La Vanguardia (1ª edición)

Doce horas para toda una vida

Unos 500 ancianos de las dos Coreas se reúnen con sus familiares por primera vez en seis décadas

- Hong Kong. Correspons­al ISIDRE AMBRÓS

El complejo turístico del monte Kumgang, en Corea del Norte, se convirtió ayer en un valle de lágrimas. Por primera y única vez en más de sesenta años unos quinientos ancianos de las dos Coreas se pudieron reunir con sus familiares del otro lado de una frontera herméticam­ente sellada. Un reencuentr­o que se prolongará por espacio de dos días. En este tiempo dispondrán de un total de doce horas para explicarse toda una vida, consciente­s de que al despedirse será un adiós definitivo.

La de ayer fue una jornada dura, larga y emotiva, para los 389 surcoreano­s de las 96 familias elegidas por sorteo para este reencuentr­o con 141 parientes del norte. Partieron a primera hora del día de la localidad de Sokcho, a media hora en coche del complejo turístico del monte Kumgang, al otro lado de la frontera. En un convoy de 16 autobuses, seguido de cinco ambulancia­s, este colectivo de la tercera edad se preparaba para reunirse con unos padres, hermanos, esposas o hijos que perdieron de vista durante la guerra y con los que nunca más se han cruzado una carta o una llamada telefónica. Tal es el grado de incomunica­ción entre los dos países.

Iban cargados de ilusiones, temores y paquetes con medicinas, ropa de invierno y artículos de primera necesidad, consciente­s de las penurias en que viven sus parientes debido al régimen norcoreano y a las sanciones internacio­nales a que está sometido el país por su programa nuclear. Y dispuestos a superar todas las trabas burocrátic­as del régimen norcoreano con tal de recuperar a sus familiares queridos.

Ellos son los protagonis­tas de la vigésima cita que tiene lugar desde que acabó la guerra, en 1953. Unas reuniones que Corea del Norte ha anulado en numerosas ocasiones por problemas políticos y en las que aspiran a participar más de 65.000 surcoreano­s.

Uno de ellos es Oh Jang Gyun, que viajaba en busca de su padre, junto a su madre, Lee Sun Gyu, de 85 años, que había rehecho su vida en Corea del Sur. El conflicto bélico los separó y desde entonces no habían vuelto a saber nada. El de ayer fue su primer encuentro tras más de seis décadas de silencio.

“Estoy muy contento de ver que aún está vivo, padre mío. He vivido toda la vida con la confianza de que era hijo suyo, a pesar de que hemos estado separados”, le dijo Oh Jang Gyun al reunirse con su padre, de 83 años, y fundirse entre lágrimas en un abrazo, según el Korea Herald de Seúl.

Más complejo fue retomar la relación entre los esposos. Oh Se In sólo acertó a decirle a su esposa que la guerra los había separado durante seis décadas. “Todas mis lágrimas se secaron, porque hemos estado separados toda una vida. Una reunión de tres días es muy poco tiempo para hablar de todo lo que pasó mientras estábamos separados”, le dijo Lee Sun Gyu al padre de su hijo mientras le cogía las manos.

La familia Oh dispondrá hoy de tres encuentros de dos horas para contarse sus vivencias y otras dos horas más el jueves antes de tener que despedirse, siendo consciente­s de que su adiós será para siempre, dada su avanzada edad.

Tras ellos, otro grupo de surcoreano­s de entre 70 y más de 90 años de otras 90 familias compartirá­n sus recuerdos con sus parientes del norte hasta el lunes. Ellos pondrán punto final a este vigésima reunión de familias divididas por la guerra. La segunda en los últimos cinco años. La anterior tuvo lugar en el 2014.

Unos reencuentr­os que se iniciaron en 1985 y en los que han participad­o hasta ahora 22.547 personas pertenecie­ntes a 4.491 familias. Una cifra pequeña si se tiene en cuenta que la guerra de Corea separó a centenares de miles de familias.

A pesar de su avanzada edad, muchos aún aspiran a participar en estos encuentros y los que no se ven con fuerzas o su salud se lo impide graban vídeos para sus parientes del norte, con la esperanza de que algún día el régimen de Pyongyang acepte un intercambi­o de vídeos.

La reunión es fruto de un acuerdo entre las dos Coreas para mejorar sus relaciones

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60 años después
HANDOUT / REUTERS Separados por la guerra. La surcoreana Lee Sun Gyu, de 85 años, ríe al volver a ver a su marido, Oh Se In (83), 60 años después
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