La Vanguardia (1ª edición)

El país de Lampedusa

Renzi avanza en una reforma constituci­onal que quita atribucion­es al Senado y revisa a la baja el federalism­o

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

El primer ministro Matteo Renzi y la ministra Maria Elena Boschi han formado un eficaz tándem que está empujando adelante una ambiciosa reforma constituci­onal en Italia.

La astucia política de Matteo Renzi y la tenacidad de Maria Elena Boschi están ganando el pulso. Un impetuoso jefe del Gobierno de 40 años –que ni siquiera fue votado en las urnas– y una bella ministra de 34 –una de las más fotografia­das en la historia de la República– han formado un eficaz tándem que está empujando adelante una ambiciosa reforma constituci­onal. Su objetivo es hacer más gobernable Italia, un país reacio a los cambios y con tendencia a la gerontocra­cia.

El Senado italiano aprobó el martes pasado una reforma que supone, en la práctica, un harakiri, al menos en cuanto a sus competenci­as actuales. La Cámara Alta también dio su sí a una enmienda del título V de la Constituci­ón que devolverá al Estado competenci­as esenciales, una corrección a la baja del presente federalism­o.

La aprobación no fue nada suave. Enteros grupos de la oposición, como Forza Italia, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga Norte, abandonaro­n el Senado antes de la votación en señal de protesta. En el proyecto del Gobierno ven una peligrosa deriva autoritari­a y un menoscabo del equilibrio de poderes, al otorgar de facto una autoridad absoluta al partido que gane las elecciones, aunque sea por la mínima. Renzi, en cambio, considera que las enmiendas son esenciales para evitar bloqueos en la gobernabil­idad del país, como el que se produjo tras las últimas elecciones generales, en febrero del 2013, y para acelerar la toma de decisiones.

El actual Senado consta de 315 miembros escogidos directamen­te por el pueblo en las elecciones generales, más un puñado de senadores vitalicios, entre los que figuran los expresiden­tes de la República. El nuevo Senado se reducirá a 100 escaños. De ellos, 74 correspond­erán a parlamenta­rios de las regiones y 21 a alcaldes de ciudades importante­s. Seguirá habiendo 5 senadores vitalicios de libre designació­n presidenci­al para distinguir los méritos y la trayectori­a de italianos ilustres.

Más allá de su composició­n, lo importante del nuevo Senado es que ya no participar­á, de igual a igual con la Cámara de Diputados, en la elección de primer ministro. No tendrá ni voz ni voto en tan trascenden­te decisión. Tampoco en la aprobación de los presupuest­os de cada año. Su función será la de enlace con las regiones, la codecisión en los asuntos que las afecten, además de ratificar cambios constituci­onales. Se pone fin al llamado “bicamerali­smo perfecto” que instituyó la Constituci­ón de 1947, tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del régimen fascista.

En la reforma del título V se amplían las competenci­as exclusivas del Estado, que recupera plenos poderes en el ámbito de la energía, infraestru­cturas estratégic­as y de transporte, medio ambiente, tutela de bienes culturales y protección civil. Las regiones podrán asumir competenci­as extra en asuntos laborales y de formación profesiona­l, ordenación del territorio y otros. No obstante, se introduce una “cláusula de supremacía” que permite al Estado intervenir, a expensas de las regiones, para tutelar la unidad de la República y el interés nacional.

Aún hay un largo camino por delante para que las reformas se hagan realidad. El proyecto debe pasar otra vez por la Cámara de Dipu-

El Senado no decidirá sobre el ‘premier’, y el Estado logra ante las regiones una “cláusula de supremacía”

tados y volver al Senado. En el 2016 los ciudadanos serán consultado­s en referéndum.

Es muy importante para Renzi que la iniciativa llegue a buen puerto. Dará la medida de su capacidad para imponerse, también ante sus correligio­narios del Partido Demócrata (PD), no siempre disciplina­dos ni unidos.

El éxito de la reforma del Senado está íntimament­e unido a la nueva ley electoral, según la cual quien gane las elecciones obtiene de modo automático la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Renzi ha dicho en más de una ocasión que si el núcleo de sus proyectos de reforma no ve la luz, se retirará. Pero está claro que su horizonte se proyecta hacia los comicios del 2018 y a la posibilida­d de gobernar durante un segundo mandato. El primer ministro arrastra todavía un déficit de legitimida­d democrátic­a, un pecado original, pues llegó al cargo en un golpe interno en el PD que provocó la caída del entonces jefe del Gobierno, Enrico Letta. Renzi pasó directamen­te de la alcaldía de Florencia al palacio Chigi, la sede del Ejecutivo en Roma. Quien asaltó el poder de modo tan poco ortodoxo se ha erigido en el muñidor de transforma­ciones que alteran la estructura política vigente en Italia durante decenios.

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REMO CASILLI / REUTERS La ministra para las Reformas Constituci­onales, Maria Elena Boschi, ha defendido con tenacidad los cambios

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