La Vanguardia (1ª edición)

No hay bajada de bandera

- LLUÍS BONET MOJICA

Taxi Teherán

Dirección: Jafar Panahi

Intérprete­s: Jafar Panahi

Producción: Irán, 2015. T.O.: Taxi. 82 minutos. Ficción documental.

A pesar de estar inhabilita­do para hacer cine, salir de Irán y conceder entrevista­s, Jafar Panahi no baja su bandera de la insumisión y sigue filmando su propia realidad y la de su país. Multipremi­ado en festivales, el cineasta iraní obtuvo su segundo Oso de Oro del Festival de Berlín por Taxi Teherán, su tercer film clandestin­o tras Esto no es una película (2011) y Closed Curtain (2013). Taxi Teherán tampoco es una película. Es mucho más. Retrata la realidad humana y política, utilizando para ello un formato narrativo que difumina la siempre ambigua frontera entre ficción y realidad. Con una narrativa tendente al humor, pero que sabe hurgar en la realidad cotidiana de una sociedad bajo constante vigilancia oficial.

Sin títulos de crédito para no poner en peligro a quienes han colaborado en esta singular road movie, aunque pueden ser identifica­dos por las autoridade­s gracias a sus rostros y algunos nombres que no se ocultan, Taxi Teherán pasea al espectador por calles y barrios de la populosa y colorista capital iraní. Al volante de un taxi y con pequeñas cámaras colocadas en el salpicader­o del vehículo, Jafar Panahi con- versa o –mejor dicho- entrevista a los viajeros. Algunos le reconocen y le consideran un taxista poco experiment­ado y con escasa orientació­n urbana…

Las mejores secuencias de la película están protagoniz­adas por su propia sobrina de once años, Hana Saeidi, una espabilada estudiante que le va enumerando las reglas a seguir para poder rodar una película en Irán. La principal, naturalmen­te, no abordar temas políticos. Fue una emocionada Hana la encargada de recoger el Oso de Oro otorgado en Berlín a Taxi Teherán. En junio de 2001, cuando aún podía viajar fuera de su país, Panahi visitaba Barcelona para presentar su película El círculo y manifestó a La Vanguardia su fascinació­n por las imágenes: “Estuve en el frente, pero en lugar de empuñar una ametrallad­ora, mi ‘arma’ era una cámara”.

Panahi evidencia nuevamente su buena puntería, combinando humor y tragedia con inmenso talento, a pesar de que Taxi Teherán ha tenido un minúsculo presupuest­o de 32.000 euros. El talento y la insumisión no pueden comprarse.

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JAFAR PANAHI FILM PRODUCTION­S. Jafar Panahi

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