Operación Littell
Guy Cassiers dirigirá en Temporada Alta dos obras del escritor
Hace ahora casi una década el escritor francoestadounidense Jonathan Littell, afincado en Barcelona, fue una revelación literaria casi tan monumental como su novela Las benévolas (RBA), premio Goncourt. Un recorrido por el horror hitleriano a través de un personaje imaginario, el cultivado, incestuoso y homosexual Max Aue, que participa en las masacres nazis como oficial de las SS. Poco después, Littell publicó el ensayo Lo seco y lo húmedo, en el que explicaba cómo encontró la decisiva voz para Aue a través del libro La campaña de Rusia del fascista belga Léon Degrelle, quien tras la guerra acabaría viviendo en el santuario de la España franquista. Y ahora tanto Las benévolas como Lo seco y lo húmedo llegan al teatro con la ayuda de la Comisión Europea –que ha puesto nada menos que 200.000 euros– y de varios teatros y festivales del viejo continente, desde el de Roma al de Estambul... y Temporada Alta de Girona, donde esta tarde se podrá ver la primera parte de –así se llama– The Littell Project.
Y la primera parte de este gran proyecto es el ensayo Lo seco y lo húmedo, que se representa hoy en El Canal de Salt. Para que la gran producción de cuatro horas de Las benévolas aterrice en Girona habrá que esperar hasta el festival del año próximo, ya que se estrena en marzo en Amberes, donde el responsable de The Littell Project, el director belga Guy Cassiers, tiene su base. Cassiers, habitual de Temporada Alta, no sólo va a dirigir esas dos obras sino también creará un proyecto multimedia que ponga a disposición del público material documental. Y actividades para la audiencia de cada lugar donde se representen Las benévolas para entender los mecanismos de poder y destrucción que ha vivido Europa.
Cassiers, que ya ha adaptado al teatro otros clásicos como El corazón de las tinieblas de Conrad o el Orlando de Virginia Woolf, combina siempre en escena literatura y potente tecnología, y en Lo seco y lo húmedo ha intervenido el Ircam de París, el instituto de investigación sonora creado por Pierre Boulez, para producir la distorsión y fusión de sonido del montaje. Un montaje en el que se ve a un historiador interpretado por Filip Jordens que da una conferencia sobre Degrelle y se confunde poco a poco con el tema y con la voz de Degrelle. Y el tema de Lo seco y lo húme
do, explica Cassiers, es el lenguaje. El director cuenta que Jonathan Littell utilizó las ideas del sociólogo alemán Klaus Theleweit. Para él, el fascista no ha acabado de construir un verdadero yo y lo compensa con un escudo de lenguaje. Ahí entran las categorías de lo seco y lo húmedo: lo seco es lo fascista, lo fuerte, lo fálico, lo que no cambia; lo húmedo es lo despreciable, la mujer, lo fluido, lo débil, sin forma. Los cadáveres del enemigo flotan en el agua pútrida, los de los combatientes alemanes no tienen mácula.
Para Cassiers, “en un momento donde Europa está reflexionando sobre su identidad, el arte es un elemento fundamental para desarrollarla”. El trabajo de Littell, dice, “trata del pasado pero en la misma medida nos da un manual sobre cómo construir un futuro”. Y ahí el teatro es importante porque, concluye, “una de sus grandes cualidades es la intensificación del momento, del aquí y ahora, no olvidarnos de lo que no deberíamos olvidar. Y mirar cómo desarrollar una perspectiva de futuro con todo esto”.