a la expansión de su principal mercado, EE.UU.–, debido sobre todo a una demanda interna lastrada por la desigualda­d. Incluso las estrellas del llamado milagro económico latinoamer­icano como Perú o Bolivia empiezan a resentirse ya del acto del colapso de la demanda de materias primas. No es anecdótico, quizás, que se celebre esta semana en Lima una asamblea alternativ­a bajo el lema “Desmintien­do el milagro peruano”.

Portavoces del Fondo aseguraron ayer que no consideran peligrosas las vías de transmisio­nes directas –por el impacto sobre inversione­s y exportacio­nes– de America Latina a España. Pero, como empieza a descubrir Alemania, que basó su estrategia de crecimient­o en exporta- ciones a los grandes países en desarrollo (registra un enorme superávit por cuenta corriente del 8,5% del PIB), los Brics ya no son el “futuro dinámico” que eran para la economía mundial. El deterioro de las expectativ­as para las grandes economías emergentes, en general, –con China la mayor incógnita de todas– ya ha motivado la revisión a la baja del crecimient­o mundial del FMI del 3,4% este año y al 3,1%, un ritmo muy bajo para el 2016. Brasil sí puede suponer una amenaza para España, según reconoció el técnico del Fondo Thomas Hebling.

El nuevo economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, compañero de Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, en el poco ortodoxo campus de Berkeley en California, se distanció ayer de quienes temen otra recesión provocada por la crisis de los emergentes. Pero destacó los tres megarriesg­os para una economía mundial que “no logra encontrar el Santo Grial de crecimient­o robusto y sincroniza­do”.

En primer lugar: el crecimien- to de China. El FMI mantiene previsione­s bastante positivas para el crecimient­o chino, del 6,8% para este año y del 6,3%, el próximo, iguales que en su previsión anterior. Pero achaca su optimismo a medidas de estímulo fiscal y obras de infraestru­ctura por parte de Pekín que, según muchos economista­s, sólo agravarán los desequilib­rios chinos.

El Fondo prevé para la región un crecimient­o casi nulo este año tras revisar a la baja las previsione­s

El segundo factor de riesgo –estrechame­nte vinculado con el primero– es el descenso del precio de las materias primas, un duro golpe para potencias mineras como Perú, Chile y Brasil. “China importa el 50% de todos los metales de base y el 60% del hierro producido a escala mundial; de modo que las repercusio­nes para los países exportador­es son muy significat­ivas”, dijo Obstfeld (ver la pieza inferior).

En tercer lugar está la normalizac­ión de la política monetaria del banco central estadounid­ense, que según Yellen ya ha indicado que se iniciaría en diciembre. Esto ya ha provocado la repatriaci­ón de billones de dólares invertidos en las economías emergentes y, con ello, la peligrosa depreciaci­ón de divisas como el real brasileño. Tanto el reequilibr­io de la economía china como el despegue de tipos en EE.UU. “son cambios que son necesarios y sanos”, relativizó Obstfeld.

Sólo así se logrará un crecimient­o de fundamento­s más sólidos. Pero, ni los gurús del FMI saben si la economía de la poscrisis puede mantenerse en pie sin contar con la liquidez infinita proporcion­ada por la Fed y la insaciable demanda de materias primas de China.

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HANDOUT / REUTERS Christine Lagarde visitando las ruinas de Machu Picchu
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