La Vanguardia (1ª edición)

Salut se propone reducir un 10% las muertes por suicidio

El plan de alerta y seguimient­o llega ahora a la mitad del territorio

- ANA MACPHERSON Barcelona

“En los hospitales recibimos dos o tres intentos de suicidio cada día. Llegan muy asustados, porque suele ser una decisión tomada apenas una hora u hora y media antes. Por eso es tan importante detectarlo­s y actuar a partir de ese momento para prevenir el siguiente, porque quien lo ha intentado tiene cuarenta veces más posibilida­des de morir por suicidio que quien no lo ha hecho nunca”, describe el psiquiatra Víctor Pérez Solá, responsabl­e de este servicio en el hospital del Mar y uno de los principale­s impulsores de un plan de prevención diseñado en el hospital de Sant Pau y que hoy se ha convertido en el del código suicidio. Ese código, que implica actualment­e a 900 profesiona­les, ya se ha puesto en marcha en la mitad de Catalunya, aunque no llegará hasta diciembre a la totalidad de la población.

Catalunya está en una posición envidiable en cuando a este tipo de muertes: 7,2 por cada 100.000 habitantes, menos aún que la media española (8,31) y que la europea (11,85). Y en los últimos puestos mundiales. Pero sigue siendo la primera causa de muerte prematura entre los jóvenes de 25 a 34 años de ambos sexos. “Si con los accidentes de tráfico se actuó y se ha conseguido una reducción espectacul­ar, por qué no hacer lo mismo con el suicidio. Nuestros radares, en este caso, están en urgencias, en la asistencia primaria, en el 061. Se trata de detectar que hay una conducta de riesgo lo antes posible”, explica Cristina Molina, directora del Pla de Salut Mental. En un año, el sistema detectó 1.500 personas con conducta suicida en las zonas donde ya se había puesto en marcha el código. El programa de prevención se activó en el 73% de casos, el resto ya tenía otro tipo de asistencia. Y en el 94 por ciento de esas conductas de riesgo detectadas, era la primera vez. “Pero si cada año mueren por suicidio 500 personas, hay otros 7.000 u 8.000 que lo intentan”, explica Pérez Solá.

La alerta por un posible paciente en riesgo se da en urgencias del hospital, en el SEM, en el ambulatori­o, en el 061. Una vez identifica­do y atendido, se pone en marcha un seguimient­o: a los 10 días, a los adultos; a las 72 horas, a los niños y adolescent­es. Y dos de cada tres aceptan seguir el tratamient­o, tres veces más que lo habitual. Y de nuevo una llamada al cabo de un mes que realizan desde Emergèncie­s Mèdiques (SEM). Además, se ha puesto en marcha un registro de casos para saber más de ese sufrimient­o.

La tercera fase del plan para prevenir suicidios se centra en los supervivie­ntes: por cada persona que se suicida, otras seis quedan fuertement­e dañadas y en riesgo. Sus allegados. “Tenemos que conseguir hablar de otro modo del suicidio, romper con esa considerac­ión de algo proscrito, marginal y que se produce muchas veces sin aviso previo”, explica Cecilia Borràs, presidenta de la asociación de supervivie­ntes.

Las mujeres, las jóvenes especialme­nte, lo intentan con mucha más frecuencia. Los hombres mueren casi cuatro veces más.

Para detectar las tentativas y poner en marcha la prevención se ha formado a 900 profesiona­les

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