El precio del vil metal
El FMI mantiene las previsiones de PIB para este año y el 2016
Los metales están pagando las consecuencias de la transición iniciada en la economía de China hacia un crecimiento más moderado. Según el FMI, la ralentización de la industria china es una de las causas de la caída en picado de su precio en los últimos años.
España sigue siendo la mejor noticia en un eurozona que acelera lentamente en una recuperación nada espectacular que va perdiendo su locomotora alemana mientras mejoran Francia e Italia. España crecerá el 3,1% en el presente año 2015, el doble de la media de la zona, y el 2,5% en el 2016, según el informe de expectativas del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentado ayer en Lima al inicio de la asamblea anual del Fondo y el Banco Mundial. Se trata de las mismas previsiones avanzadas por el FMI hace seis meses, por debajo de las expectativas del Gobierno, pero en línea con lo conocido hasta ahora.
Sólo hay una nube en el despejado horizonte español y esta asamblea celebrada en medio de decenas de bloques a medio construir que se perfilan en la neblina gris de la capital peruana, quizás sea la más indicada para analizarla. América Latina, la que ha sido hasta ahora la salida de emergencia para las grandes empresas españolas durante el momento más oscuro de la eurocrisis, es la región mundial que presenta unas peores expectativas de crecimiento, más que en ningún otro momento desde hace 20 años.
El Fondo prevé ya una caída media del 0,3% para la región latinoamericana este año tras revisar a la baja sus previsiones casi un punto porcentual. Venezuela –ya en pleno colapso económico tras la caída del precio del petroleo– y Brasil, cuya economía registrará una contracción del 3% en el 2015 y otro 1% en el 2016, ya atraviesan graves recesiones.
Ecuador termina un año de crecimiento negativo también. Argentina atravesará una recesión en el 2016, según las previsiones. México va mejor, pero su crecimiento no rebasa el 2,3% –pese a la expansión de su principal mercado, EE.UU.–, debido sobre todo a una demanda interna lastrada por la desigualdad. Incluso las estrellas del llamado milagro económico latinoamericano como Perú o Bolivia empiezan a resentirse ya del acto del colapso de la demanda de materias primas. No es anecdótico, quizás, que se celebre esta semana en Lima una asamblea alternativa bajo el lema “Desmintiendo el milagro peruano”.
Portavoces del Fondo aseguraron ayer que no consideran peligrosas las vías de transmisiones directas –por el impacto sobre inversiones y exportaciones– de America Latina a España. Pero, como empieza a descubrir Alemania, que basó su estrategia de crecimiento en exporta- ciones a los grandes países en desarrollo (registra un enorme superávit por cuenta corriente del 8,5% del PIB), los Brics ya no son el “futuro dinámico” que eran para la economía mundial. El deterioro de las expectativas para las grandes economías emergentes, en general, –con China la mayor incógnita de todas– ya ha motivado la revisión a la baja del crecimiento mundial del FMI del 3,4% este año y al 3,1%, un ritmo muy bajo para el 2016. Brasil sí puede suponer una amenaza para España, según reconoció el técnico del Fondo Thomas Hebling.
El nuevo economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, compañero de Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, en el poco ortodoxo campus de Berkeley en California, se distanció ayer de quienes temen otra recesión provocada por la crisis de los emergentes. Pero destacó los tres megarriesgos para una economía mundial que “no logra encontrar el Santo Grial de crecimiento robusto y sincronizado”.
En primer lugar: el crecimien- to de China. El FMI mantiene previsiones bastante positivas para el crecimiento chino, del 6,8% para este año y del 6,3%, el próximo, iguales que en su previsión anterior. Pero achaca su optimismo a medidas de estímulo fiscal y obras de infraestructura por parte de Pekín que, según muchos economistas, sólo agravarán los desequilibrios chinos.
El Fondo prevé para la región un crecimiento casi nulo este año tras revisar a la baja las previsiones
El segundo factor de riesgo –estrechamente vinculado con el primero– es el descenso del precio de las materias primas, un duro golpe para potencias mineras como Perú, Chile y Brasil. “China importa el 50% de todos los metales de base y el 60% del hierro producido a escala mundial; de modo que las repercusiones para los países exportadores son muy significativas”, dijo Obstfeld (ver la pieza inferior).
En tercer lugar está la normalización de la política monetaria del banco central estadounidense, que según Yellen ya ha indicado que se iniciaría en diciembre. Esto ya ha provocado la repatriación de billones de dólares invertidos en las economías emergentes y, con ello, la peligrosa depreciación de divisas como el real brasileño. Tanto el reequilibrio de la economía china como el despegue de tipos en EE.UU. “son cambios que son necesarios y sanos”, relativizó Obstfeld.
Sólo así se logrará un crecimiento de fundamentos más sólidos. Pero, ni los gurús del FMI saben si la economía de la poscrisis puede mantenerse en pie sin contar con la liquidez infinita proporcionada por la Fed y la insaciable demanda de materias primas de China.