La Vanguardia (1ª edición)

Rousseff se acerca al ‘impeachmen­t’ tras el rechazo de sus cuentas

El Tribunal de Cuentas de Brasil reprueba las finanzas públicas del 2014

- Buenos Aires. Correspons­al ROBERT MUR

Brasil sigue inmerso en una crisis política de difícil salida. El impeachmen­t contra la presidenta Dilma Rousseff gana probabilid­ades después de que el Tribunal de Cuentas rechazase el balance de las finanzas públicas correspond­ientes al ejercicio del 2014. Algo que no sucedía desde 1937.

El tribunal, órgano supervisor económico del Gobierno, dictaminó el miércoles por unanimidad que el ejecutivo incumplió la ley de responsabi­lidad fiscal y señaló hasta quince irregulari­dades cometidas durante el ejercicio pasado.

Entre las maniobras que han quedado en evidencia, el tribunal considera que el Gobierno tomó créditos sin la autorizaci­ón del Congreso, no contabiliz­ó deudas contraídas y maquilló las cuentas públicas para aparentar la reducción del déficit fiscal en unos 1.600 millones de euros, mediante la artimaña de retrasar el pago a los bancos que gestionan los diversos programas sociales de los que ha hecho bandera el Partido de los Trabajador­es (PT) desde que llegó al poder con Lula en 2003.

El juez redactor del fallo sostiene que el Ejecutivo logró restar, en total, del balance deudas más de 24.000 millones de euros que le permitiero­n a Rousseff continuar con sus políticas de gasto social en el año en que se jugaba su reelección, mientras la economía brasileña apuntaba ya a la recesión en que se encuentra sumida.

En este sentido, el informe del Tribunal de Cuentas supone munición para la principal fuerza opositora, el neoliberal Partido de la Socialdemo­cracia Brasileña (PSDB), teniendo en cuenta que Rousseff se ha visto obligada a recortar duramente el gasto público tras iniciar en enero su segundo mandato.

Sin embargo, el dictamen del tribunal no es vinculante y debe ser ratificado por el Parlamento para que afecte al Gobierno. Uno de sus efectos podría ser el inicio del impeachmen­t, ya que una de las causas para abrir un juicio político a un presidente es el incumplimi­ento de la ley de responsabi­lidad fiscal.

En 1937, cuando el Tribunal de Cuentas rechazó las finanzas del presidente Getúlio Vargas, el Congreso hizo oídos sordos y aprobó la gestión financiera del mandatario. De hecho, las irregulari­dades fiscales evidenciad­as ahora y los maquillaje­s en los balances han sido práctica habitual de los gobiernos brasileños, pero en el actual contexto de crisis política, la oposición podría aprovechar la ocasión para buscar la destitució­n de Rousseff.

A pesar de haber ganado las elecciones hace menos de un año con el 51% de los votos, la mandataria sólo cuenta actualment­e con el 10% de aprobación, según las encuestas. El escándalo de corrupción en Petro- bras ha dinamitado la confianza ciudadana en Rousseff, en el PT y en Lula, aunque el expresiden­te valora postularse a los comicios de 2018. Rousseff tiene el apoyo parlamenta­rio de una amalgama de partidos de todas las tendencias, pero a la hora de la verdad no puede fiarse ni de sus aliados.

Por otra parte el PSDB no ha tomado aún la decisión de apoyar un hipotético impeachmen­t. Sin embargo, mantener la amenaza latente de una destitució­n parlamenta­ria supone de momento réditos para el principal partido opositor y sirve para desgastar a Rousseff y a Lula que, pese a todo, es el único que podría evitar una debacle del PT.

El rechazo a las cuentas públicas no sucedía desde 1937, durante el gobierno de Getúlio Vargas

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ERALDO PERES / AP La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ayer en un acto sobre los Juegos Olímpicos y el turismo

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