Espectacular ‘inocencia’
En una clara referencia al poeta William Blake, Songs of innocence es el título del último álbum de U2. Se trata de la decimotercera entrega discográfica del grupo irlandés, en la que Bono y compañía examinan sus inicios. Un viaje al pasado en cuanto a las letras, que no supone por otra parte un retorno al sonido post-punk de sus primeros días.
Como pudimos comprobar en el primero de sus cuatro conciertos barceloneses, U2 plasma de manera sensacional el concepto de su nuevo álbum a través de un espectacular montaje que cuenta como elemento estelar con una monumental doble pantalla extendida a lo largo de la pasarela que une el escenario principal con otro escenario circular situado en el centro de la pista.
Así, tras abrir la veda con The miracle (of Joey Ramone), un tributo al grupo que tuvo una influencia decisiva en sus inicios, poco después el grupo traslada su operativo a la pasarela y su doble pantalla gigante para entrar a fondo en el meollo de sus últimas canciones.
En un alarde técnico, que permite a los músicos interactuar con las imágenes, el espectáculo nos traslada a las calles del norte de Dublín donde crecieron los miembros del grupo. Como explicó Bono, allí murió su madre cuando él tenía catorce años, dejándole un vacío que está llenando con la música. Para tributarle un bellísimo homenaje, que hizo extensible a todas las madres, en Iris (Hold me close). Antes de emprender un vertiginoso tour por su calle Cedarwood road, a caballo de la canción del mismo título. La acción se desarrolla luego en el interior de su casa dibujada ( Song for someone), para recordar posteriormente bajo el lema de Justicia para los olvidados, y en una estremecedora Raised wolves, a las víctimas de la mayor matanza en el conflicto de Irlanda acaecida en mayo de 1974.
El espectáculo muestra una dinámica fantástica, con un movimiento continuo y diversificando al máximo los puntos de atención. Con un Bono pletórico como cantante y entertainer, amén de un inconmensurable The Edge a la guitarra, U2 urde ciertamente un show de otra galaxia, y que concluye con un crescendo final al compás de sus temas más emblemáticos de los años 80 ( Where the streets have no name, Pride y With or without you). Al límite de la excelencia.