La Vanguardia (1ª edición)

El cubito más deseado del mundo

Una empresa noruega planea vender cubitos de hielo de un glaciar milenario y en extinción

- GLORIA MORENO Barcelona

Todo buen coctelero sabe que sólo con un buen alcohol no basta. La calidad del hielo y la capacidad de lograr que la bebida permanezca fría el máximo tiempo posible es otro de los grandes trucos del oficio. Una tarea que la empresa noruega Svaice promete hacer más fácil. Al menos, para los más adinerados.

Creada a finales del 2014 por un grupo de empresario­s locales, la compañía proyecta extraer cubitos de hielo del Svartisen, el segundo mayor glaciar de Noruega, para comerciali­zarlos en los bares, restaurant­es y cruceros más lujosos del mundo.

Exclusivos locales de París, Londres, Dubái, Mónaco o Nueva York podrían estar entre los interesado­s, consciente­s del glamour extra que este hielo de unos 1.000 años de antigüedad puede aportar. Al fin y al cabo, sus clientes son de los que no suelen tener reparos en gastarse un poco más si lo que se les ofrece es una experienci­a única.

Situado en la región ártica, por encima del Círculo Polar, el hielo de este glaciar se formó hace varios cientos de años. Para la empresa, esto garantiza su pureza “al 100%”, pues se originó mucho antes de que la actividad industrial contaminar­a el agua y la atmósfera.

Otra virtud es que es un producto completame­nte natural y, por lo tanto, más compacto y resistente que los cubitos convencion­ales. “Los cristales de hielo dentro del glaciar son mucho más grandes que los del agua congelada convencion­al”, explican, por lo que se derrite más lentamente.

La empresa espera vender unos 22 millones de cubitos al año, que es lo que las autoridade­s han acordado dejarle extraer. En cuanto al precio, Svaice no adelanta cifras, pero sí pronostica que “el cubito más deseado del mundo también será el más caro”.

El del lujo es un mercado exigente, dispuesto a adquirir sólo lo mejor y, a ser posible, en exclusiva. Y la iniciativa noruega llega justo cuando las más renombrada­s coctelería­s ponen cada vez más énfasis en la calidad del cubito, cobrando incluso un suplemento si utilizan hielo artesanal.

La oportunida­d de negocio no escapa a las autoridade­s de la región. “Puedes estar sentado en Dubái, Las Vegas, Mónaco o Singapur y que te sirvan una bebida con cubitos de hielo de Svartisen”, celebraba Arve Knutsen, del Gobierno de Nordland, asegurando que el proyecto ayudaría a promover la región. Acostumbra­dos a administra­r una zona remota y poco conocida, los políticos locales ven una oportunida­d para crear empleo y atraer turistas. Svaice dice que si las cosas van bien generará unos 60 puestos de trabajo.

Pero la idea no gusta a todo el mundo, especialme­nte a los ecologista­s, que han puesto el grito en el cielo por las consecuenc­ias de la extracción para el ecosistema del glaciar. Varios estudios aseguran que el derretimie­nto se acelera y vaticinan incluso que el glaciar podría dejar de existir dentro de unos cien años.

De hecho, es uno de los argumentos en los que se basa la empresa para extraer el hielo, ya que, tarde o temprano, éste acabará por desaparece­r. “No estamos destruyend­o nada para las futuras generacion­es y la cantidad de hielo que vamos a sacar es literalmen­te sólo una taza de agua dentro del océano”, dicen.

Desde WWF, sin embargo, califican sus planes de “completa locura”. “No puedo imaginar cómo podría ser sostenible extraer hielo en helicópter­o y transporta­rlo en avión alrededor del mundo”, señala Nina Jensen, su secretaria general en Noruega, que destaca el gasto energético para mantener el hielo congelado.

La empresa matiza que no planea transporta­r su producto alrededor del globo por aire, sino en barco, considerad­o un medio de transporte de mercancías más eficiente. Insiste en que toda la energía que utilizan para la extracción procede de fuentes renovables y que adquirirán cuotas de CO2 para paliar la contaminac­ión del transporte. Pero lo cierto es que, por lo menos en el terreno de la imagen, sacar hielo de un glaciar en extinción no parece la mejor publicidad.

La compañía dice que el hielo es puro “al 100%”, ya que se formó antes de la contaminac­ión

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de Noruega. Varios estudios afirman que el derretimie­nto del Svartisen se acelera y que podría extinguirs­e en 100 años
WOLFGANG KAEHLER / GETTY El segundo mayor glaciar de Noruega. Varios estudios afirman que el derretimie­nto del Svartisen se acelera y que podría extinguirs­e en 100 años

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