Colau no ficha al Grinch
Tras anunciar que la Mercè del 2016 supondrá un giro en el modelo de la fiesta mayor de Barcelona, para descentralizarla y hacer más partícipes del sarao a los barrios, el gobierno de Ada Colau ha hecho públicas sus intenciones de cuestionar también la fórmula tradicional de intervención de la Administración local en las celebraciones navideñas. En más de una ocasión he expresado en este espacio dominical mi opinión acerca de ese afán revisionista que guía la actuación del Ayuntamiento desde que Barcelona en Comú accedió al poder. Llevado al extremo, ese permanente volver a empezar, ese continuo comenzar de cero convocando un proceso participativo, y otro, y otro más, donde ya los hubo, puede acabar teniendo efectos paralizantes. Pero no creo que eso vaya a suceder con la Navidad, al menos en este año de transición que pronto dejaremos atrás.
Los ingenuos que todavía creen en la Navidad –o los materialistas que tratan de sacar provecho de ella– pueden estar tranquilos. Este cronista puede desmentir rotundamente el rumor que estos días circula por la ciudad. El gobierno Colau no ha fichado ni al Grinch ni a Mr. Scrooge como cargos de confianza. De momento, se limitará a acortar la campaña de iluminación festiva, aunque los comerciantes han conseguido salvar el Black Friday. Esperemos que este no sea el preludio de un apagón navideño sustentado en argumentos como el derroche energético (en la era del led y las luces inteligentes se ha minimizado el gasto) o la incitación al consumo.
Ya sabíamos que el próximo diciembre no habrá pista de patinaje en la plaza Catalunya. Uno creía que el deshielo significaría el fin de la ocupación invasiva de ese espacio público tan céntrico y codi- ciado. Pero, en su lugar, se nos anuncia un mercadillo solidario que dudo mucho que vaya a diferenciarse en exceso del que en los últimos años venía celebrándose en los Jardinets de Gràcia o de las decenas de montajes de este tipo que se llevan a cabo en los barrios. Ese es, a veces, el problema de las nuevas autoridades locales: se empeñan en inventar lo que ya está inventado. Es la misma sensación de déjà vu que impregna los planes de dinamización comercial en los territorios de la ciudad más castigados por la crisis: talleres infantiles, apertura de escaparates de locales vacíos, muestras de comercio en la calle... Excelentes y muy bien intencionadas ideas, en las que cabe profundizar, sin duda, pero que ya han sido puestas en práctica anteriormente en cualquier rincón de la ciudad. Barcelona no fue fundada el 24 de mayo del 2015.