Europa aumentará la deportación de simpapeles a cambio de dar más asilo
Los ministros del Interior discuten la creación de una guardia de fronteras europea
Europa se va a poner dura con los extranjeros en situación irregular, sean inmigrantes económicos o personas que llegaron en busca de asilo y no se les concedió. Las tasas de expulsión y de retorno, forzoso si es necesario, deben aumentar, acordaron ayer los gobiernos europeos. “Esto debería servir para disuadir a los inmigrantes irregulares”, afirman las conclusiones del Consejo de ministros del Interior. Endurecer la política de deportaciones, dicen, es la otra cara de la moneda de la decisión de la UE de repartirse de forma más equitativa las solicitudes de asilo, la contrapartida necesaria para contrarrestar el posible efecto llamada de esta medida.
“Siempre hemos dicho que hay que proteger a quienes necesitan protección internacional pero quienes no tengan derecho al asilo tendrán que volver a sus países de origen. La condición de muchos países para aceptar el reparto de demandantes de asilo fue que el Consejo se volcaría en las políticas de retorno y los acuerdos de readmisión”, justificó Jean Asselborn, ministro de Inmigración de Luxemburgo, país que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo.
Este mismo mes se prevé llevar a cabo 10 vuelos organizados de ma- nera conjunta por países de la UE para devolver a inmigrantes irregulares a sus países. Actualmente, menos del 40% de las órdenes de expulsión que se emiten en la Unión Europea llegan a ejecutarse. El resto pasa a vivir en la clandestinidad. Los ministros europeos reconocen que la detención de estas personas “es una medida legítima pero –matizan– debe ser el último recurso”.
La falta de cooperación de los países de origen de estas personas es una de las principales razones de la baja tasa de retornos. Europa lleva 15 años negociando sin éxito un acuerdo de readmisión con Marruecos, Pakistán o Rusia. El acuerdo de Cotonou con países de África, Caribe y el Pacífico estipula que estarán obligados a readmitir a sus nacionales que sean detectados en situación irregular en Europa, pero tampoco se ha llevado del todo a la práctica. Ante esta situación, Espa- ña y otros países han optado por cerrar sus propios convenios, a cambio de incentivos a los gobiernos para volver a acoger a sus emigrantes.
“Se debe buscar un delicado equilibrio entre los incentivos y la presión para reforzar la cooperación con los terceros países”, recomiendan las conclusiones del Consejo. Asselborn aseguró que el sistema “no se basará en las sanciones”, como la retirada de ayudas a los países que no colaboren. “Con África no funcionará”, dijo, apostando por “dar más por más, ofrecer ayudas financieras para que esos países den por ejemplo una formación profesional, una perspectiva, a las personas que emigraron”. La firma de nuevos acuerdos de readmisión es una de las metas que ayer se marcaron los ministros europeos del Interior, reunidos en Luxemburgo. El comisario europeo Dimitris Avramopoulos viajará este mes a Pakistán para tratar de cerrar un convenio de este tipo. Los ministros se mostraron de acuerdo en dar más medios y atribuciones a la agencia europea de control de fronteras exteriores (Frontex) para organizar y financiar retornos conjuntos de emigrantes irregulares.
El futuro de la zona Schengen, que anteayer precisamente cumplió 30 años, está en juego. “Una Europa sin fronteras exteriores seguras será una Europa con controles fronterizos internos, y no queremos eso”, dijo el ministro alemán, Thomas de Maiziere. Los gobiernos e instituciones de la UE quiere implicarse más y más en el “control colectivo” de sus fronteras exteriores. Atenas está bajo presión para aceptar un mayor papel de la UE en este terreno.
“No se trata de poner a Grecia bajo tutela sino de ayudarla por todos los medios ante su difícil situación geográfica”, explicó Asselborn. Los gobiernos debatieron la idea de crear una guardia de fronteras europea y animaron a la Comisión a presentar cuanto antes una propuesta legislativa en este sentido. La iniciativa, muy querida por Francia, no es del gusto de países como Malta. La defensa de las fronteras es una expresión clara de la soberanía nacional pero la presión aumenta para dejar paso a más Europa también en este terreno.
Aumentar las tasas de deportaciones debería “servir para disuadir a los inmigrantes irregulares”, dice la UE La UE no quiere “poner a Grecia bajo tutela” pero quiere volcarse para controlar su frontera exterior