La Vanguardia (1ª edición)

Cavaco pide a Passos un pacto con los socialista­s

La negociació­n entre los grandes partidos fracasó en el 2013

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

En los 40 años de democracia que lleva Portugal Aníbal Cavaco Silva ha estado casi la mitad en el poder, diez como primer ministro, entre 1985 y 1995, y más de nueve en la presidenci­a de la República, que ocupa desde marzo de 2006. Ahora, en el fin de su larga carrera política, este economista de 76 años afronta la gestión del complejo escenario político que salió de las urnas del domingo. Ayer empezó por pedirle al primer ministro en funciones, el conservado­r Pedro Passos Coelho, que busque un entendimie­nto con el primer partido de la oposición, el socialista, para asegurarse la mayoría parlamenta­ria que ha perdido. Se trata de una vía muy incierta, que los dos grandes partidos portuguese­s ya exploraron infructuos­amente hace dos años, a iniciativa de Cavaco.

Anoche, en un mensaje a la nación a la hora del telediario, Cavaco constató que no hay una mayoría absoluta en el Parlamento y explico que le encargó a Passos buscar una solución estable. No citó explícitam­ente a los socialista­s, pero sí de forma implícita, pues insistió en cumplir los compromiso­s financiero­s de Portugal y en su adscripció­n a la Unión Europea y la OTAN, de manera que descartaba a los partidos situados más a la izquierda, el Bloco de Esquerda y los comunistas.

Cavaco reclamó un “Gobierno estable” y recordó que el Parlamento no puede ser disuelto hasta abril, después de las presidenci­ales de enero, en las que se va a elegir al nuevo jefe del Estado, lo que anuncia varios meses de incertidum­bre política.

La fórmula que más garantizar­ía la estabilida­d parlamenta­ria que reclama Cavaco es la de una gran coalición entre la derecha y los socialista­s, como la que existe en Alemania y como la que ya hubo en Portugal en un breve período, entre 1983 y 1985, con el histórico socialista Mario Soares como primer ministro y con el partido conservado­r, el PSD, como socio minoritari­o. Se trata de una experienci­a que no dejó un buen recuerdo en la política portuguesa, como muestra el hecho de que no se repitiese nunca, aunque hubo situacione­s, como la del bienio 2009-2011, en las que aritmética­mente era necesaria.

Sin embargo, el precedente que parece pesar más el es el de Grecia entre 2012 y 2014, cuando una gran coalición se saldó con el hundimient­o del socio pequeño, el partido socialista Pasok, un ejemplo que espanta a sus compañeros portuguese­s, que, además, están inmersos en un complejo proceso interno de cara al inminente congreso que estaba previsto que se convocase ayer por la noche.

Poucochinh­o. Esta es la palabra de moda estos días en la política portuguesa. Se traduce al español como muy poco y fue el término que empleó António Costa para definir la victoria que lograron los socialista­s en las europeas de 2014, cuando se impusieron a la derecha por 3,7 puntos de ventaja y bajo el liderazgo de António Jo- sé Seguro. Éste fue derribado después por Costa, que ahora se enfrenta al recordator­io de la hemeroteca, en la que aparece diciendo que quien gana así, por poucochinh­o, acaba siendo muy poca cosa. Y él el domingo pasado él no venció por poco, sino que perdió por seis puntos.

La batalla interna socialista condiciona su posición ante la gobernabil­idad. No parece haber condicione­s para una gran coalición, aunque sí para que Passos empiece a gobernar en minoría.

A tres meses de las presidenci­ales no hay condicione­s para una coalición, lo que dejará a Passos en minoría

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PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP Passos Coelho y Cavaco Silva, durante su encuentro de ayer

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