La Vanguardia (1ª edición)

¿Por qué no actúan los empresario­s?

Diversos estudios concluyen que la entrada de la mujer en los órganos directivos aumenta la productivi­dad de la empresa

- CELESTE LÓPEZ Madrid

La excomisari­a europea Viviane Reding lo explicaba muy bien: nunca estuvo de acuerdo con establecer cuotas de sexos en los órganos de decisión de las empresas, nunca, pero cuando empezó a estudiar de manera detallada el tema de la desigualda­d de género, cuando comprobó el nivel formativo de las mujeres europeas, cuando vio cómo esa circunstan­cia no tenía su reflejo en las mesas de los consejos de administra­ción y, sobre todo, cuando hasta sus manos llegaron los múltiples estudios que aseguran que la incorporac­ión femenina en las estructura­s de poder de las empresas aumentaba la productivi­dad, la luxemburgu­esa cambió de opinión. E intentó, sin éxito, establecer un sistema de cuotas de género a escala europea.

No es de extrañar el cambio sufrido por Viviane Reding ante la constataci­ón de los beneficios de incorporar en las cúpulas empresaria­les a las mujeres, además de lo injusto por no hacerlo. No lo es, sin embargo, el histórico bloqueo de los empresario­s a esa decisión que impide cualquier avance en igualdad. ¿Por qué? No hay una explicació­n razonable ni racional, aunque algunos hablan del mantenimie­nto de una manera de hacer y dirigir negocios más propia del siglo XIX que del XXI (en lo que a este tema se refiere).

Porque cualquier empresario con miras tomaría buena nota no ya de los informes de los economista­s de las universida­des, sino de las grandes institucio­nes. Un ejemplo: durante 20082012, la proporción de mujeres al frente de las 500 empresas de la lista de agencia de calificaci­ón Standard&Poor se mantuvo en el 4%. Y eso pese a que el Banco Mundial en sus últimos informes ha puesto de manifiesto que los países que apuestan por eliminar las barreras de género obtienen a cambio, como recompensa, más crecimient­o económico, desarrollo y productivi­dad. Sus expertos calculan que si las mujeres pudieran acceder a los mismos puestos y tener las mismas posibilida­des, se obtendrían ganancias de productivi­dad de entre el 3% y 20% según el país. En la misma línea, el banco de inversión Goldman Sachs ha estimado que en la Eurozona este porcentaje estaría en el 13%.

Los expertos del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) insisten en que hay amplias evidencias de que, cuando las mujeres pueden desarrolla­r plenamente su potencial en el mercado de trabajo, los beneficios macroeconó­micos son significat­ivos. “Se ha estimado que en determinad­as regiones las pérdidas de PIB per cápita atribuible­s a disparidad­es de género en el mercado laboral llegan hasta el 27%” y que, “elevando la tasa de participac­ión femenina en la fuerza laboral a los niveles de

El Banco Mundial dice que los consejos de dirección mixtos hacen subir hasta un 30% la productivi­dad

participac­ión masculina específico­s del país, el PIB se elevaría, por ejemplo, un 5% en Estados Unidos, un 9% en Japón, el 12% en los Emiratos Árabes Unidos y un 34% en Egipto”.

¿Por qué la presencia de mujeres en los órganos de poder de una empresa mejora sus cuentas? No hay una causa definida con rotundidad, pero sí se ha constatado que con equipos mixtos se integra la visión de los dos sexos enriquecie­ndo la estrategia comercial y permitiend­o identifica­r y aprovechar más las oportunida­des, señala el informe La mujer directiva en España, elaborado por PWC, en el que se recuerda que las mujeres representa­n aproximada­mente el 80% de las decisiones de compra de productos de consumo y cada vez más suponen el 50% en las decisiones de compra de vehículos, inmuebles, financiera­s, productos de tecnología y compras por internet.

Entonces, ¿por qué no actúan los empresario­s?

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