Catalunya sin rumbo
Resulta difícil comprender la situación a la que hemos llegado en Catalunya. Teníamos un partido de centro al que votaba la mayoría de los catalanes, ganaba las elecciones, gobernaba para todos y conseguía hacer de nosotros un pueblo próspero y estable. Además, sus dirigentes luchaban, mediante la negociación, por un justo reparto entre lo que Catalunya aportaba y lo que recibía del Estado.
Pero las cosas cambiaron y pasó a dirigir el partido un hombre que, a pesar de no ser independentista y de que su pensamiento era de centroderecha, dio un giro en sus planteamientos pretendiendo, sin conseguirlo, verse respaldado y reforzado en las urnas. En cada consulta perdía más escaños y, obstinado él, se vio obligado a pactar con quien más le dolía.
Dividió la sociedad, gobernó con un único objetivo, la inde-
pendencia, y se creyó el salvador de la patria.
Después, se juntó con otros para ir a unas plebiscitarias que perdió y justificó con escaños. Ahora intenta seducir al partido antisistema para conformar una mayoría absoluta y seguir en el poder.
Esta es la reciente historia de nuestra Catalunya: del seny de los catalanes al antisistema de sus dirigentes. Triste final. Y con esos mimbres, ¿nos conviene la independencia?
JOSEP PAGÈS MARTÍ
Barcelona