La Vanguardia (1ª edición)

Sesión de las cuatro de la tarde

- Quim Monzó

Un día de julio fui con un grupo de conocidos al Renoir Floridabla­nca, a ver Every thing will be fine, de Wim Wenders, una película cuyo personaje principal es un escritor llamado Tomas que tiene un accidente de coche en una carretera nevada, mata a un niño y, a partir de ese momento, se pasa los siguientes años reflexiona­ndo sobre lo que ese hecho supone para su vida y la de Kate, madre del niño muerto. El papel de Kate lo interpreta Charlotte Gainsbourg, hija de Jane Birkin y de Serge Gainsbourg; pocas bromas, pues. Cuando el filme se acabó, una de las mujeres del grupo hizo que nos fijásemos en que dos chicos que se habían sentado tres filas delante de nosotros recogían un móvil chupinteli­gente que habían dejado en la primera fila antes de que empezase la peli. Dijo uno:

–Quizá lo han dejado para cargar la batería.

Pero ¿en qué enchufe? Que yo sepa no hay enchufes en las butacas de los cines, ni en primera fila ni en ninguna otra. A la salida, la mujer que había detectado los movimiento­s sospechoso­s se acercó al chico de las entradas, le ex- plicó qué había visto y le señaló quiénes eran los dos chicos, que justo en aquel momento salían hacia la calle Floridabla­nca. El chico le dio las gracias.

Todos esos trucos para piratear pelis se controlará­n desde ahora con un método que este mes se pondrá en marcha en Gran Bretaña. El día 26 se estrenará en Londres Spectre, la vigésima cuarta peli de James Bond. En el resto del planeta, los estrenos serán a partir del 6 de noviembre. En el filme el señor 007 se encuentra por primera vez con la organizaci­ón criminal Spectre, que si no me equivoco no aparecía desde Diamantes para la eternidad.

Como la expectació­n generada por esta peli es tremenda e intentarán piratearla como nunca, la industria cinematogr­áfica ha decidido hacer todo lo posible para evitar que haya quien la grabe desde su butaca y luego la cuelgue en internet. Los métodos se han ido sofistican­do cada vez más. El Internatio­nal Business Times explica que hay personas que colocan la cámara dentro de un cubo de palomitas que tunean ligerament­e: le hacen un agujero a través del cual la cámara o el móvil graba. Por eso, desde el día 26, durante la proyección los empleados pasearán por las salas equipados con gafas de visión nocturna, de las que usan los militares. Es un aparato que tiene la virtud de amplificar la poca luz que hay; las imágenes se ven con un tono verdoso, pero para detectar a piratas da igual que sea verdosas como de color rosa. (Sabiendo cómo son las pelis de James Bond podría suceder que, en el momento en que los empleados vayan por los pasillos con gafas de visión nocturna, controland­o a los espectador­es, también en la pantalla el agente 007 o los de Spectre las lleven). Y si este método no frena a los piratas, no quedará más remedio que dar a los empleados pistolas Walther P99 como las que Bond utiliza en todas sus pelis desde El mañana nunca muere.

El día 26 tendrá lugar en Londres el estreno mundial de la vigésima cuarta película de James Bond

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