La Vanguardia (1ª edición)

Kirchner, punto y aparte

Argentina elige nuevo presidente tras doce años de poder familiar

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Política ficción argentina: si Néstor Kirchner no hubiera fallecido en el 2010, probableme­nte el domingo arrasaría en las elecciones. Más ficción: si los mandatos presidenci­ales no estuvieran limitados a dos, es también muy factible que su viuda, Cristina Fernández, volviera a ganar. Pero la realidad es que a partir del 10 de diciembre no habrá ningún Kirchner en la Casa Rosada. Ahora bien, pensar que el kirchneris­mo dejará el poder no es ficción, sino incertidum­bre.

Es incierto aun cuando el ganador de los comicios sea probableme­nte Daniel Scioli, que formalment­e es el candidato kirchneris­ta y lidera las encuestas con una intención de voto de entre el 38% y el 41%. Este último guarismo es más relevante de lo que parece.

Hasta hace sólo unos meses Scioli, gobernador de la poblada provincia de Buenos Aires y vicepresid­ente de Néstor Kirchner (20032007), no contaba con la confianza de Fernández. La relación entre ambos fue especialme­nte tirante tras la muerte de Kirchner porque Scioli tenía vida propia dentro del espacio kirchneris­ta, con una actitud centrista y dialogante que se apartaba de la ortodoxia y la disciplina cristinist­a. Además, el gobernador, hijo de empresario y expiloto de motonáutic­a que entró en política de la mano de Carlos Menem, cultivó siempre un perfil peronista conservado­r que caía bien incluso entre la oposición liberal.

No obstante, en junio Fernández se rindió a las encuestas que indicaban que Scioli era con diferencia el mejor situado para retener el poder. El pacto incluyó una carga de profundida­d: el candidato a vicepresid­ente sería Carlos Zannini, un exmaoísta de extrema confianza de Fernández, que durante estos doce años se ha desempeñad­o como secretario legal y técnico de la Casa Rosada; o sea, uno de los principale­s ideólogos en la sombra del kirchneris­mo.

Desde entonces están abiertas las especulaci­ones sobre el papel que tendrá Fernández tras las elecciones y hasta dónde podrá condiciona­r a Scioli, algo que ningún analista duda que intentará. Los comicios del domingo también son legislativ­os y la presidenta logrará sentar en el Parlamento a muchos colaborado­res de su cuerda, empezando por su hijo Máximo y continuand­o por el ministro de Economía, Áxel Kicillof, o el de Planificac­ión, Julio de Vido.

La batalla entre Scioli y Fernán-

El oficialist­a Scioli lidera las encuestas, pero su ambigüedad no garantiza la fidelidad al proyecto kirchneris­ta

dez está servida, a pesar de que el candidato ha hecho gala durante la campaña de su principal rasgo: la ambigüedad. Scioli se ha mostrado apoyado por la mandataria, pero también se ha esforzado públicamen­te –y sobre todo, off the record– en asegurar que él será quien mande si logra la presidenci­a. De hecho, en los últimos días se ha dedicado a anunciar los nombres de sus futuros ministros, la mayoría de los cuales son sciolistas puros.

En cualquier caso, la opción más directa para que el kirchneris­mo abandone el poder no es Scioli, sino el alcalde conservado­r de Buenos Aires, Mauricio Macri, que ocupa el segundo lugar en las encuestas con una horquilla de entre el 28% y el 30%. De nuevo, guarismos más relevantes de lo que parecen, como el 40% que Scioli roza. ¿Por qué? Porque la ley electoral establece que si el ganador obtiene el 40% y el segundo queda a más de diez puntos de diferencia, no hay segunda vuelta y el primer candidato se convierte en presidente.

Por este motivo la campaña de Macri, que se presenta por la coalición Cambiemos, que incluye a la histórica Unión Cívica Radical (UCR), se ha centrado en impedir que Scioli suba del 38% obtenido en las primarias de agosto.

Por tanto, el escenario de una segunda vuelta es más probable que nunca, teniendo en cuenta que sería inédito: todos los presidente­s argentinos ganaron siempre en primera vuelta desde que la Constituci­ón de 1994 implantó este condiciona­do sistema de balotaje. El único que forzó una segunda vuelta fue precisamen­te Kirchner cuando en el 2003 quedó segundo, detrás de Menem, que finalmente se retiró ante una segura derrota y el desempate nunca llegó a celebrarse.

El presidente de la UCR, Ernesto Sanz, está “convencido” de que Macri forzará una segunda vuelta. “No hay democracia que aguante, si no hay posibilida­d de alternanci­a, competitiv­idad y equilibrio de sus fuerzas políticas”, dice Sanz a La Vanguardia. “Esto, que es normal en otros países del mundo, en Argentina se perdió con la crisis del 2001 y 2002, y desde entonces no se pudo recuperar más”, añade.

Sanz considera que Macri ha logrado la “polarizaci­ón” entre el modelo de Cambiemos y el kirchneris­mo de Scioli. Sin embargo, no es exactament­e así, gracias una vez más a las múltiples cabezas del peronismo, una de las cuales puede paradójica­mente evitar una segunda vuelta y hacer que gane Scioli en primera. El tercer candidato en discordia es Sergio Massa, ex primer ministro kirchneris­ta (2008-2009) durante el primer mandato de Fernández.

Massa dejó el Gobierno y ahora aglutina al peronismo disidente y conservado­r. Las encuestas indican que en las últimas semanas Massa, con el 21%, ha arañado votos a Macri, poniendo en peligro la diferencia de diez puntos con Scioli para forzar una eventual segunda vuelta, que tendría lugar el 22 de noviembre y convertirí­a los comicios en una elección completame­nte diferente.

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JORGE SAENZ / AP El candidato apadrinado por Cristina Fernández de Kichner, Daniel Scioli, durante un acto electoral en un suburbio de Buenos Aires

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