Un récord de transfuguismo y ‘poltronismo’
El transfuguismo político, los cambios de chaqueta, es una seña de identidad de la cultura política italiana. Abandonar el propio partido en plena legislatura para irse a otro o fundar un nuevo grupo no está tan mal visto en Italia como en otros países, aunque en ocasiones se realiza bajo la fundada sospecha de una furtiva compraventa de votos que incluso acaba en los tribunales. El actual Senado está batiendo el récord histórico de tránsfugas. Casi se ha perdido la cuenta. Hace pocos días el diario La Repubblica contabilizó 112 casos –sobre un total de 315 senadores elegidos por el pueblo–. Eso se ha debido a la crisis del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, con escisiones y fugas constantes. También ha tenido que ver la reordenación del centro político, con la práctica autodestrucción del grupo que fundó Mario Monti. Al inicio de la legislatura también sufrió deserciones el Movimiento 5 Estrellas, aunque ahora la hemorragia parece haber cesado porque el partido vuelve a ser muy fuerte en las encuestas. A Berlusconi lo han abandonado personajes que antes fueron colaboradores muy fieles, como Denis Verdini o Sandro Bondi. Estos se alinean ahora con la mayoría que apoya a Renzi. Uno de los momentos más espectaculares del transfuguismo (y de la variante que aquí se denomina poltronismo, de aferrarse a la poltrona, al cargo público) se produjo en noviembre del 2013, durante el gobierno presidido por Enrico Letta. En la coalición había cinco ministros del partido de Berlusconi. Cuando este decidió romper con Letta, los cinco ministros, sin ninguna excepción, dejaron en la estacada a il Cavaliere y fundaron una nueva fuer- za política, Nuevo Centroderecha (NCD), lo que les permitió mantener los cargos ministeriales. Hay políticos que rizan el rizo en el cambio de camisa, con audaces viajes de ida y vuelta. Es lo que hizo Nunzia De Girolamo, exministra de Agricultura. Fue de las que dejaron a su admirado Berlusconi en noviembre del 2013 para conservar su poltrona (que luego perdería por un caso menor de corruptelas). De Girolamo se cansó luego del NCD, volvió a Forza Italia, y Berlusconi, generoso, la ha readmitido en su “círculo mágico”.