La OCDE alerta de que los países retrasan peligrosamente la reducción de gases
Los países ricos y las economías emergentes están haciendo progresos para combatir el cambio climático; pero la senda que sigue la reducción de emisiones de gases se queda corta en relación con las metas acordadas para mitigar el calentamiento. Así lo indica el informe Mitigación del cambio Climático: políticas y progresos de la OCDE, que examina a 44 países.
Las emisiones mundiales deben reducirse entre un 40% y un 70% para el 2050 respecto a 1990 y acercarse a valores cero para el 2100 a fin de que las temperaturas del planeta no rebasen los dos grados de aumento. Pero con las actuales tendencias, hay una alta probabilidad de que aumente el “riesgo de severos e irreversibles impactos sobre los ecosistemas”, alerta el informe. La UE, EE.UU. o China están demorando la acción, de forma que las principales tasas para recortar emisiones las posponen a fechas posteriores al 2020. “Los gobiernos necesitan acelerar significativamente sus esfuerzos y reforzar sus políticas sobre cambio climático”, dice la OCDE. Para cumplir sus metas, EE.UU. debería cortar las emisiones a partir del 2020 entre un 2,3% y un 2,8% al año (mientras que en el periodo 2005-2012 sólo las re- dujo un 1,6% al año). Y la UE debería bajarlas un 2,8% al año a partir del 2020 (mientras que entre el 2005 y el 2012 sólo las contuvo un 1,8% anual).
En conjunto, las emisiones mundiales han aumentado (aunque decrecieron en relación con el PIB). El pico se dio en el 2007, pero están muy por encima de las de año 2012. “Muchos países continúan prestando apoyo al consumo y la producción de combustibles fósiles” con subsidios, pese a que son las principales causantes del calentamiento.
La mejora de la eficiencia energética y el uso de las fuentes renovables se han visto contrarrestados con los subsidios a la energía fósil, el aumento de las emisiones del transporte y la vuelta al carbón en algunos países, donde es la principal fuente de electricidad (China, India, Polonia o Sudáfrica). Además, las tasas insuficientes para penalizar la energía fósil, las carencias del mercado de compraventa de derechos de emisión y la retirada de ayudas a las renovables en otros países son otras claves del panorama descrito. Y aunque se cumplieran las promesas anunciadas ante la cumbre de París, el presupuesto o límite mundial de carbono pendiente de ser arrojado a la atmósfera (para prevenir la subida de 2º) quedaría agotado en el 2040, si no se adopten medidas más ambiciosas.